sábado, 3 de octubre de 2020

Canto yo y la montaña baila

Irene Solà
Canto yo y la montaña baila
Traducción de Concha Cardeñoso Sáenz de Miera
Anagrama, 2019

"Canto a la ladera, a la cumbre, al prado,
a las ortigas, al rosal silvestre, a la zarza.
Canto como si plantara.
como si hiciera una mesa,
como si alzara una casa,
como si trepara a una loma,
como si comiera una nuez,
como si encendiera una brasa.
Como Dios creando animales y plantas.
Canto yo y la montaña baila".

 

Una novela delicada, hermosísima, fascinante, cuya lectura me ha recordado -a pesar de la abismal distancia generacional que separa a Irene Solà (Malla, 1990) de Wenceslao Fernández Flórez (La Coruña, 1885)- la maravillosa El bosque animado. Si aquí el protagonismo era de la fraga de Cecebre, Geraldo y Hermelinda, la bruja Moucha, Fiz de Cotovelo y la Santa Compaña, Furacroyos el topo o Abrenoite el murciélago, en la novela de Irene Solà son protagonistas el Pirineo catalán, Domènec y Sió, el corzo, el oso o la perra Lluna, Jaume, el hijo de los gigantes, y las mujeres de agua, las goges, nuestras ninfas y lamiak, que hacen llover y provocan el rayo que fulmina al desdichado Doménec.

Dotada de una asombrosa capacidad narrativa, la autora nos sumerge en un mundo a la vez plenamente terrenal (hay barro y sangre, miedo, caca, abejorros, sudor...) y profundamente mágico y nos zarandea de una vida a otra, de una muerte a otra, de una familia a otra, de una época a otra, en una sucesión de historias aparentemente inconexas que funcionan como líneas de fuga que acaban por converger, como la microrriza que vincula esas setas (trompetas de los muertos, Craterellus cornucopioides) que en la primera parte del libro parecen convertirse en el coro que enuncia las intenciones de la autora:

"Y recordamos el bosque. Nuestro bosque. Y recordamos la luz. Nuestra luz. Y recordamos los árboles. Nuestros, cada uno. Y recordamos el aire, y las hojas y las hormigas. Porque siempre hemos estado aquí y siempre estaremos aquí. Porque no hay principio ni fin. Porque el pie de una es el pie de todas. El sombrero de una es el sombrero de todas. Las esporas de una son las esporas de todas. La historia de una es la historia de todas. Porque el bosque es de las que no se pueden morir. Que no se quieren morir. Que no morirán porque lo saben todo. Porque lo transmiten todo. Todo cuanto hay que saber. Todo cuanto hay que transmitir. Todo cuanto es. Semilla compartida. La eternidad, cosa ligera. Cosa diaria, cosa pequeña".

Una lectura sumamente placentera.

martes, 29 de septiembre de 2020

Involución

Max Brooks
Involución
Traducción de Raúl Sastre
Reservoir Books (Penguin Random House), 2020

"Eso es lo que estamos intentando conseguir con la tecnología verde y, en lo que respecta a la energía solar  y las casas inteligentes, ya lo estamos logrando. [...] al fin podremos tener una Revolución Verde. No habrá más sacrificios ni sentimientos de culpa. Los beneficios que obtengamos y el cuidado del planeta ya no entrarán en conflicto. los estadounidenses podrán tenerlo todo, ¿y qué hay más americano que tenerlo todo?".


Tony Durant es un visionario, uno de esos emprendedores sociales que podría aparecer como ejemplo en libros del tipo de Cambiar el mundo, de S. Darnil y M. Le Roux:

"Estos jóvenes, que cada día son más numerosos, no se reconocen en los modelos del pasado, que se les antojan poco adecuados a su realidad. Al contrario que la generación de 1968, que sigue siendo el punto de referencia en materia de alternativa ideológica, esta generación está aparentemente integrada en la sociedad, tiene estudios superiores y procede de un medio social acomodado. Sus miembros visten y se expresan según códigos idénticos a los de sus vecinos más 'clásicos'. pero su comportamiento tan solo es normal en apariencia. Se resisten a  seguir la trayectoria de sus padres, haciendo carrera dentro de una gran empresa, con buenas casas y grandes coches. Y, sin embargo, trabajan mucho. Son pocos los afiliados a un partido político, pero están metidos hasta el cuello en la emergencia de una nueva visión del mundo. Denuncian la posición del 68 por su ineficacia y no conciben su compromiso si no es como una contribución concreta, eficaz y cuantificable a la sociedad".

Tony Durand quiere cambiar el mundo, está convencido de que nuestra forma de vida nos está matando y está destruyendo el planeta, desde hace medio siglo es evidente que necesitamos una solución sostenible, pero cree que las propuestas del ecologismo han fracasado por el imaginario de renuncia, de pobreza, de atraso ("¿Vamos a volver al pasado? ¿A vivir en cuevas?") con el que se asocian. Tony lo tiene muy claro:

"No puedes pedirle a la gente que renuncie a comodidades personales y tangibles a cambio de una idea etérea. Por eso fracasó el comunismo. Por eso fracasaron todas esas comunas hippies primitivas que pregonaban 'la vuelta a la tierra´. El sufrimiento altruista está bien en las cruzadas breves, pero como modo de vida es insostenible".

