Estos últimos treinta años de irresponsable discurso neoliberal han tenido como principal consecuencia el descrédito de todo lo que se acompañe del adjetivo "público". Nadie mejor que un liberal como Ralf Dahrendorf para entonar un sentido réquiem por lo público:
"El efecto más grave de los valores ligados a la flexibilidad, la eficiencia, la productividad, la competitividad y la rentabilidad es posiblemente la destrucción de los servicios públicos. Es necesario precisar la expresión: estamos hablando de la destrucción del espacio público y a la vez de los valores correspondientes del servir. La filosofía predominante del palo y la zanahoria ha descuidado primero y luego rechazado conscientemente aquellos otros motivos que llevan a la gente a hacer cosas porque están bien o incluso porque tienen conciencia de sus deberes, sentido de la responsabilidad. La introducción de motivos y conceptos seudoeconómicos en el espacio público lo priva de su cualidad esencial. Un servicio sanitario nacional, la educación pública general, un ingreso básico garantizado, cualquiera sea su nombre, se convierten en víctimas de un economicismo preso de locura homicida".
A lo que nos enfrentamos no es a un recorte más o menos radical de prestaciones y derechos, sino a la profundización en una dinámica de acumulación por desposesión que David Harvey ha analizado con agudeza y al que ya nos hemos referido en este blog en otra ocasión.
“Las exigencias de la competencia global combinadas con la desintegración social –advierte Dahrendorf- no son propicias para la constitución de la libertad. La libertad y la confianza van juntas (confianza en uno mismo, confianza en las oportunidades que ofrece el entorno, confianza en la capacidad de la comunidad política en la que uno vive, ciertas reglas básicas para garantizar el imperio de la ley). Cuando esta confianza comienza a desmoronarse, la libertad lleva pronto a situaciones arcaicas, a la guerra de todos contra todos”.
Empleo, educación, universidad, salud... Todo debe dejar de ser derecho para convertirse en mercancía. Este sí que es el segundo cercamiento, y no lo de la ley Sinde.
Para expropiación esto, y no lo de YPF.
Uno se apoya en la mochila. Porque en el momento en que nos quitamos el peso de nuestros hombros no sabemos enderezarnos enseguida; ¡pues resulta que era el peso lo que antes nos daba seguridad y equilibrio! [George Simmel]
viernes, 20 de abril de 2012
miércoles, 18 de abril de 2012
Roble en la nieve
El Museo de Bellas Artes de Bilbao expone desde ayer y hasta el 8 de julio el cuadro de Caspar David Friedrich Roble en la nieve. Esta tarde, sin falta, me acercaré a verlo. Y lo haré en más ocasiones, antes de que regrese a su hogar, en Colonia.
Hay pinturas que poseen una poderosísima capacidad de atracción. No sé la de veces que he visitado El Prado sólo para detenerme unos minutos ante El Jardín de las Delicias de El Bosco.
Sus paisajes, siempre misteriosos y evocadores, me atraen con fuerza. Y así, sueño con pasear por sus bosques o ascender por sus montañas...
Hay pinturas que poseen una poderosísima capacidad de atracción. No sé la de veces que he visitado El Prado sólo para detenerme unos minutos ante El Jardín de las Delicias de El Bosco.
Las obras de Friedrich siempre me han resultado sumamente evocadoras. Románticas, misteriosas, decadentes en ocasiones, nunca he podido mirar las pinturas originales, me he conformado con reproducciones de mayor o menor calidad. Pero su poder de atracción es inmenso.
¿Quién no conoce su famoso Caminante sobre un mar de nubes? ¿Quién, al contemplar este cuadro, no siente que es uno mismo el que se asoma al nebuloso abismo de montaña?
Sus paisajes, siempre misteriosos y evocadores, me atraen con fuerza. Y así, sueño con pasear por sus bosques o ascender por sus montañas...
lunes, 16 de abril de 2012
Memoria y pensamiento en el teatro contemporáneo
Al menos desde que Esquilo escribió Los persas –la pieza de literatura dramática más antigua que conservamos; una ficción sobre un acontecimiento histórico a la vez que un discurso moral sobre los límites del ser humano-, el teatro ha sido un lugar para la memoria y el pensamiento. El teatro ha puesto en espacio, ante la asamblea de espectadores, ideas, controversias y paradojas; también ha contribuido a levantar o derruir imágenes del pasado, o incluso a discutir la naturaleza misma de esas imágenes.
El teatro no puede no interesar a la filosofía. En particular, no puede ser ignorado por una filosofía que tenga la memoria y el olvido entre sus primeros motivos de meditación. Recíprocamente, el teatro es más rico cuando es infectado por las preguntas a que atienden los filósofos y cuando se deja sacudir en sus fundamentos, objetivos y estrategias por la inteligencia crítica. “Memoria y pensamiento en el teatro contemporáneo” aspira, modestamente, a abrir un lugar y un tiempo de encuentro en que filosofía y teatro –probablemente de forma conflictiva, como es propio de dos ámbitos que nacen y viven del conflicto- se conozcan y se interroguen. Que la filosofía desafíe al teatro, que el teatro desafíe a la filosofía, ése es el objetivo último de esta propuesta.Las sesiones del seminario –que se inscribe en la línea de investigación “Justicia: memoria, narración y cultura”- se articulan sobre la revisión de la obra de maestros del siglo XX, el análisis de las últimas tendencias y el diálogo con pensadores y creadores de nuestros días.
