REFLEXIÓN DE ENORME
CALADO. Hasta Forocoches... No digo qué es lo que prefieren, para no influir en
la valoración. 😀
AGRADECER LA PROPUESTA
DE IU. Dio lugar a debates interesantísimos entre rentas mínimas, RBU y trabajo
garantizado hasta la precampaña de 2015.
- ¿Renta MínimaGarantizada? ¿Renta Básica? ¿Trabajo Garantizado?
- Por una renta mínimagarantizada. Completar las redes de protección social, una necesidad.
- Eduardo Garzón. "Trabajo garantizado: que no haya empleo no quiere decir que no hayatrabajo". El Diario, 06/12/2014.
- Eduardo Garzón. "Siete argumentos contra la Renta Básica Universal y a favor del Trabajo Garantizado". La Marea, 13/08/2014.
- Daniel Raventós, Jordi Arcarons, Lluís Torrens: "¿Siete argumentos en contra de la Renta Básica?No exactamente". Sin Permiso, 24/08/2014
- Jordi Arcarons, Daniel Raventós, Lluís Torrens. "La renta básica incondicional y cómo se puedefinanciar. Comentarios a los amigos y enemigos de la propuesta".
NO PLANTEARLAS COMO
MEDIDAS PARA COMBATIR LA POBREZA. Unas políticas o unos servicios- sociales
para pobres acaban siendo unos pobres servidos y unas pobres políticas. Se
trata de medidas que deberían permitir la reconstrucción de derechos sociales y
la desmercantilización creciente del mundo de la vida.
ARGUMENTOS QUE DEBEMOS
DESCARTAR
La posibilidad de que la
RBU pueda formar parte de un programa político de derechas o económico
capitalista. Juan Torres: “La renta básica no es exclusivamente de izquierdas”;
"La renta básica universal es anticapitalista pero también puede hacer másequitativo al capitalismo”. Lo mismo el TG. O pensemos en el "lepenismo deizquierdas".
Que la RBU no resuelve
otros muchos problemas: brechas de género, desigualdad económica, consumismo,
diferencia norte-sur, etc.
Tampoco el TG.
LA RBU COMO PROBLEQUÉ YPROBLECÓMO.
No mezclar deseabilidad
y factibilidad.
Esta es una cuestión que
ya podemos despejar en este diálogo, pues Eduardo ya ha ya reconocido que se
trata de "una medida potente, factible y muy efectiva para combatir la
pobreza".
En la simulación para
Gipuzkoa, un tipo único del 40,52% permite financiar la RB a 590.927 personas
adultas y a 118.680 jóvenes, garantizando la recaudación del IRPF previa.
Resulta un 62,6% de personas declarantes ganadoras: pagan más pero se ven
compensadas por la transferencia de RB. Las personas ganadoras aumentan hasta
el 74,7% cuando se añaden las que están a su cargo en la declaración, puesto
que la RB es una transferencia individual.
è 7.902,0€ anuales (658,5 mees) / 1.580,4€ anuales las/os menores de 18 años
(131,6 mes).
·
Todas las personas declarantes de las cuatro primeras
decilas, las más pobres, son ganadoras.
·
La 5ª y 6ª decila (renta media de 20.142€ y 24.085€)
contienen un 86% y 69% de personas declarantes ganadoras y un 14% y 31% de perdedoras.
·
En la 7ª decila (renta media de 28.653€), las personas
perdedoras superan las ganadoras, aunque pérdidas y ganancias son
equivalentes (total y per cápita)
·
En la 8ª decila (renta media de 34.146€, las personas
declarantes perdedoras son muy superiores.
·
En las dos últimas decilas (9ª y 10ª; renta media 41.553€
y 77.146€), las más ricas, todas son perdedoras.
EL DESAFÍO AL QUE NOS
ENFRENTAMOS
Un endiablado círculo
vicioso: crisis de la capacidad del empleo como integrador universal / crisis
ecosistémica.
Lo planteaba El Roto:
"La solución a la crisis es sencillísima: sólo hay que consumir más para
reactivar la economía y consumir menos para no cargarnos el planeta".
ENTENDER LA CRISIS A LA
QUE SE ENFRENTA EL EMPLEO:
·
Normalización de la precarización: norma social de empleo
precario.
·
Proliferación de trabajos inútiles: bullshit jobs, trabajos de mierda según David Graeber.
·
Mercantilización de esferas originariamente cooperativas:
uberización.
·
Salarización de todas las actividades humanas: sólo el
necio confunde valor y precio (Machado).
