Leía el jueves pasado que la Semana Negra de Gijón afronta un futuro incierto tras la llegada a la alcaldía de la ciudad del Foro Asturias de Álvarez-Cascos, y leo hoy que es probable que si la Semana aspira a cumplir los 25 años deberá trasladarse a otra ciudad. Se habla de Avilés o de Mieres. Yo me apresuro a proponer, a quien corresponda, que Bilbao se postule como ciudad que acoja la continuidad de la Semana Negra/Aste Beltza.
Fue Mario Onaindia quien en una ocasión dijo que en Euskadi no se podía escribir novela negra porque aquí el crimen se reivindica, y además hay quienes aplauden publicamente a los asesinos. Como ocurre con todas las frases redondas, es verdad aunque no sea cierta. La realidad es que en (y sobre) Euskadi se ha escrito y se escribe novela negra de estimable calidad.
Ahí está la serie de novelas de Jorge Martínez Reverte protagonizadas por el comisario Gálvez, dos de las cuales, Gálvez en Euskadi (1981) y Gudari Gálvez (2005), discurren por estos pagos; o las novelas de Ramiro Pinilla, Sólo un muerto más (2009) y de José Javier Abasolo, El aniversario de la independencia (2006). También han escrito novela negra ambientada en Euskadi Willy Uribe (Sé que mi padre decía, 2008) y Javier Otaola, con Brocheta de carne (2003) y As de espadas (2009), protagonizadas por la inspectora de la Ertzaintza Felicidad Olaizola. Y antes casi que nadie, en euskera además, cultivaron el género policíaco desde y en Euskadi Gotzon Garate (Esku leuna, 1977; Izurri berria, 1981) y nuestro querido Xabier Gereño. También en euskera, más recientemente han escrito novela negra Aingeru Epaltza (Ur uherrak, 1991; Rock'n roll, 2000) y Jon Arretxe.
Ahora que nunca más se reivindicará un crimen en Euskadi, o que sí así se hace nadie lo aplaudirá publicamente (pues los malos no han dejado de serlo, no es tan fácil, pero si de ejercerlo), salvar la histórica Semana Negra acogiéndola en Bilbao tendría algo de justicia poética.