Para eso está concebida la comunidad de Greenloop, para tenerlo todo: energía solar, tecnología verde, hogares inteligentes, generadores de biogás, conectividad online, furgonetas de reparto eléctricas, y todo ello en plena naturaleza salvaje... Y financiada por la corporación Cygnus. Para Tony Durand ecobarrios como BedZED o ecovillas como Sieben Linden (sí, los cita en el libro y existen de verdad: esta es una de las características del estilo narrativo de Brooks: su capacidad para dar verosimilitud a sus historias) no son un buen ejemplo: demasiado rigoristas, excesivamente austeras, "no tienen ninguna posibilidad de éxito porque se basan en políticas austericidas".



Pero un día el Monte Rainer, al norte de Greenloop, entra violentamente en erupción y la comunidad queda aislada: sin conexión (¡sin móvil ni Internet!) y con todos los accesos cubiertos por la lava. La erupción ha afectado a la flora de la zona y la fauna está desapareciendo. El invierno se acerca. Y unos aterradores seres de leyenda hacen su aparición, convirtiendo a los seres humanos en sus presas. Solo una anciana vecina de Greenloop, Mostar, escultora y superviviente de los atroces conflictos de los Balcanes, será capaz de sobreponerse y buscar la forma de sobrevivir cuando los fundamentos tecnológicos de la civilización se vienen abajo.  

En una entrevista, Max Brooks decía lo siguiente: “Ese es el error de la ciencia contemporánea. Damos por sentada la comodidad con la que vivimos. Después de la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos la ciencia intentaba hacer un mundo mejor, hoy en día trata de hacer un mundo más cómodo. ¿Cómo es posible que el mayor invento del siglo XXI haya sido poder ver la televisión en un teléfono cuando debería haber sido encontrar una fuente de energía alternativa que acabase con las guerras por el petróleo? No entiendo la figura de Steve Jobs, es terrorífico pensar en ella. De eso va la novela, de nuestra dependencia excesiva de la tecnología y de la gente de ciudad que cree que la naturaleza es inofensiva, que puede contemplarse como se contempla un cuadro”.

Y también: “La cooperación es también uno de los temas centrales de lo que escribo, porque si la humanidad ha llegado a lo más alto es porque todos hemos remado en la misma dirección, y ante cualquier crisis, como la que estamos viviendo ahora mismo, hay que tener eso especialmente claro: que hay que luchar juntos, no unos contra otros, porque el enemigo es la crisis, no el otro”.

¿Tanto rollo para un libro con bigfoots? Es que igual es algo más que eso... 

domingo, 27 de septiembre de 2020

Desde Peñas Negras hasta el Pico La Cruz

Confiando en la previsión meteorológica que, a pesar de lo que ha diluviado esta pasada noche, anunciaba una mañana sin lluvia, he aparcado a las 8:26 h. junto a la Ekoetxea Meatzaldea-Peñas Negras con la intención de llegar hasta el Pico de la Cruz. Desde el centro de interpretación ambiental sale un itinerario denominado "Ruta prehistórica", perfectamente balizado, que no hay más que seguir.

Cartel informativo al inicio de la ruta.

La Ruta prehistórica, la que lleva hasta el Pico de la Cruz, es la marcada con color rosa. Al principio, los diversos itinerarios comparten recorrido.
Nubes oscuras hacia el Abra.
Petronor y La Arena.
Aquí se abandona la pista común para seguir las marcas rosas.
En este punto me salto las marcas y asciendo por la izquierda para subir al Alto de Galdames, también conocido como Alta Galdames o El Cuadro.
Cumbre del Alto de Galdames (715 m.), a las 8:55 h. 
Es grande la tentación de remedar la escena de Arturo con Excalibur.

Hasta el cielo se pone en plan épico...

Collado de Eskatxabel y camino de ascenso hasta el Pico Mayor, el segundo buzón de la mañana.
Tras los pinares de Pico Mayor asoma la cumbre caliza del Pico de la Cruz.
Dolmen de Eskatxabel.
El buzón de Pico Mayor (742 m.) se encuentra sobre un túmulo. Eran las 9:05 h.
Saliendo del pinar pueden verse las cumbres del Ganeran y del Pico de la Cruz. Allá voy...
El cielo sigue en modo épico.
También aquí funciona la Wood Wide Web.
 
 
 
Cumbre del Ganeran (823 m. / 8:45 h.). Desde la cima, el Pico de la Cruz.
 
Ganekogorta, Gallarraga y Eretza, desde el Ganeran.

 El Abra y Bilbao desde el Ganeran.

 

Como tantas otras en el entorno del Gran Bilbao, son estas unas montañas humanizadas, plagadas de recuerdos.

Pico de la Cruz, desde el camino entre Ganeran y Gasterantz

El Gasterantz queda a la izquierda del camino balizado. Al no estar indicado, es fácil pasarlo de largo. Si continuamos por el camino, nada más salir de un bosque de cipreses, hay que dejar el camino hacia la izquierda ya unos metros está el buzón.

  Gasterantz (801 m. /  9:15 h.)

 
Hacia el Pico de la Cruz.

Vistazo hacia el Ganeran desde el Pico de la Cruz (803 m. / 10:05 h.).

Para regresar, vuelta por el camino que lleva al Ganerantz y descenso por el bosque hasta el collado Aranaga o Mustariaga, que separa esta cumbre del Ganeran. En este punto, un desvío hacia la derecha, señalizado con las familiares marcas rosas, nos evita volver a subir al Ganeran y al Pico Mayor y lleva sin pérdida hasta la Ekoetxea por una pista cómoda, aunque monótona.



He finalizado el recorrido a las 11:15 h.