MIS PRINCIPALES
DIFERENCIAS CON LA PROPUESTA DEL TG
La idea de convertir en
empleos (salarizar, mercantilizar) cantidad de trabajos que hoy no lo son:
cuidado, reproductivos, voluntarios, cívicos, políticos... Tiene consecuencias.
Cuando la lógica monetaria coloniza ámbitos. regidos por lógicas no
mercantiles... Ésta cuestión es perfectamente analizada por André Gorz en Metamosfosis del trabajo, pp. 177-229.
Su fundamento
"activador". Se trata de facilitar un empleo para toda aquella
persona que quiera y pueda trabajar:
·
Seguirá habiendo personas que no puedan, con lo que habrá
que mantener alguna política de garantía de rentas (con sus problemas de
comprobación, seguimiento, revisión, fraude, sanción...). Porque habrá quienes
digan que no pueden, pero la administración entenderá que en realidad no
quieren.
·
Más importante: ¿qué hacemos con quienes efectivamente
"no quieren"? Cuando se proponen sanciones para evitar "que los
trabajadores menos cumplidores transiten entre el Trabajo Garantizado y las
prestaciones por desempleo como si fueran esferas puramente
intercambiables", incluyendo la posibilidad de excluir a esas personas del "derecho a percibir cualquier prestación económica" (A. Garzón y A. Guamán,
coords., El trabajo garantizado,
Akal, Madrid 2015, p. 134), ¿no estamos adentrándonos peligrosamente en formas
de condicionalidad extremas? ¿Hay que merecer el derecho a vivir?
¿Y qué hay de los
derechos laborales de las personas que desarrollen su actividad laboral en los
programas de trabajo garantizado? Recordemos que uno de los argumentos
normativos fundamentales para optar por el TG frente a la RBU es que "no
tiene sentido que mantengamos inactivas a personas que pueden y desean trabajar
mientras las necesidades de nuestros conciudadanos no estén cubiertas". No
hablamos de empleos para producir bienes y servicios cubiertos por el mercado,
más cerca de satisfacer deseos que necesidades. Se trata de trabajo socialmente
útiles. ¿Y si entran en colisión los derechos laborales (p.e., huelga) y la
cobertura de esas necesidades?
En el mismo sentido,
¿qué ocurre con las actividades del programa de trabajo garantizado cuando el
sector privado reclama más empleados? ¿Simplemente dejarían de realizarse?
POR QUÉ APOYO LA RBU
Por su inclusividad: no
excluye a nadie (más allá de la terrible exclusión que supone la membresía
nacional).
Por su simplicidad:
control mínimo, por tanto, arbitrariedad mínima.
Por su potencial
desmercantilizador: derecho de ciudadanía, exactamente igual que el derecho a
la salud, a la educación o al voto.
Por su conexión con
procesos culturales de fondo de carácter anticapitalista: suficiencia,
autocontención, colaboración, rechazo del productivismo...
Por su contenido
autogestionario.
Porque en nuestro país
tiene un recorrido largo, con multitud de aportaciones teóricas y aterrizajes
empíricos (aunque por ahora sólo en el terreno de las simulaciones).
Por su cercanía con
políticas conocidas y legitimadas: garantía de ingresos, becas, ayudas a
familias numerosas... Pero no sólo eso: prácticamente la totalidad de las
personas recibimos ayudas o complementos económicos habitualmente, otra cosa es
que no las veamos así: exenciones fiscales variadas, planes Renove o Pive para
cambiar de coche; en la UPV(EHU, reducción de matrícula para mi hija. ¿Por qué
nos pasan desapercibidas? ¡Porque quienes más nos beneficiamos de ellas somos
las personas que estamos en mejores posiciones económicas!
Porque ha sido un éxito
en Finlandia. Sí, ya sé que todas hemos leído que "el sueño del dinerogratis” ha fracasado. Yo lo considero un éxito, a la luz de los resultados del
mismo:
·
“According to the analysis of the register
data, basic income recipients were no better or worse at finding employment
than those in the control group during the first year of the experiment, and in
this respect there are no statistically significant differences between the
groups”.
·
“According to the analysis of the survey
data, the wellbeing of the basic income recipients was clearly better than that
of the control group. Those in the test group experienced significantly fewer
problems related to health, stress and ability to concentrate than those in the
control group. According to the results, those in the test group were also
considerably more confident in their own future and their ability to influence
societal issues than the control group”.
Es decir, que las personas
perceptoras de esa renta no se activaron más laboralmente (¿por qué habían de
hacerlo? Esta es la trampa, supeditar la RBU al empleo), pero tampoco menos que
quienes no la percibieron.
