Como twitter es una plataforma tan ágil y sencilla para comunicar, tenía el blog un poquito abandonado. Tomo nota y voy retomando el pulso. Como tantas otras veces, recurro a presentar algunas lecturas recientes.
Empiezo por una novela, Visitation Street, de Ivy Pochoda (Malpaso, Barcelona 2017. Traducción de Ramón de España). La historia transcurre en Brooklin, en un antiguo barrio de clase obrera transformado con el tiempo en un hábitat multicultural y precarizado. Por sus páginas pasan June y Val, dos quinceañeras que sufrirán una terrible experiencia cuando una tarde de verano se aventuran en una balsa por la costa que bordea el barrio. Fadi, un libanés que desde su colmado sueña con un barrio unido, capaz de salir adelante. Jonathan Sprouse, el "Maestro", desclasado profesor de música venido a menos. Cree James, aferrado al recuerdo de su padre, asesinado por un disparo en la época en que la droga inundó el barrio de violencia (su barca de pesca varada entre hierbajos en un terreno vacío es un poderoso símbolo), su madre, Gloria, y su abuela, Lucy, capaces de comunicarse con los muertos. Monique, prima de Cree, cantante en la Iglesia Evangélica y su madre, Celia, mujer de armas tomar. Y Renton Davis, Ren, misterioso graffitero que firma sus obras como RunDown, Hecho Polvo, protector de Cree y de Monique, aliado de Fadi en la tarea de recuperar el barrio, con una historia terrible a sus espaldas. La escena en la que Ren muestra a Fadi una de sus obras (págs. 129-130) es maravillosa.
Una historia coral, con un fondo de profunda tristeza, pero con un final cargado de esperanza. Aquí, información de la editorial.
Otra novela: Tiempos oscuros, de John Connolly (Tusquets, Barcelona 2018. Traducción de Vicente Campos González). Otra historia protagonizada por el detective Charlie Parker. La número quince desde aquella primera, Todo lo que muere, que en 2004 me impresionó y me convirtió en un "connollyano" militante. Con su particular mezcla de novela de detectives y novela gótica, Connolly nos introduce de nuevo en un mundo en el que el realismo se entreverá de misterio y esoterismo. Un ejemplo de ese realismo, de esa capacidad de Connolly para plasmar en sus libros la realidad de la Norteamérica actual, lo encontramos en esta reflexión de uno de los personajes: "Sentía una vaga nostalgia del radicalismo estudiantil de los años sesenta y setenta, sobre todo porque había sido demasiado joven para vivirlo personalmente. Le parecía que la juventud de aquellos años había buscado motivos para indignarse, lo que era del todo comprensible porque se suponía que los jóvenes debían indignarse. Ahora los jóvenes sólo buscaban motivos para sentirse ofendidos, y eso no tenía nada que ver". Pero en esta entrega, como en otras, lo que predomina es lo inefable, lo misterioso, lo arcano. La sinopsis y el primer capítulo pueden leerse aquí.
En la publicidad de la obra se puede leer una recomendación publicada en el diario The Independent: "Una de sus entregas más logradas... Atención, nuevos lectores: empezad con ésta". No: si vas a acercarte por primera vez a las historias de Charlie Parker, empieza por la primera.
Descubrí a Mario Rigoni Stern gracias al último libro de Philippe Claudel, Bajo el árbol de los toraya, del que ya he hablado aquí. Tras localizar todas sus obras traducidas al castellano, he empezado por El sargento en la nieve. Recuerdos de la retirada de Rusia (Pre-Textos, Valencia 2007. Traducción de César Palma). Como cabe deducir del título, se trata de una narración autobiográfica, en la que Rigoni Stern rememora su experiencia como combatiente, enrolado en el ejército italiano, durante la segunda guerra mundial. Una memoria transida de humanidad, a pesar de la dureza de los hechos que se narran:
"Cruzo la valla y una bala silba a mi lado. Los rusos nos apuntan. Salgo corriendo y llamo a la puerta de una isba. Entro. Dentro hay soldados rusos. ¿Son prisioneros? No. Están armados ... Los miro boquiabierto. Están comiendo sentados a una mesa. En el centro hay una sopera de la que todos comen con cucharas de madera. Ahora me miran, las cucharas suspendidas en el aire ... También hay mujeres. Una de ellas coge un plato y un cazo, se acerca a la sopera común y llena aquél de leche y mijo, y me lo tiende. Doy un paso, me cuelgo el fusil al hombro y como ... Nadie habla ... Spaziba, digo cuando termino. Y la mujer recibe de mis manos el plato vacío. Pasausta, responde con sencillez. Los soldados rusos me miran sin moverse ... Salgo ... En aquella isba se creó entre los soldados rusos, las mujeres, los niños y yo una armonía que distaba de ser una tregua. Trascendía con mucho el respeto que se tienen entre sí los animales del bosque. Por una vez las circunstancias permitieron que los hombres supieran ser hombres ... Si aquello ocurrió una vez, puede ocurrir de nuevo. Dicho de otro modo, puede volverles a ocurrir a muchísimos hombres más y convertirse en una costumbre, en un modo de vida". Sinopsis e información de la editorial, aquí.
Y el último libro, por hoy: La trama de la vida, de John H. Storer (Fondo de Cultura Económica, México 1959. Traducción de Rafael Martín del Campo). Una de esas joyas que la editorial FCE nos ofreció durante años en su colección de "Breviarios". Lo adquirí hace ya tiempo, en una librería de viejo, y por fin me decidí a leerlo, motivado especialmente por sus hermosas fotografías en blanco y negro. Pero también su texto es una maravilla. Recordemos que la edición original es de 1953, nueve años antes de la "primavera silenciosa" de Rachel Carson, veinte años de los "límites al crecimiento" del Club de Roma y muchos años antes de que se popularizara el concepto de "antropoceno". Pues el libro de Storer finaliza así:
"Con el desenvolvimiento del intelecto humano, parece haber alcanzado su punto decisivo la evolución de la vida en nuestro planeta. En el pasado todas las formas de vida estaban sujetas al dominio automático de la naturaleza. Ninguna especie podía prosperar o multiplicarse más allá de cierto límite sin toparse con restricciones que la hacían volver a su lugar o bien la eliminaban, para que continuara imperturbable la gran corriente de la vida en la Tierra. Hoy ha cambiado esa situación. Aplicando su intelecto, el hombre ha escapado parcialmente a las regulaciones de la naturaleza. Ha alcanzado un poder casi ilimitado para multiplicar su número y, al mismo tiempo, para destruir los recursos mundiales que pudieran haberlo sustentado. Bajo el dominio de la inteligencia del hombre, la vida del mundo y el ambiente que la circunda parecen haber llegado a una encrucijada, y toca al futuro decidir la dirección que habrá de seguirse". Nos lo advertían ya hace más de cinco décadas.