Dejo aquí la presentación que utilizaré esta tarde para dialogar sobre #LaRealidadQueEs en la Asamblea de Cáritas.
Uno se apoya en la mochila. Porque en el momento en que nos quitamos el peso de nuestros hombros no sabemos enderezarnos enseguida; ¡pues resulta que era el peso lo que antes nos daba seguridad y equilibrio! [George Simmel]
viernes, 28 de junio de 2019
domingo, 23 de junio de 2019
Monte Candina: sensación de alta montaña junto al mar
Parece mentira que una montaña de tan poca altitud, pegada al mismo mar, ofrezca a ratos la experiencia de estar caminando por la alta montaña.
El sendero empieza en una zona habilitada como aparcamiento. He llegado temprano y sólo había una furgoneta. No hay señalización, pero unos troncos nos indican el camino. El sendero es estrecho, en ocasiones la vegetación forma auténticos túneles. La subida es sostenida, pero muy llevadera. Si no fuera por el sonido de los coches que circulan por la cercana autovía, pareceria que estamos a cientos de kilómetros de cualquier lugar habitado.
Al poco se alcanza un primer collado, desde el que podemos ver la primera de las hoyas del recorrido, la Hoya de Tueros. Las hoyas o dolinas, depresiones geológicas características de los relieves kársticos, son uno de los elementos más espectaculares de esta zona. En algunas de ellas se observan evidencias de antiguas explotaciones de mineral de hierro. Desde el collado, con el pico Tueros al frente, toca descender por un terreno muy similar al que la subida.
Cima del monte Tueros, por el que pasaré a la vuelta.
Remontando la hoya, mirada hacia atrás: se aprecia el collado y el sendero por el que he descendido.
El siguiente collado da paso a la Hoya Falluengo (creo, que las denominaciones y localizaciones varían muchísimo). Otro vistazo hacia atrás. Un cartel nos informa de las características geológicas y naturales de la zona.
Entramos en un terreno mucho más despejado, donde el lapiaz empieza a predominar. Los árboles se agarran como pueden a un terreno dominado por la roca caliza y azotado por los vientos del cantábrico.
Remontando la hoya. El Pico Tueros queda a la derecha; un rebaño de ovejas pasta a su sombra. Se aprecian profundos hundimientos en el terreno.
Ascenciendo hacia el tercer y último collado, Llana de Tueros, paso junto a restos de las antiguas explotaciones mineras.
Collado Llana de Tueros. Desde aquí se accede a las cumbres de Peña Candina y Salpico. Pero como no había gente y más tarde sí suele haberla, he optado por bajar primero hasta la Hoya Negra y asomarme a los espectaculares Arcos de Llanegro, tambien conocidos como Ojos del Diablo.
Ha merecido la pena. El terreno calizo hace que por doquier puedan verse rocas de todos los tamaños agujereadas por efecto de la erosión...
... pero los Ojos son un espectáculo. Y más tarde ha llegado mucha gente.
Sonabia
Cabo Cebollero, o "Ballena de Sonabia".
Así que ahora toca volver a recuperar la altura perdida. Vuelta hasta el collado Llana de Tueros y hacia el Salpico. No hay pérdida: a la izquierda queda la Hoya Llandesagú y a la derecha la Hoya Negra. Se trata de encontrar el camino menos incómodo entre las rocas, cresteando en ocasiones.
Primero se llega a una cumbre bastante aérea, con un buzón muy deteriorado. Pensaba que era el Solpico, pero luego he visto que no. ¿Es Peña Candina?
Desde la cumbre, Laredo.
Liendo.
Continuo hacia la siguiente cumbre, descendiendo unos metros hasta un precioso sendero.
Miradita hacia atrás...
Y ahora sí, cumbre del Solpico (483 m.).
Aunque el día estaba oscuro, las vistas son espectaculares.
¿Puede ser el Zalama?
Picos de Europa.
Y para abajo. Eran las 12:15 y subía gente a montones, la mayoría hasta los Ojos.
Un paseo de lo más recomendable. Habrá que repetirlo.
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