sábado, 4 de abril de 2009

Tipos de conversador

Esta mañana he pasado con mi hija por la librería Cámara [http://www.libreriacamara.com/pub/cam/asp/cam_pub__bus.asp] [http://www.facebook.com/people/Libreria-Camara/1333770724] y no he podido resistirme a comprar, junto a un par de libros de Geronimo Stilton, el último trabajo de Jorge Wagensberg titulado Yo, lo superfluo y el error (Editorial Tusquets, colección Metatemas, abril 2009). Wagensberg, profesor de Física en la Universidad de Barcelona, es una persona que transita con pasmosa facilidad entre los espacios de las ciencias duras y los de la reflexión filosófica, política o artística. De hecho, este último libro nace, como él mismo señala en el prólogo, de la "voluntad de habitar la frontera entre ciencia y literatura".
De un libro anterior de Wagensberg (Si la naturaleza es la respuesta, ¿cuál era la pregunta?, Tusquets, 2002, pp. 105-106) reproduzco esta sugerente tipología de conversadores:

El conversador prepotente tiende a usar su turno para decir "¿Y?" (con un leve golpe de hombro y mirada desenfocada.
El conversador ironicoentusiasta tiende a usar su turno para decir "¿Ah sí?" (con un gesto similar a un estornudo y ojos muy abiertos).
El conversador escéptico tiende a usar su turno para decir "No creas, no creas..." (con solemne balanceo de la cabeza y ojos semicerrados).
El conversador incomprendido tiende a retener su turno con historias demasiado largas (con habilidad para superar cualquier intento de interrupción).
El conversador pelmazo tiende a iniciar su turno con "Mira, yo siempre he sido una persona que..." (como si soplara la sopa caliente y sin mirar a los ojos).
El conversador crítico tiende a iniciar su turno con un "Si, pero..." (con una supuesta sonrisa y ladeando la cabeza).
El conversador resabiado tiende a usar su turno con un "estas cosas siempre han sido así..." (mira a su interlocutor con sorpresa, como si éste se acabara de caer de un árbol).
El conversador eco tiende a repetir las últimas cinco palabras de su interlocutor cambiando la afirmación por pregunta, y viceversa (para ganar tiempo).
El conversador ausente tiende a usar su turno para preguntar "¿En qué sentido?" (a veces tarda mucho en ser descubierto).
Que Uds. lo conversen bien.

¿Basagoiti o la Moncloa?

Leído ahora mismo en EL CORREO DIGITAL:

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, ha lamentado hoy que el PP sea el "único ganador" del acuerdo que ha alcanzado con el PSE-EE y ha reprochado que el presidente de los "populares", Antonio Basagoiti, pueda llegar a convertirse en "el lehendakari en la sombra".
En un encuentro con las juventudes del PNV celebrado hoy en Dima, Urkullu ha manifestado el acuerdo entre PSE-EE y PP, al que se ha referido como el "pacto "ZPR" -en referencia a las siglas de los máximos representantes de estas formaciones-, es "un pacto de Estado entre Rajoy y Zapatero" para que "sea la Moncloa quien dirija Ajuria Enea"
.

Es todo muy raro. Finalmente, ¿quién va a gobernar Euskadi según el nacionalismo vasco? ¿Basagoiti o la Moncloa, Rajoy o Zapatero, Génova o Ferraz, el PP o el PSOE? A los de EGI seguramente no les importa, no ven contradicción ya que todo es lo mismo: ¡VA A GOBERNARNOS UN ESPAÑOL! Es una forma como cualquier otra de despejar las contradicciones: aplastarlas con el tacón de la bota.
Pero, ¿de verdad no hay nadie ahí que piense que se trata de un discurso desesperadamente pobre?

jueves, 2 de abril de 2009

Otra forma de verlo

La noticia de que Arantza Quiroga va a ser la próxima presidenta del Parlamento vasco ha sido objeto de multiples críticas: que si sus simpatías por el Opus Dei, que si sus opiniones sobre el presevativo, que si su desconocimiento del euskera... Es una forma de verlo. Hay otras.
En el Parlamento vasco ya ha habido antes algún parlamentario que era cercano, incluso muy cercano, a la obra de Balaguer; y a nadie le ha importado.
Con su edad y sus cuatro hijos no hacía falta que dijera lo que dijo sobre el uso del preservativo. Pero lo dijo, y casi se agradece su candidez o su libertad de opinión. También ha dicho: "Que cada cual haga con su vida lo que le parezca oportuno. A mí no me gustan las imposiciones". A esto se le llama laicidad. Siendo así, no me la imagino manifestándose tras determinadas pancartas.
En cuando a lo del euskera. Según parece, por su origen familiar, Quiroga es euskaldun pasiva: entiende suficientemente el euskera pero no lo habla. Ahora se ha comprometido a esforzarse por aprenderlo "por respeto al resto de compañeros". Asumiendo el bilingüismo con cívica normalidad; reconociendo la importancia de que las instituciones vascas acojan y expresen este bilingüismo. ¿No es esta una buena noticia?

miércoles, 1 de abril de 2009

Huelga particular

Hablan de "huelga general" pero en realidad se trata de una huelga particular. Porque es muy particular el momento político en el que se convoca. Porque es muy particular la motivación que la sustenta. Y sobre todo, porque se convoca ignorando expresamente a dos importantes centrales sindicales, Comisiones Obreras y UGT, y a las y los trabajadores que se sienten representados por ellas. Quienes llaman a la huelga son unos particulares. Son muchos, vale; son mayoría, de acuerdo. Pero no representan a la generalidad de los trabajadores vascos y navarros. Pretenden hacer una huelga general contando con sólo una parte. Qué huelga más particular...

martes, 31 de marzo de 2009

Lo contrario de la muerte


El napolitano Roberto Saviano saltó a la fama en 2006 con su libro Gomorra, en el que desvela con cinematográfica precisión las actividades de la Camorra. Ahora podemos leer su segundo libro, Lo contrario de la muerte, que recoge dos relatos de honda belleza. Toda la abyección que se describía con explícita recreación en Gomorra se convierte aquí en conmovedora sugerencia.


