martes, 31 de agosto de 2021

Lecturas recomendadas en agosto

Una vida de pueblo

Louise Glück
Una vida de pueblo
Traducción de Adalber Salas Hernández
Pre-Textos, 2020 


El trabajo duro ("Trabaja dodo el día en el molino del primo / así que al llegar a casa, en la noche, siempre se sienta junto a la ventana, / observa ese momento del día, el crepúsculo. / Debería haber más tiempo así para sentarse y soñar"), el paisaje rural ("El sol se alza sobre la montaña. / A veces hay neblina, / pero el sol siempre está detrás/ y la neblina no le iguala"), la emigración a la ciudad y la derrota del regreso ("Cuando vuelven, están peor. / Creen que fallaron en la ciudad, / no porque la ciudad no cumpliera sus promesas"), los primeros amores ("Caminan en el atardecer del verano, / sin tomarse las manos, pero aún diciéndole todo al otro"), el hartazgo de las mujeres ("Porque la madre está mortalmente harta de su vida / y necesita silencio"), la soledad de la médica foránea ("Estaba loca por haber venido aquí, / un lugar donde no conoce a nadie"), el invierno que adormece el campo ("Lo que vive, vive bajo tierra. / Lo que muere, muere sin luchar"), la fiesta ("Lo era todo para los jóvenes. / Aquí se modelaba tu vida: lo que terminaba bajo las estrellas / empezaba en las luces de la plaza")...

Una mirada a la vida de pueblo en la que no encontramos romanticismo ni bucolismo. Y sin embargo:

"Dejarás el pueblo en que naciste / y te harás muy rico, muy poderoso en otro país, / pero siempre lamentarás algo que dejaste atrás, aunque no puedas decir lo que era, / y eventualmente regresarás a buscarlo".

La naturaleza de la bestia

Louise Penny
La naturaleza de la bestia
Traducción de Patricia Antón de Vez
Salamandra (Penguin Random House), 2021

"¿O se habían limitado a cerrar las puertas e intentar volver a sus vidas; y por las noches, en la penumbra, le pedían a Dios -a un Dios que, confiaban, sería lo bastante poderoso para concedérsela- la gracia del olvido? ¿Rogaban, como él, por un sueño sin pesadillas? ¿Le rogaban a Dios que atrasara los relojes hasta un instante en el que aún no supieran nada de todo aquello?".


Undécima entrega en español de la excelente serie protagonizada por Armand Gamache, el (ahora y desde hace unas cuantas novelas) antiguo jefe de homicidios de la policía de Quebec, serie que ya he comentado aquí y aquí.

La historia se inicia con la desaparición de un niño de nueve años, vecino del idílico pueblo de Three Pines, que se verá sacudido hasta los cimientos cuando la investigación desentierre (literalmente) un pasado oscuro ligado a la guerra de Vietnam, el terrorismo internacional y el tráfico de armas, pero también a un asesino en serie condenado y encarcelado, autor de una obra de teatro que algunas vecinas y vecinos de Three Miles están ensayando con la intención de representarla en el pueblo.

Me ha parecido la historia más compleja de todas las que he leído, con subtramas entrelazadas que obligan a una lectura reposada y repensada. Tal vez sea la trama que menos me ha enganchado. Pero Penny, excelente creadora de personajes, de relaciones y de ambientes, consigue que la historia se sostenga y funcione, haciéndome sentir como un habitante más de Three Miles, de nuevo un protagonista esencial del libro:

"A Jean-Guy aquello le recordaba a Three Pines, a los viajeros que llegaban alpueblo de forma inesperada: se sentaban en el bistrot, donde habían entrado sólo para ir al lavabo y comer algo, tomaban café au lait y pain au chocolat y consultaban sus mapas. No alzaban la vista para mirar a su alrededor ni una sola vez.
Y luego se marchaban, se bajaban de la balsa salvavidas para zambullirse de nuevo en el mar y alejarse nadando en busca de un empleo, de una persona, de una casa grande que los salvara.
Pero, de tanto en tanto, alguno sí alzaba la vista, miraba a su alrededor y veía que ya había llegado, que había alcanzado la orilla.
Jean-Guy, sentado en el bistrot, en el banco o en el porche de casa de los Gamache con Annie, había visto esa expresión en rostros recién llegados.
En algunos de ellos.
No eran muchos, pero su expresión era inconfundible e inolvidable cuando aquella revelación se producía. No era de alegría ni de felicidad, todavía no.
Era de alivio.
Y lo reconocía porque él mismo había llegado llevado por la corriente a aquella orilla, a ese pueblo.
Abrió los ojos y se sentó muy tieso".

Así pues, abre los ojos, siéntate muy tiesa (o como acostumbres a sentarte para leer) y disfruta de este libro.

La red de protección

Andrea Camilleri
La red de protección
Traducción de Carlos Mayor
Salamandra (Penguin Random House), 2021 

"Dos casos, pensó el comisario mientras se dirigía al coche. Y los dos habían tenido, en mayor o menor medida, el mismo móvil: la protección. Y en los dos sería como si él no hubiese demostrado ningún interés".


