Por la mañana asistí a uno de los tempraneros desayunos informativos que el Forum Europa organiza con mucha frecuencia en el Hotel Ritz de Madrid. En los dos años largos que llevo en el Senado sólo he acudido a los mismos en tres ocasiones, a pesar de que muy amablemente los responsables del Forum nos hacen llegar la invitación a todos sus actos. La verdad es que no consigo encontrarme cómodo en ese tipo de eventos; por el contrario, siempre me siento fuera de lugar. La primera ocasión fue para escuchar a la Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde (exigencias del cargo de portavoz de Cultura); la segunda, para acompañar y saludar a mi querido amigo Sebastián Mora, flamante Secretario General de Cáritas Española; la tercera ha sido la de ayer, para escuchar a Tomás Gómez.
Me gustó su discurso. He apreciado sus reflexiones sobre la relación que debería existir entre política democrática, impulso igualitario y dinámica económica; pero más me ha gustado su permanente preocupación por las necesidades cotidianas de la ciudadanía, reflejo de su profundo y contrastado compromiso con lo local:
"Como probablemente sabrán ustedes, he sido alcalde de Parla durante casi una década. Parla tiene más de 120.000 habitantes, es como Toledo y Segovia juntas. Les aseguro que como entrenamiento de lo que significa gobernar la complejidad puede valer. Al menos para un joven idealista con treinta y un años, que eran los que tenía cuando llegué a la alcaldía de mi ciudad. Nunca como entonces comprendí las clases de historia sobre las ciudades estado. Una ciudad es un estado en pequeño. El alcalde del pueblo más pequeño se ocupa de una enorme variedad de asuntos de la vida comunitaria, que van desde la cuna hasta la tumba. Un ayuntamiento se ha de ocupar de que haya guarderías infantiles y de que los colegios estén en condiciones dignas para cumplir su misión, lo mismo que de ordenar el tráfico, o garantizar la limpieza de las calles y la recogida y el tratamiento de las basuras; un alcalde debe preocuparse de los servicios sociales comunitarios de asistencia a menores y a mayores, y de los servicios sociales especiales como la atención a los drogodependientes; las gestión del territorio forma parte esencial de las preocupaciones de un gobernante municipal, gobierne el municipio más pequeño o el más grande. Un gobierno municipal gestiona la economía de lo que es común, y también se encarga de dirigir todo el personal de la administración municipal, lo mismo para asegurarse de que trabaja cada día como de que cobra cada mes, y les aseguro que hay ministerios que no tienen el número de funcionarios que tiene un municipio como Parla. Un gobierno municipal legisla, a través de las ordenanzas municipales, y dirige a la policía, negocia con los bancos, se ocupa de las alcantarillas y de la promoción cultural".
Merece la pena escuchar con atención su intervención. Y no perder ni una palabra de la presentación que hizo José Andrés Torres Mora: una delicia.
[No logro subir el video desde Youtube; este es el vínculo: http://www.youtube.com/watch?v=qAYd389ines].
Por la tarde viajé hasta Avilés, donde su Consejo Municipal de Cooperación al Desarrollo organizaba el VII Foro Solidario con el acertado lema de "Cooperar en tiempos de crisis".
Estaba invitado a impartir una conferencia junto con Pablo Martínez Osés, Coordinador de la Plataforma 2015 y más. Pablo sigue la senda de su tío Pablo Osés, que junto a Juan Luis Herrero fue uno de los más activos impulsores de aquella ola de activismo solidario que entre 1994 y 1996 inundó España de plataformas, manifiestos y acampadas reivindicando el cumplimiento del objetivo del 0'7% del PIB, y con quienes tuve la ocasión de implicarme en la misma lucha.
Previamente un joven periodista de La Voz de Avilés, José L. González, me hizo una entrevista que traía excelentemente preparada.
Me sorprendió Avilés, la ciudad y su equipo municipal.
La ciudad abunda en ejemplos de arquitectura monumental y, al menos en su casco más histórico, no hay perspectiva desde la que nuestra mirada no quede prendida de alguna fachada, de un pórtico o de una casona señorial.
La construcción del ya muy avanzado Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer impulsará, sin duda, el interés por conocer una localidad ya de sobra atractiva.
En cuanto al gobierno municipal, liderado por su alcaldesa, la socialista Pilar Varela, me dio la impresión de ser un grupo de personas unidas por la pasión de mejorar las condiciones de vida de sus paisanas y paisanos, sí, pero también abiertos a los problemas que afectan al conjunto de la humanidad. Una Corporación glocal. Por cierto: una buena parte tenía sus raíces en la JOC.
Tras las dos conferencias sólo pude sentarme un momento en una taberna y tomarme un culín de sidra con Teófilo, concejal de Recursos Humanos y Participación Ciudadana, y algunas de las animosas mujeres de su equipo, como Merce. Me fui con pena, pero había que volver a casa y son más de tres horas de coche.
Me da la impresión de que en los dos actos de ayer, el de la mañana y el de la tarde, palpitaba un activo municipalismo universalista. Líderes glocales, curtidos en la dura política de la vida cotidiana, pero atentas y atentos a todo lo que ocurre más allá de los límites de sus localidades.