Uno se apoya en la mochila. Porque en el momento en que nos quitamos el peso de nuestros hombros no sabemos enderezarnos enseguida; ¡pues resulta que era el peso lo que antes nos daba seguridad y equilibrio! [George Simmel]
miércoles, 21 de abril de 2010
El hiyab de Najwa
Este es, supongo, el sentido de la norma que prescribe que las alumnas y los alumnos no deben llevar la cabeza tapada en el interior de algunos centros educativos. Aunque el significado de la práctica de llevar gorras o sombreros haya cambiado mucho en la actualidad, seguimos aplicando la vieja norma del respeto.
Sin embargo no es de esto de lo que estamos hablando en el caso de la joven Najwa Malha. Su decisión de vestir el denominado "hiyab" nada tiene que ver con ninguna transgresión de las costumbres asociadas en nuestra tradición al hecho de cubrirse o descubrirse la cabeza. Usarlo no puede interpretarse de manera análoga a portar en el interior de una clase sombreros o gorras. Es otra cosa.
Por supuesto que cabe discutir sobre esa "otra cosa": sobre su significado, sobre su adecuación a las normas vigentes, sobre la mejor manera de actuar ante ello... Pero tengo la convicción de que en el caso de Najwa, como en otros casos antes que ella, confundimos demasiadas cosas como para que esa discusión pueda desarrollarse de manera satisfactoria.
Y en todo caso, mientras lo discutimos, yo digo que Najwa debería seguir asistiendo a clase con toda normalidad.
Porque expulsarla del aula no es sólo expulsarla del aula: también es expulsarla de la deliberación. Es reducirla a problema, cuando también Najwa debe formar parte de la solución.
domingo, 18 de abril de 2010
Sobre memoria, olvido, mafia y capitalismo
Como el Eyjafjalla islandés, que ha cubierto de ceniza el espacio aéreo europeo, en España hay dos vólcanes político-judiciales cuya erupción amenaza con ahogarnos entre cenizas de corrupción y de olvido. ¡Genial Forges!
La historia de la guerra de gángsteres es tan instructiva y tan aburrida como la del ramo de la alimentación en cualquier ciudad de provincias: un tema para disertar sobre economía política. Sus figuras son mediocres; el que vayan siempre con ametralladoras en lugar de letras de cambio no acredita su estatura [...]. Un empleado de la sección de impuestos, encargado de investiar el caso Capone aseguró a su biógrafo Pasley: "Era sorprendente la capacidad comercial de Capone. Hubiese medrado en cualquier ramo". Frederick Sondern, un redactor del Readers's Digest, enjuicióna Capone del modo siguiente: "Con sus facultades organizadoras hubiese llegado a ser un excelente jefe de empresa" [...]. Es asombroso ver cómo se ajusta la auoevaluación de Capone con estos juicios:
"Soy un hombre de negocios y nada más. Gané dinero satisfaciendo las necesidades de la nación. Si al obrar de este modo infringí la ley, en tal caso mis clientes son tan culpables como yo... Todo el país quería aguardiente y yo organicé el suministro de aguardiente. En realidad quisiera saber por qué se me llama un enemigo público... Yo sirvo a los intereses de la comunidad. Hago esto tan bien como puedo y procuro que los daños sean tan pequeños como sea posible. No puedo cambiar la situación del país. La afronto. Eso es todo".[...] Obedeció a la ley todopoderosa de la oferta y la demanda. Se tomó trágicamente en serio la lucha por la cometencia. Creyó de todo corazón en el libre juego de fuerzas. Lo que es bueno para los negocios, es bueno para América: Capone estaba convencido de ello. Daba vía libre al más apto: él mismo. El secreto estaba en la calle, entre algunos cadáveres.