sábado, 12 de septiembre de 2009

Gramática de Juan de la Cruz

"Nos decían, a los demás estudiantes y muy especialmente a mí, que el verbo era la parte de la oración que encerraba una acción. Que encerraba una acción. Aquello de encarcelar acciones me parecía una mezquindad, algo entre lo osado y lo bellaco. Me representaba a los verbos como unos desalmados alcaides que infligían a las acciones el más cruel de los encierros. No me gustaban los verbos".

Juan L. de la Cruz, Curso de gramática, Arte Activo Ediciones, Vitoria-Gasteiz, 2009

jueves, 10 de septiembre de 2009

Perder la educación

"La mayoría de los abogados de los siete menores acusados de los disturbios ocurridos el pasado domingo en Pozuelo han recurrido la decisión del juez de Menores, encargado del caso, de que los jóvenes no acudan durante tres meses a fiestas a partir de las 22.00 horas, ya que la consideran desproporcionada" (EL CORREO).

Luis García Montero ha escrito un atinadísimo ensayo titulado Perder la educación, del que extraigo estas líneas:

"Desde los austeros jóvenes krausistas hasta los estudiantes barbudos que conspiraron contra el franquismo en las cafeterías universitarias, ser joven en España tuvo la sobrecarga moral de comprometerse con la dignificación de un país derrotado, que había perdido la educación, y que necesitaba encontrarla para pensar con esperanza en su futuro. En todas las épocas hay de todo: ni en los años sesenta todos los jóvenes eran antifranquistas, ni en los años noventa todos los jóvenes pasaban sus noches de viernes en las plazas del botellón. Pero algunas situaciones se convierten en síntomas de una época, y la irrupción de los botellones en la sacrificada piel de toro venía a representar una mutación antropológica que eximía a la juventud de su sobrecarga [...] No tener sobrecarga de responsabilidad ha provocado de repente un problema de irresponsabilidad".

Excelente diagnóstico de un problema del que los jóvenes de Pozuelo son más consecuencia que causa. Hoy por hoy la causa hay que buscarla más bien en sus progenitores:

"El padre que va al colegio con la impertinencia del consumidor -continua García Montero-, no con la queja del ciudadano, está lejos de pretender colaborar con la educación de su hijo. Sólo intenta imponer de forma rápida una solución adecuada a sus necesidades particulares, para obviar el problema que interrumpe su amoratada comodidad".

Hoy por hoy. Mañana esos mismos jóvenes se habrán convertido en causa de nuevos problemas de irresponsabilidad, cuando quienes ahora recuerdan esa noche como la más divertida del año arropen a sus propios hijos ante cualquier irresponsabilidad.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Políticos idiotas y esclavos

"El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ha reivindicado hoy la "gran política" para evitar la "politiquería" y los políticos idiotas y esclavos, que en nombre de la experiencia intentan impedir la posibilidad de introducir el futuro en las decisiones".

Yo digo claro y alto que suscribo las palabras del ministro de Educación, Ángel Gabilondo, que las hago mías y que me comprometo con ellas. Y con sus consecuencias.
Pues de las mismas se derivan consecuencias. La primera: atreverse a errar. La segunda: dejarse advertir. La tercera: ser capaz de cambiar o de perseverar. La cuarta: asumir la sanción de quienes no acepten tu decisión. La quinta: saber que a pesar de todo el idiota puedes ser tú y que lo que has considerado esclavitud era rigor o prudencia informada. La sexta: así y todo, estar siempre dispuesto a volver a actuar queriendo introducir el futuro en las decisiones políticas.

Para no convertirnos en funcionarios del negociado de sueños dentro de un orden.


