Caminando esta mañana por la cresta que une Sasiburu y Arroletza me he percatado de la maraña de raíces que la lluvia ha ido dejando a la vista junto al camino. Me había fijado otras veces, claro, pero sólo hoy lo he relacionado con algo que escribe Peter Wohlleben en el libro La vida secreta de los árboles (Ediciones Obelisco, Barcelona 2016), cuya lectura ya he recomendado antes y vuelvo a recomendar ahora.
"El que los árboles se unan a través de las raíces es un hecho que en ocasiones puede observarse en los taludes de los caminos. En esos puntos la lluvia arrastra la tierra y pone al descubierto la red de raíces subterránea. Científicos de Harz descubrieron que se trata de un enmarañado sistema quee conecta a la mayoría de individuos de una especie y de una población. El intercambio de nutrientes, la ayuda vecinal en caso de necesidad, es claramente la norma y se traduce en la aseveración de que los bosques son superoroganismos, es decir, una estructura similar a un hormiguero".
"Las raíces de un árbol se extienden ampliamente, más del doble de la amplitud de su copa. Así se producen entrecruzamientos con las raíces subterráneas de los árboles vecinos y contactos a través de adherencias, aunque no en todos los casos, ya que en el bosque también existen las almas solitarias y tipos raros que no quieren tener nada que ver con los colegas".
Una auténtica "Wood-Wide-Web".