"Pronunciar la palabra amor resulta embarazoso. La lengua se detiene, como cansada de hacer un camino conocido, que se ha recorrido demasiadas veces y que ahora ya no quiere recorrerse de nuevo. Como un sonido demasiado conocido. como las cantinelas que se pronuncian sin reparar en su significado. O como las plegarias que a menudo poseen un carácter sagrado que pierde todo contenido y se convierte en mero ritual.

Hay un momento, no obstante, en el que una palabra ensalivada por demasiadas bocas, manipulada y deformada por demasiados manos incautas, se vuelve inmaculada. Y no se sabe bien por qué motivo, no se podría recorrer el camino a la inversa para hacerlo de nuevo. Sucede, y basta".


Roberto Saviano ya me había conmovido hace un mes con un hermoso artículo dedicado al padre de Eluana Englaro [http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Pidan/perdon/Beppino/Englaro/elpepusoc/20090211elpepisoc_4/Tes].

Ahora ha vuelto a hacerlo con este relato.

Ni aire

"Al enemigo ni agua, y si pide, polvorones". Expresión popular de la confrontación más absoluta.
El líder del PNV en Araba, Iñaki Gerenabarrena, advierte ahora al futuro Gobierno de Patxi López que no espere "ni aire" de los nacionalistas.
Ellos sí, ellos han recibido aire, oxígeno y hasta respiración asistida de parte de los socialistas: para aprobar los presupuestos y más de una ley en el Parlamento Vasco; para poder conformar grupo parlamentario en el Senado a pesar de contar con tan sólo cuatro escaños.
Airado, Eolo Gerenabarrena no sabe que el aire, como el espíritu, sopla donde quiere. Ya se irá dando cuenta.

lunes, 30 de marzo de 2009

De lo propio a lo apropiado

Como señala Kymlicka, cualquier aproximación al nacionalismo que se centre exclusivamente en la dinámica de las minorías nacionales “será incapaz de explicar un fenómeno que se encuentra con idéntica frecuencia entre las mayorías nacionales”. Pues, como él dice: “Si la demografía fuera inversa, y los anglófonos de los Estados Unidos se vieran superados en número por los francófonos o los hispanos, entonces también ellos se movilizarían para obtener reconocimiento oficial y apoyo para su lengua y su cultura. La única diferencia es que los anglófonos de Norteamérica puedan dar por supuesta la identidad nacional”.
Los distintos lenguajes del soberanismo en Cataluña, en Euskadi o en España (sí, también hay un soberanismo español) coinciden en lo fundamental: es mejor que gobiernen los nuestros, lo que en realidad quiere decir “es mejor que gobernemos nosotros”. Y así, por la puerta de atrás, liberalismo, utilitarismo y universalismo se ven reducidos al terreno de la afirmación nacional más ortodoxa, definiendo un “nosotros” necesariamente más estrecho, más autorreferencial que el que antes había.
Este es, en realidad, el basamento de todo Estado-nación y la principal debilidad del discurso sobre el patriotismo: su necesaria vinculación con un demos que sólo ha podido constituirse y sostenerse en la medida en que ha nacido como etnos, como comunidad particular y diferenciada, como nosotros frente a otros. La patria, entendida como el lugar de la libertad y de los derechos, no está al principio sino al final del proceso de construcción nacional. Se debe ser nacionalista mientras se constituye el Estado-nación; luego ya se puede ser patriota. Por eso, cuestionar el proyecto soberanista del nacionalismo vasco enarbolando la enseña de la unidad nacional de España o apelando a la Europa de los Estados es, sencillamente, quedarse sin argumentos.
Por el contrario, deberíamos esforzarnos en trazar fronteras (pues estamos obligados a actuar en referencia a coordenadas espacio-temporales) basadas no el la clave de lo propio, sino de lo apropiado: ¿cómo construir espacios donde sea posible la máxima eficacia, la máxima justicia, la máxima democracia y la máxima solidaridad?
Espacios donde sea posible, la máxima participación ciudadana, la máxima corresponsabilidad en los asuntos comunes, la máxima implicación de cada persona. Espacios donde ninguna riqueza humana se pierda; espacios, por tanto, también culturales. Espacios en los que podamos participar en la toma de decisiones, donde los procesos políticos, económicos, tecnológicos, no parezcan incontrolados, sino que en todo momento podamos distinguir sus responsabilidades, evaluar sus consecuencias y reprogramar su dirección y ritmo. Espacios, en definitiva, donde sea realidad ese principio de que lo que pueda hacerse en un nivel (geográfico, de decisión) no se haga en un nivel superior, recordando siempre, eso sí, que el criterio de fijación de tales niveles no es la eficacia económica, sino la solidaridad.
Cuáles deban ser esos espacios -comarcas, regiones, comunidades autónomas, nacionalidades históricas o cualquier otra clase de agrupación humana- no creo que pueda definirse de antemano. Además, siempre se tratará de espacios interrelacionados, comunicados, pues habrá solidaridades, participaciones y eficacias posibles en determinados espacios, pero donde otras, sean imposibles.