domingo, 11 de febrero de 2018

Ganekogorta

Primera ascensión del año al Ganekogorta. Vendrán bastantes más.
Hoy el día no era bueno, con lluvia al inicio y mucha niebla. Para colmo, alguien tuvo ayer la ocurrencia de intentar llegar hasta la cima con un todoterreno, embarrando absolutamente el sendero. 


Hasta que le ha resultado imposible seguir avanzando, y ha tenido que retroceder. De manera que, de una forma totalmente absurda, ha destrozado el sendero para nada.


Nunca he entendido la impunidad con la que estos vehículos, así como motos o quads (cuatro de estos han repetido la misma tontería que el 4x4: han subido por el camino hasta verse obligados a dar la vuelta) se mueven por los montes que rodean mi pueblo.Cualquiera pensaría que su uso irrestricto va contra la Ley de Conservación de la Naturaleza del País Vasco, que en su primer artículo dice así: 
Artículo 1.– 1.– Es objeto de la presente ley la protección y conservación de la naturaleza en la Comunidad Autónoma del País Vasco, estableciendo los principios básicos y los instrumentos necesarios a fin de asegurar:
a) La utilización ordenada de los recursos naturales por la población, garantizando el aprovechamiento sostenido de las especies y de los ecosistemas, así como su restauración y mejora.
¿Mejora, restauración, sostenibilidad? Me río, por no llorar.

A partir de ahí, ya sin las rodadas del maldito coche, la ascensión ha presentado a ratos toda la apariencia de una invernal. Al fondo, entre la niebla, el collado entre Arrabatxu (hacia la derecha) y Ganekogorta (hacia la izquierda).














Desde el collado, virando hacia el objetivo, puede apreciarse al fondo la cima del Ganeko, con su característico vértice geodésico.




Misión cumplida.





Para descender, renegando de la pista embarrada, he optado por bajar a derecho hasta la campa de Gongeda. La pala de nieve estaba preciosa,