sábado, 7 de noviembre de 2015

Más lecturas (hasta tener algo que decir que merezca la pena)

Aunque la profesión, la vocación y la responsabilidad no me lo permiten, cada vez me cuesta más escribir o hablar sobre "mis cosas" y, por el contrario, son las cosas que cuentan y escriben otras personas las que más interesantes me parecen. Sobre todo las que escriben, que quienes me conocen saben bien de mi abierta preferencia por el papel impreso frente a la expresión oral.
Desde que publiqué aquí mi anteúltimo comentario -el último no fue más que un desahogo- me ha tocado, además de las clases en la universidad, publicar diversos trabajos relacionados con la cosa de la Sociología (que suelo recoger aquí, más que en este blog, para no mezclar ámbitos), así como participar en algún congreso y en varios seminarios.
Pero lo que más a gusto he hecho es leer, leer y leer.


Terminaba mi ante-anterior post anunciando mi voluntad de sumergirme en la última novela de Stephen King, Revival. Aunque siempre ha sido un excelente cronista de la vida cotidiana en la Norteamérica más tradicional, en algunas sus últimas novelas King ha depurado hasta la perfección su vocación de cronista de una sociedad y un estilo de vida característicos de la América profunda, de esa que se mantiene en las poblaciones más rurales, más pequeñas, alejadas de las grandes ciudades. Destaca, en este sentido, su anterior novela Joyland.
Revival no es una historia "de miedo": no hay vampiros, ni monstruos, ni asesinos en serie; sus protagonistas son, todos y todas, seres humanos con vidas rotas, frágiles y dolientes. Se lee a gusto, mantiene la atención hasta un final de tonos lovecraftianos que me ha llevado a visualizar no los horrores cósmicos que King pretende evocar, sino los horrores reales, terrenos y actuales, representados en las terribles imágenes de las columnas de refugiados sirios deambulando por las carreteras de Eslovenia:

"Se hallaba en medio de un paisaje yermo. Yermo, pero no vacío. Por este paraje avanzaba penosamente una columna ancha y en apariencia interminable de seres humanos desnudos, con la cabeza gacha, a trompicones. Esta procesión pesadillesca llegaba hasta el horizonte lejano. Acuciaban a los humanos unas criaturas semejantes a hormigas, en su mayoría negras, algunas del color rojo oscuro de la sangre venosa. Cuando los humanos caían, los seres hormigas se abalanzaban sobre ellos, para morderlos y golpearlos hasta que volvían a ponerse en pie. Vi hombres jóvenes y mujeres viejas. Vi adolescentes con bebés en los brazos. Vi niños que intentaban ayudarse mutuamente a seguir. Y en todos sus rostros se dibujaba la misma expresión de horror e incomprensión".


http://elcomercio.pe/mundo/europa/refugiados-marcha-verguenza-eslovenia-noticia-1849740 

Con los ojos cerrados, de Gianrico Carofiglio, es uno de esos libros que suelo comprar en librerías de ocasión, a un precio muy reducido. Muy bien escrito, con unos personajes razonablemente creíbles (unos, como el abogado protagonista, más que otros, como la monja sor Claudia) y una historia que nos sumerge en un oscuro caso de violencia de género. En la librería en la que compré este libro no tenían el anterior, primero de la serie del abogado Guerrieri, pero sí el siguiente, tercer caso publicado en España. También lo compré y ahora espera a que le toque el turno. A ver.

La tercera novela leída en estas últimas semanas es muy distinta de las dos anteriores. Se trata de Meursault, caso revisado, del escritor argelino Kamel Daoud. Presentada como una relectura de El extranjero desde el punto de vista árabe, es la historia de un hermano que reivindica a aquella víctima anónima de un asesinato célebre:
"Yo, que esperaba encontrar en esa historia las últimas palabras de mi hermano, la descripción de su exhalación, sus réplicas frente al asesino, sus huellas y su rostro, no leí más que dos líneas sobre un árabe. La palabra 'árabe' aparece veinticinco veces y no se menciona su nombre ni siquiera una vez. [...] Estaba todo, salvo lo esencial: ¡el nombre de Moussa! En ningún sitio. Conté y volví a contar, la palabra árabe aparecía veinticinco veces, pero ni un solo nombre, de ninguno de nosotros".

Es también la historia de otra muerte (esta vez de una víctima con nombre) originada en aquel asesinato ocurrido veinte años antes, y de otras muchas muertes ocurridas en una Argelia convertida en campo de batalla:
"El francés había sido eliminado con la misma meticulosidad empleada con el árabe en la playa veinte años después. Joseph era francés, y los franceses morían por doquier en aquella época en el país, lo mismo que los árabes antiguamente. Siete años de guerra de Liberación habían transformado  la playa de tu Mersault en un campo de batalla".