Pero las personas que la
percibieron mejoraron significativamente en su salud, redujeron su estrés,
aumentaron su capacidad de concentración y ganaron en confianza respecto a su
futuro.
¡Y todo eso por 560
euros mensuales, por un tiempo limitado, en un país donde el sueldo mensual
medio después de impuestos ronda los 2.200€!
DE LA ESCASEZ A LA
SUFICIENCIA
Seguimos alimentando una
cultura de la escasez. Y la escasez genera una mentalidad que reduce nuestro
ancho de banda y produce el efecto de visión de túnel mirada a medio-largo
plazo, la distinción entre lo urgente y lo necesario, y nos encierra
psicológicamente en escenarios competitivos de suma negativa. De esta manera,
las amenazas materiales acaban alimentando las amenazas normativas y el mundo
se llena de enemigos que sólo aspiran a privarnos de lo nuestro: de nuestros
empleos, de nuestra soberanía, de nuestra lengua, de nuestras costumbres, de
nuestras hijas e hijos, de nuestro país... ¿Cómo evitar o superar este círculo
vicioso de la ansiedad material y la amenaza normativa? No es fácil.
"Mantenerse fuera de la trampa de la escasez -advierten Mullainathan y
Shafir- requiere más que abundancia, requiere disfrutar de holgura":
“Requiere suficiente
abundancia de modo que, incluso después de gastar demasiado o dejar los asuntos
para más tarde, sigamos teniendo suficiente holgura para poder administrar la
mayoría de las crisis; suficiente abundancia para que incluso después de dejar
para más tarde muchas tareas tengamos todavía suficiente tiempo para cumplir
con una fecha limite inesperada. Mantenerse fuera de la trampa de la escasez
requiere suficiente holgura para tratar con las crisis que trae el mundo y los
problemas que nosotros mismos nos imponemos” (S. Mullainathan y E. Shafir, Escasez. ¿Por qué tener poco significa
tanto? Fondo de Cultura Económica, México 2016, p. 176).
Según algunas opiniones,
en España se da actualmente una situación de inflación punitiva, expresión
extrema de un modelo neoliberal de gestión de la marginalidad que los años de
crisis habrían contribuido a impulsar y que concibe la pobreza como un delito
o, cuando menos, como consecuencia de fallas actitudinales o morales, sin
ninguna razón de índole estructural. Ver, a este respecto, los trabajos de E.
Bayona publicados en CTXT: "La inflación punitiva: más presos con menosdelitos", 5/10/2016; "¿Criminales o pobres?", 26/10/2016.
En este contexto, sin
llegar a los extremos analizados por Löic Wacquant para el caso estadounidense
(aquí y aquí), se va consolidando en la opinión pública un creciente rechazo o,
cuando menos, una creciente exigencia, hacia las ayudas sociales destinadas a las
personas y los colectivos más empobrecidos. Según la Encuesta Social Europea
(8ª oleada, 2016), casi el 42% de las personas encuestadas comparte la opinión
de que estas ayudas y los servicios sociales vuelven perezosas a las personas
que los reciben, mientras que sólo el 34,5% muestran su desacuerdo. Como dato
positivo, en España el nivel de desacuerdo es considerablemente mayor (46,5%),
y el de acuerdo bastante menor (34%).
En un escenario
prolongado de escasez (recordemos que 8 de cada 10 personas creen que España sufrirá nueva crisis en los próximos cinco años), el potencial de conflicto
entre grupos sociales por el acceso a los recursos públicos se dispara; con el
agravante de que aquellas distinciones de trazo grueso pero absolutamente claras
que tanto éxito tuvieron en los primeros años de la crisis -los de arriba
contra los de abajo, el pueblo contra la casta, el 99% contra el 1%- se han ido
complicando y emborronando, hasta dibujar un escenario de brechas y frentes
múltiples muy complicado de gestionar: jóvenes frente a mayores, personas
autóctonas frente a inmigrantes, estables frente a precarias y precarios,
clases medias y trabajadoras frente a nuevas clases medias profesionales y
técnicas (esa Brahmin Left, élites
educadas y cosmopolitas, en términos de Piketty). Así las cosas, la distinción
entre personas "productivas" y "gorronas" y su principal derivada,
la diferenciación entre quienes merecen o no ayuda pública o protección social,
se convierte en un elemento clave en la configuración de los imaginarios y de
las instituciones sociales. Como señala Richard Sennett, "la ideología del
parasitismo social es una potente herramienta disciplinaria".
La RBU acabaría con el paradigma del
parasitismo.