miércoles, 31 de julio de 2024

En busca de mi elegía

Ursula K. Le Guin
En busca de mi elegía. Poesía 1960-2010
Traducción de Andrés Catalán
Nórdica Libros, 2023

"Llevar la luz
no es un asunto fácil.
Ofrecer flores
es un trabajo de generaciones".


La poesía de Ursula K. Le Guin es tan luminosa como sus novelas o sus ensayos. En este libro encontramos 147 poemas seleccionados de entre su amplísima obra poética.

Son poemas que abarcan cinco décadas, en los que se canta a la naturaleza ("La siguiente lluvia se agazapa / en el yugo de las montañas, / un puma gris oscuro / con una cola de niebla / que azota los silenciosos / árboles del bosque"), hay homenajes a Lorca y a Gabriela Mistral, poemas en los que se recuerda a un cooperante asesinado por la Contra en Nicaragua, poemas contra las guerras en general y contra la guerra entre Israel y Palestina en particular, con ese poderosísimo grito que es "La maldición de la profetisa":

"Que a las bocas que escupen misiles las detenga la tierra.
Que los que dan su vida para destruir otras vidas
no sean llamados héroes sino asesinos, la desgracia de su pueblo.
Que llegue el día, que llegue ya,
en que la palabra guerrero sea una palabra absurda 
y la palabra victoria signifique algo vano.
Que llegue el día, que llegue ya,
en que el vino de la creencia intolerante se vierta sobre la arena
para que todos beban de la fuente que comparten con su vecino".

Poemas con una clara perspectiva feminista, como en el titulado "Las ménades" (aquí una versión distinta a la publicada por Nórdica) y profundamente espiritual:

"No he dicho en todo el día
una palabra en voz alta.
Los sonidos callan.
Silencio, soledad,
paz".

Poesía transparente, sosegada, para degustar a sorbos lentos, para dejarse acompañar, y decir, y abrazar.

"Al irnos acercando a la frontera
le susurran a veces a mi alma:
Tanto tiempo alejados del orden,
ay, ¿cuándo seremos un todo?".

La casa de la noche

Jo Nesbø
La casa de la noche
Traducción de Lotte Ketrine Tollefsen
Reservoir Books / Penguin Random House, 2014 

"Porque no íbamos a salir de esta. No podía salir bien. Estuve a punto de reírme. Por muy improbable que pareciera, tenía que intentarlo. En fin, ¿qué otra cosa podía hacer?
Y entonces, al igual que cuando empieza el pase de la película en el cine, la capa de nubes se hizo a un lado y surgió la luz.
-¡Oh! -susurró Vanessa.
Víctor no dijo nada, tenía la boca más abierta de lo habitual. 
Porque allí, bañada en la claridad de la luna, estaba la casa.
Cuernos demoníacos en el tejado, un roble atravesando el techo, ventanas negras, ciegas, que reflejaban la luz de la luna.
La Casa de la Noche.
Me acerqué a la puerta de la verja con las iniciales AB. Le di una patada con la suela de la deportiva y, como la última ved, se abrió con un gemido.
-Venid -dije".


Profundamente original en las novelas protagonizadas por Harry Hole (a pesar de ser, en principio, un personaje tan prototípico de la novela negra: policía, varón, alcohólico, atormentado...), en esta ocasión Nesbø firma una historia muy del estilo de las de Stephen King o de Neil Gaiman: adolescentes con los problemas característicos de la edad, una pequeña localidad rural, acontecimientos pasados que siguen marcando el presente, una monstruosa entidad que amenaza a las y los protagonistas, una casa abandonada... 

La historia comienza cuando Tom, uno de los "parias de la clase", desaparece sin dejar rastro. Richard ha sido testigo de lo ocurrido pero se trata de algo tan aterradoramente increíble que nadie le toma en serio. No será la última desaparición...

"En Ballantyne nunca desaparece nadie, Richard. Es la segunda desaparición en pocos días y en ambos casos tú eres la última persona con la que estuvieron. Lo cual es todavía más raro porque todo el mundo sabe que, en realidad, no tienes amigos".

Una buena lectura para este verano. Aunque, como digo, tiene ecos stephenkingnianos, también ofrece algún sorprendente giro de guion que dota a la historia de personalidad propia. No es lo mejor de Nesbø, pero está bien.

domingo, 28 de julio de 2024

Zubero y Bikirrio/Beraskola

Es la leche: 63 años siendo Zubero, 50 andando por la montaña, y hoy es la primera vez que subo a este monte. De hecho, hasta hace tres días ni sabía que existía un monte llamado "Zubero". Y eso que al Beraskola ya había subido un par de veces.

A eso de las 9:00 he salido de la Plaza de Molinar, en Gordexola, he cruzado por un puente el río Herrerías y me he dirigido hacia el caserío de Beraskola. El camino no es bonito, todo pista entre pinos y algún roble, con tramos muy empinados, pero hoy me ha servido para sudar la camiseta. Entre la niebla, tronando a ratos, a las 10:25 he pasado por el Zubero (qué mal suena 😅) y a las 10:55 he llegado al Beraskola/Bikirrio, justo cuando el sol empezaba a romper la niebla y a dejarse notar. Para las 12:00 estaba abajo.




 Caserío de Beraskola. Intrigante esa especie de altar...





Mira tú, el Zubero...




Zubero (566 m).



Bikirrio/Beraskola (671 m).

Lecciones patrióticas o, como diría Billig, nacionalismo banal.





Volviendo al caserío Beraskola me recibe la fauna local.





Ese altar...

Gordexola tiene glamour, no hay duda.