Y de la diferencia entre asesinar como un acto privado o matar en el contexto de una guerra de liberación:
"'¡Tenías que haber matado al francés con nosotros, durante la guerra, no esta semana!'. Respondí que eso no cambiaba gran cosa. Estupefacto, sin duda, se quedo callado antes de proferir: '¡Eso lo cambia todo!'. Tenía una mirada maliciosa. Le pregunté que era lo que cambiaba. Se puso a mascullar que había una diferencia entre matar y luchar en la guerra, que no éramos asesinos sino liberadores, que nadie me había ordenado matar al francés y que había que haberlo hecho antes. '¿Antes de qué?', pregunté. '¡Antes del 5 de julio! ¡Sí, antes, no después, diantres!'".

Excelente.


Y después de la ficción, pasamos al ensayo.

Empiezo por La ciudad de las desapariciones, de Ian Sinclair. A ratos crónica crítica de la sociología cotidiana de la época thatcherita, desde las barradas obreras desestructuradas -brillante su interpretación del pitbull, icono macarrero, como una "picha con dientes"- hasta la City codiciosa y obsesiva -"Entran temprano y beben hasta tarde. Hay que ser capaz de desayunar antes que el enemigo. La noche ha sido abolida"-, es sobre todo una personalísima crónica de la transformación urbana sufrida por Londres como consecuencia de la "asociación íntima entre promotores inmobiliarios y gobierno". Encontramos aquí las mejores páginas del libro, en las que descubrimos a un extraordinario analista urbano, que denuncia a ritmo de punk la imparable mercantilización de su ciudad:
"El paisaje urbano de cualquier distrito situado en el interior de la nube de polvo del Parque Olímpico ha sido devastado con una impaciencia contrarreloj que no tiene parangón en Londres desde los inicios de la época del ferrocarril. Toda decencia cívica, todo apego sentimental, ha sido descartado en pos de ese objetivo estratégico primario, la gran detonación del disparo de salida. [...] El doctor Frankenstein, con un programa de Google Earth y un escalpelo láser".

Carlos Taibo continua en ¿Tomar el poder o construir la sociedad desde abajo? Un manual para asaltar los infiernos con su proyecto de teorizar e impulsar un proyecto autogestionario para la ruptura con el sistema capitalista. Excelentemente bien escrito -Taibo es la persona con más capacidad y claridad expositiva que conozco-, así como con su particular pugna con Podemos, sobre quienes hace consideraciones como esta: "Tampoco puede sorprender que, con estas herramientas, la irrupción de Podemos sea una de las causas mayores, bien que no única, de la desmovilización social y laboral a la que asistimos. No podía ser de otra manera [por] cuanto que muchos de los simpatizantes del nuevo partido son, sin más, activistas de Facebook, acostumbrados a pulsar el 'me gusta' y el 'compartir'".
Más allá de estas polémicas, que personalmente me parecen más cansinas que útiles, aunque comparta el diagnóstico del libro relativo a la insostenibilidad ("corrosión terminal") del capitalismo, me preocupa sobremanera que, como escribe Terry Eagleton en Por qué Marx tenía razón, el rechazo "de cualquier trato con las herramientas ya comprometidas del presente: la reforma social, los sindicatos, los partidos políticos, la democracia parlamentaria, etc. [termine] por ser tan impoluto como impotente".
En todo caso, hay que agradecer a Carlos Taibo el esfuerzo que viene haciendo por construir con rigor teórico un proyecto anarquista para nuestro aquí y nuestro ahora.

Tumulto es el último libro del ensayista Hans Magnus Enzensberger, auténtico clásico vivo. Una mirada sumamente crítica a los movimientos políticos de los años Sesenta y Setenta, años en los que el propio Enzensberger conoció de primera mano la URSS de Jruschov, viajó a Cuba y Camboya y, por supuesto, vivió el 68 alemán. Podría leerse como continuación del debate planteado a partir del libro de anterior:
"Cualquiera que sepa maniobrar una barca de remos o haya efectuado un disparo aunque sea una sola vez, así como todo colegial de primaria al que atormentan con el paralelogramo de fuerzas, sabe que el manejo de más de una variable tiene sus intríngulis [...]. En todas las realidades sociales el número de variables es con creces superior [...] La dificultad es tanto mayor cuanto más poderosas son las fuerzas contrarias.
Esto sólo lo ignoran los movimientos que en los países capitalistas se proponen un  cambio revolucionario. Con bella inocencia marcan su objetivo y enfilan derecho al mismo [...].
La ceguera ante las más elementales reglas básicas de la mecánica política es, al igual que la fe milagrera en las doctrinas ideológicas, indicio del carácter cuasireligioso de un movimiento que tiene algún paralelo en el primer socialismo del siglo XIX".