Dos años después del fallecimiento de Camilleri, el 17 de julio de 2019, seguimos disfrutando con las historias de su personaje más (re)conocido, el comisario Salvo Montalbano. En esta ocasión el comisario y sus colaboradores se enfrentarán a dos casos sin ninguna relación entre sí, pero vinculados por el mismo móvil: el afán de proteger a personas queridas.  

El primer caso surge del visionado de unas viejas filmaciones domésticas, que desvelarán un terrible drama familiar. El segundo se desencadena tras la irrupción de un par de matones armados en el instituto de Vigàta. ¿Se trata de una acción mafiosa, de una amenaza terrorista? La investigación dirigida por Montalbano le llevará a introducirse en un mundo de acoso escolar a través de las redes sociales. La resolución de ambos casos enfrentará al comisario a una profunda tensión ética que pondrá en juego sus convicciones y su profesionalidad: ¿Qué hacer con los hechos descubiertos en ambos casos?

"De joven, en el sesenta y ocho, también él había gritado que la verdad era revolucionaria, que siempre había que decir la verdad.
No, no, hacía tiempo que sabía que la verdad, en determinadas ocasiones, era mejor mantenerla bien guardada, en la oscuridad más profunda, sin la luz siquiera de una cerilla"
 
Todo ello en el escenario (nunca mejor dicho) de la ya familiar ciudad de Vigàta transformada en plató cinematográfico (evocación de la mítica Cinecittà), por la filmación de una serie de televisión italo-sueca ambientada en los años cincuenta, lo que dará lugar a algunos de los momentos más divertidos de la novela.
 
Conmueve leer la nota final del autor, en la que podemos leer: "Este libro, redactado en 2015, ha sido el primero que no he escrito, sino dictado". Y es que en sus últimos años de vida el glaucoma privó a Camilleri de la visión, sin que ello mermara su lucidez.

domingo, 29 de agosto de 2021

El río

Rick Bass
El río
Traducción de Esther Cruz Santaella
Volcano, 2019
 
"Continuó bañándose en el río de noche, con la piel oscurecida si no había luna. Cuando se ponía de espaldas y dejaba que el agua fría la llevase río abajo, trocitos de musgo y pececillos le rozaban las piernas. Los pechos, los hombros, todo se volvía brillante, luminoso, si la luna no aparecía. A la deriva en una corriente rápida, miraba las estrellas, la luna, y solo entonces recordaba que quizá hubiese llegado demasiado lejos. Arrancada de su trance, nadaba con trabajo contracorriente, moviéndose como un pez de vuelta al lugar del que había partido, y limpia".


En diciembre de 2018 leí su libro Invierno (Errata naturae, 2018; traducción de Silvia Moreno Parrado), en el que Rick Bass narra su experiencia invernal en el valle del Yaak, en la frontera entre Montana y Canadá. Me encantó. Como me ha encantado este otro libro, compuesto por tres relatos vinculados por los mismos paisajes naturales de Montana y Michigan, por el agua y el río y por el protagonismo de las mujeres.

En el primero de ellos se cruzan las vidas de Leena, una joven recién llegada al remoto valle del Grass con la única compañía de su perro Sam y aficionada a bañarse en las heladas aguas del río cada noche, y las del reverendo Mahatma Joe, que acabó con los días nudistas con los que el valle celebraba el final del invierno ("nadie se ponía nada de ropa nunca, ni siquiera para ir a comprar, ni para pasarse por la taberna"), y su "esposa y criada" inuit, Lily. Los baños de Leena, la obsesiva creación de un huerto por parte del pastor y el vertiginoso patinar sobre el río helado de Lily conforman un asombroso escenario de realismo mágico.

En el segundo relato Lory ("tenía treinta y cuatro años, era profesora y guapa: una mujer menuda de pelo negro, con una risa rápida y sonora, no muy distinta al arrebato de un somormujo") y A.C., un portentoso gigantón de fuerza descomunal ("De nuevo, el hombre iba sin ropa y llevaba una de las vacas cargada a la espalda. Iba corriendo con ella a cuestas por la hierba alta, saltando a veces, haciendo jetés y piruetas extrañas pero muy sentidas, con la vaca combada sobre sus anchos hombros. Tenía unas piernas gruesas que se meneaban con la carrera; y parecía feliz, feliz como nadie que hubieran visto antes") viven una preciosa historia de amor en la que el río juega un papel esencial.

En el tercer relato, que da título al libro, cuatro amigos salen una noche a pescar salmones, aunque la pesca no es más que una disculpa para que Bass nos regale unos personajes potentísimos enfrentados a complejas situaciones personales.

Su lectura me ha traído recuerdos de aquella maravillosa serie titulada Doctor en Alaska, o de la fascinante Big Fish. Un descubrimiento.