Utopía

Se echó al monte la utopía
perseguida por lebreles que se criaron en sus rodillas
y que al no poder seguir su paso, la traicionaron;
y hoy, funcionarios
del negociado de sueños dentro de un orden
son partidarios de capar al cochino para que engorde.
¡Ay! Utopía, cabalgadura que nos vuelve gigantes en miniatura.
¡Ay! ¡Ay, Utopía, dulce como el pan nuestro de cada día!
Quieren prender a la aurora porque llena la cabeza de pajaritos;
embaucadora que encandila a los ilusos y a los benditos;
por hechicera que hace que el ciego vea y el mudo hable;
por subversiva de lo que está mandado, mande quien mande.
¡Ay! Utopía, incorregible que no tiene bastante con lo posible.
¡Ay! ¡Ay, Utopía que levanta huracanes de rebeldía!
Quieren ponerle cadenas.
Pero, ¿quién es quien le pone puertas al monte?
No pases pena,
que antes que lleguen los perros, será un buen hombre
el que la encuentre y la cuide hasta que lleguen mejores días.
Sin utopía la vida sería un ensayo para la muerte.
¡Ay! Utopía, cómo te quiero porque les alborotas el gallinero.
¡Ay! ¡Ay, Utopía, que alumbras los candiles del nuevo día!

martes, 8 de septiembre de 2009

Prejuicios

“El otro se impone por sí mismo, irrumpe en mi existencia. Ni siquiera tiene necesidad de formular explícita­mente la petición de reconoci­miento: su misma presencia es ya exigencia de reconocimiento, llamada que se me dirige, apelación a mi responsabilidad. Por eso mismo mi existencia es inevitablemente una aceptación o una repulsa del otro”.

Joseph Gevaert, El problema del hombre. Introducción a la antropología filosófica, Sígueme, Salamanca 1981 (4ª), p. 47.

Este video me lo ha hecho llegar un amigo al que se lo ha hecho llegar un amigo que lo ha enviado a varios amigos más, conformando así una cadena de preocupaciones compartidas entreveradas de afecto y solidaridad.

Del mismo modo, los prejuicios hacia los otros se propagan encadenando actitudes de repulsa nacida casi siempre del desconocimiento y el miedo.

domingo, 6 de septiembre de 2009

¿Drogas? ¡Qué guay!

EL PAÍS publica en su edición de País Vasco una entrevista con la directora de Drogodependencias del Gobierno vasco. Celina Pereda conoce bien las terribles consecuencias personales y sociales que provoca el consumo de drogas: no en vano, bajo su presidencia, Médicos del Mundo puso en marcha la sala de venopunción o narcosala de Bilbao. En esta ocasión la conversación versa sobre las otras drogas, sobre las denominadas "legales": el alcohol y el tabaco. La entrevista termina con una reflexión que cabe aplicar, en cualquiera caso, tanto a unas como a otras: "La sociedad en su conjunto debe plantear el modelo de ocio, de consumo, y las administraciones liderar las propuestas y hacerlas posibles. Hay que debatir entre toda la sociedad el modelo de consumo, dónde quedan los valores de la relación personal, el respeto. Es un trabajo en el que estamos implicados todos".
Sorprende, por eso, el uso banal que en ese mismo diario se hace de la metáfora droga en sus páginas de Economia, en un artículo titulado: "Dejar las drogas (pero no ahora)".
Algo parecido ocurre con otro diario este domingo. EL CORREO recoge en sus páginas un reportaje acompañando al gran Fito Cabrales mientras recorre las calles del barrio bilbaíno en el que nació. Joven en una época en la que la droga asoló las calles de Euskadi y de España, Fito recuerda cómo estas dieron con él en una clínica de rehabilitación: "Fue el speed y no la coca ni la heroína, porque era lo que se llevaba entre las bandas en Euskadi. Pero era una cosa cultural, creías que para tocar en un grupo tenías que hacerlo. A veces los músicos cometemos el error de pensar que el talento está en las drogas".
Por eso sorprende el uso frívolo que en ese mismo diario se hace de la metáfora drogas en una crónica en su sección Sociedad a propósito de la clausura del Festival de Radio y Televisión de Vitoria. "El último chute", lo titulan, y en el mismo se escribe cosas como esta: "Lástima que la de ayer fuera la última píldora de evasión. A partir de mañana, llegará el síndrome de abstinencia. Después del subidón, el gran bajón... Pero antes tocaba disfrutar del último chute. El más cañero, con perdón del maremoto físico-químico del viernes".
No es por ponerme estrecho, en serio. Pero me parece que algo no funciona bien en el mundo de la información cuando en un mismo día dos periódicos serios incluyen en sus páginas mensajes tan contradictorios.