La próxima sesión va a ocuparse del terrorismo de ETA, cuyo peso ha sido enorme sobre la vida política y la conversación pública españolas en el último medio siglo y que, en cambio, ha tenido muy escasa presencia en nuestro teatro. En esta hora en que tantas preguntas se abren sobre el pasado y el futuro del País Vasco –en particular, acerca del lugar que en ese futuro han de tener víctimas y victimarios-, cabe preguntarse por las causas de ese silencio -¿indiferencia?, ¿miedo?, ¿incapacidad para encontrar palabras e imágenes?- del teatro. También por el teatro que sobre ese pasado y ese futuro debería hacerse a partir de hoy.
Para reflexionar sobre todo ello contaremos con un dramaturgo en cuya obra sí ha sido fundamental la observación de la sociedad vasca y sus conflictos. Ignacio Amestoy, profesor de Literatura Dramática en la RESAD, de la que ha sido director, además de conocido articulista es autor de piezas teatrales como “Doña Elvira, imagínate Euzkadi”, “Durango, un sueño. 1439”, “Betizu. El Toro Rojo”, “Pasionaria. No Pasarán”, “Gernika, un grito. 1937”, “La Zorra Ilustrada” y "La última cena”. La reflexión sobre lo dicho y lo no dicho por el teatro antes y después del fin de la violencia de ETA no puede desvincularse de otra más general, que interpela a la sociedad en su conjunto. Para hacerla contamos con Imanol Zubero, uno de los fundadores de la Coordinadora Gesto por la Paz, ex senador, profesor de Sociología en la UPV y autor, entre otros trabajos, de "Columnas Vertebradas. Escritos sobre violencia, política y sociedad en el País Vasco". La sesión concluirá con una lectura dramatizada de textos de Ignacio Amestoy.
16 de abril de 2012
16.30 Imanol Zubero: “Euskadi ante el final de la violencia: aún es tiempo de duelo”
18.00 Encuentro con Ignacio Amestoy.
19.00 Lectura dramatizada.
Instituto de Filosofía - Centro de Ciencias Humanas y Sociales - CSICc/ Albasanz 26-28, 2037 Madrid (Metro Suanzes)
domingo, 15 de abril de 2012
Resistencia civil
Interior considerará la resistencia pasiva un atentado a la autoridad - PÚBLICO
No sé si hablamos de lo mismo.
Hay una larga y poderosa tradición de lucha política pacífica a la que debemos algunos de los momentos más decentes de la historia de la Humanidad.
Denominada de distintas maneras -desobediencia civil, noviolencia activa, no colaboración, resistencia noviolenta- esta tradición, profundamente democrática y democratizadora, se ha encarnado en Thoreau y en Gandhi, en Rosa Parks y Luther King, en Lanza del Vasto y en Petra Kelly, en las y los cívicos resistentes de la Primavera de Praga o de la Plaza de Tiananmen...
Ciertamente hay algún autor, como Michael Randle, que limitan la legitimidad de estas formas de lucha a la confrontación con regímenes autoritarios, advirtiendo de la posibilidad de que la desobediencia civil, como modalidad coercitiva de resistencia, pudiera ser una inaceptable amenaza a los gobiernos elegidos democráticamente.
Pero son muchos más los que reclaman para la desobediencia civil el estatuto de herramienta legítima de acción sociopolítica también frente a gobiernos democráticos, contribuyendo a la construcción de una democracia robusta. Como son muchos los juristas que cuestionan la anunciada intención del Gobierno de Rajoy.
Habrá que añadir una nueva estrofa al RESISTIRÉ versionado por El Intermedio: "Resistiré la criminalización de la desobediencia civil".
No sé si hablamos de lo mismo.
Hay una larga y poderosa tradición de lucha política pacífica a la que debemos algunos de los momentos más decentes de la historia de la Humanidad.
Denominada de distintas maneras -desobediencia civil, noviolencia activa, no colaboración, resistencia noviolenta- esta tradición, profundamente democrática y democratizadora, se ha encarnado en Thoreau y en Gandhi, en Rosa Parks y Luther King, en Lanza del Vasto y en Petra Kelly, en las y los cívicos resistentes de la Primavera de Praga o de la Plaza de Tiananmen...
Ciertamente hay algún autor, como Michael Randle, que limitan la legitimidad de estas formas de lucha a la confrontación con regímenes autoritarios, advirtiendo de la posibilidad de que la desobediencia civil, como modalidad coercitiva de resistencia, pudiera ser una inaceptable amenaza a los gobiernos elegidos democráticamente.
Pero son muchos más los que reclaman para la desobediencia civil el estatuto de herramienta legítima de acción sociopolítica también frente a gobiernos democráticos, contribuyendo a la construcción de una democracia robusta. Como son muchos los juristas que cuestionan la anunciada intención del Gobierno de Rajoy.
Habrá que añadir una nueva estrofa al RESISTIRÉ versionado por El Intermedio: "Resistiré la criminalización de la desobediencia civil".
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