sábado, 23 de diciembre de 2023

La pared

Marlen Haushofer
La pared
Traducción de Claudia Toda Castán
Volcano, 2021 (3ª ed.)

"La pared se ha convertido hasta tal punto en parte de mi vida que a veces transcurren semanas sin que piense en ella. Incluso cuando pienso en ella, no me resulta más inquietante que un muro de ladrillo o una valla de jardín que me cortan el paso. ¿Qué se supone que la hace tan especial? Es un objeto de un material cuya composición desconozco. Objetos así he visto de sobra en mi vida. Aunque la pared me obligó a empezar una vida nueva, lo que de verdad me importa es lo mismo de siempre: el nacimiento, la muerte, las estaciones; crecimiento y decadencia. La pared es una obra que no está muerta ni viva, en realidad no me importa y por eso no sueño con ella".


La protagonista y narradora de esta novela es una mujer que, estando de visita en el coto de caza de su prima Luise y de Hugo, su adinerado marido ("Lo cierto es que mantenía el coto solo por las apariencias. Era mal tirador y le repugnaba matar corzos inocentes. Invitaba a sus socios y estos, en compañía de Luise y el guarda, se ocupaban de cobrar las presas autorizadas mientras él, con las manos cruzadas sobre la barriga, dormitaba en una tumbona ante la casa"), sobrevive a una repentina e inexplicada catástrofe que, aparentemente, ha acabado con toda la vida humana y animal. Si ella ha sobrevivido es gracias a una misteriosa pared transparente que la ha protegido de sea lo que sea que ha provocado la extinción ("En aquella época se hablaba sin parar de la guerra atómica y sus consecuencias..."). Pero la pared que la protege es también un cierre infranqueable. 

Como si de un diario se tratara, la protagonista relata la crónica de dos años largos de vida y encierro solitarios, salvo por la compañía de algunos animales que, como ella, han quedado a este lado de la pared: el sabueso Lince, una gata semisalvaje y una vaca, Bella.

"Ya no era lo bastante joven para considerar seriamente el suicidio. Sobre todo me lo impedía el pensar en Lince y Bella y, además, cierta curiosidad. Y no habría podido largarme ante un enigma sin resolver. Gracias a las precauciones de Hugo contaba con provisiones que quizá me durarían todo el verano; tenía una casa, leña de por vida y una vaca que también era un enigma sin resolver y que a lo mejor pariría un ternero".
 
Marlen Haushofer firma una delicada historia de supervivencia en la que la emoción predomina sobre la acción. Una historia reposada y reflexiva, de sentimientos, de relaciones con la naturaleza, en la que la violencia irrumpirá puntualmente de la mano de un hombre. Un canto a la vida ("Amar y atender a otros es una tarea muy trabajosa, mucho más difícil que asesinar y destruir"). Publicada originalmente en 1968, La pared es un ejemplo de ficción ecofeminista al que merece mucho la pena dedicar unas horas de lectura sosegada.

"A la pared no le daba demasiadas vueltas. Di por hecho que se trataba de un arma nueva que una de las grandes potencias había logrado mantener en secreto; un arma ideal que dejaba la tierra intacta y solo mataba personas y animales. Sin duda habría sido mejor preservar a los animales pero, al parecer, no resultaba posible. Desde el principio de los tiempos, los seres humanos nunca han tenido consideración con ellos cuando se masacran unos a otros. Cuando el veneno -yo imaginaba una especie de veneno- perdiera su efecto, se podría conquistar el terreno. [...] No tenía manera de saber por cuánto tiempo la tierra continuaría yerma; supuse que, en cuanto fuera posible acceder, la pared desaparecería y entrarían los vencedores. Hoy a veces me pregunto si el experimento, si es que fue algo de ese tipo, no les salió demasiado bien. Los vencedores tardan mucho en llegar".

domingo, 17 de diciembre de 2023

Aizkorri y Aketegi

Años que no me acercaba hasta la sierra de Aizkorri. Hoy ha sido el día. A las 7:45 he empezado a caminar desde el aparcamiento del Santuario de Arantzazu, siguiendo el cómodo camino que lleva hasta las campas de Urbia a través de un bosque cuya belleza sólo he podido apreciar al descender, ya con el sol iluminándolo todo.
 


 

 La Ermita de Nuestra Señora de Urbia nos recibe al entrar en las campas.

Al fondo, la sierra, desde el Arbelaitz hasta el Aizkorri.


Hacía frío, el termómetro del coche marcaba cero grados, y todos los charcos de agua estaban cubiertos por una capa de hielo.
En la entrada de la campa el sol ya iluminaba las cumbres de Zabalaitz, Gorostiaran y Enaitz.



Urbia desde lo alto.

Aitxuri y Aizkorri.

Aizkorri. Eran las 10:00 en punto cuando he llegado a la cumbre.
Ermita del Santo Cristo.
Cresteria hacia Aketegi.
Aketegi. Otro día, con más tiempo, haré la crestería completa hasta Arbelaitz. En primavera.


De nuevo en Urbia.









He llegado a Arantzazu a las 12:00, acompañado de un airoso tañido e campanas.