Nada mejor para introducirse en algunos de los aspectos más cotidianos de esa mecánica política que el libro Aragón es nuestro Ohio. Así votan los españoles, escrito por el equipo de sociólogos y politólogos que conforman el grupo Piedras de Papel. Por qué vamos a votar; cuándo y cómo decidimos nuestro voto; la influencia de nuestro entorno; qué votan parados, jóvenes, mujeres, personas religiosas, ricos o pobres; quiénes son los abstencionistas; qué consecuencias electorales tiene la corrupción; cómo influye el sistema electoral sobre los resultados de las elecciones; qué podemos pensar de los sondeos  preelectorales... En fin: todo lo que siempre quiso saber sobre las elecciones pero no se atrevía a preguntar... o no encontraba respuestas satisfactorias. Muy recomendable.

Compré hace ya tiempo el libro Ellas solas. Un mundo sin hombres tras la Gran Guerra, de Virginia Nicholson, en la Librería París-Valencia de la calle Navelos. Estaba baratísmo y me lo lleve junto con algunos otros títulos de la editorial Turner. Analiza en profundidad el profundo cambio que se empezó a producir en el mundo de la mujer británica a partir de la Primera Guerra Mundial, y en buena parte como consecuencia imprevista del conflicto:
"La guerra y el sufragio cambiaron la naturaleza de las ambiciones femeninas y aportaron una complejidad y una diversidad nuevas. Aún se pensaba que el matrimonio era una vía de realización personal, pero la imagen de la boda, que antes estaba grabada en la conciencia de las mujeres como la solución a todo, empezaba a desvanecerse e iba siendo sustituida por otro tipo de sueños".
La muerte de 750.000 soldados británicos convirtió a toda una generación de mujeres, alrededor de un millón setecientas mil, en "las mujeres del excedente", imposibilitadas de cumplir con el objetivo del matrimonio, condenadas a la soltería en una sociedad patriarcal para la que la tal hecho se consideraba un fracaso. Tanto que durante la guerra se publicaban anuncios como este: "Mujer, novio muerto, se ofrece para matrimonio con oficial ciego o totalmente mutilado en la guerra". Como señala la autora del libro: "No había otros requisitos previos, como tener sentido del humor o ser divertido. Esta dama no se sentía orgullosa: había perdido a la única persona a la que amaba, y antes que morir solterona, prefería casarse con alguien que la necesitara".
Documentar este durísimo proceso de cambio social es el gran mérito de este libro.

Heredera de esas mujeres que rompieron todos los moldes sociales que querían someterlas es Arundhati Roy. Su famosísima novela, El dios de las pequeñas cosas, no me enganchó, pero su faceta como ensayista me parece muy destacable. Espectros del capitalismo es una inteligente y valiente crítica de las desastrosas consecuencias que el capitalismo tiene sobre las vidas de las personas más vulnerables de la India, y sobre el conjunto del sistema social y político de ese país:
"A medida que el Borbotón hacia arriba concentra la riqueza en la cabeza de un reluciente alfiler sobre la cual hacen cabriolas nuestros multimillonarios, oleadas de dinero embisten contra las instituciones de la democracia -los tribunales de justicia y el Parlamento, al igual que contra los medios-, con lo que se pone seriamente en peligro su capacidad para cumplir las funciones que debían desempeñar".

Y el último libro por hoy: Despertad al diplodocus, de José Antonio Marina. Como seguramente volveré a este libro más adelante, ya que va a ser uno de los más discutidos en los próximos meses, en este momento sólo mostraré mi decepción por la ausencia de cualquier atisbo de análisis estructural del sistema socioeducativo, lo que hace que en demasiados momentos el análisis que pretende hacer Marina se extravíe por los derroteros del voluntarismo o de la individualización. A modo de ejemplo:
"Los últimos estudios realizados por instituciones estadounidenses establecen una relación directa y negativa entre el número de horas que los estudiantes están expuestos a cinco pantallas (televisor, móvil, tableta, ordenador y consola) y sus calificaciones escolares. Pero antes o después encontraremos el modo de aprovechar mejor las nuevas tecnologías en el aula. Por ejemplo, nos van a permitir personalizar los procesos de aprendizaje, de tal manera que cada alumno podrá tener una adaptación del currículo general a sus peculiares características e intereses".