Traicionando absolutamente su deber como gestor de lo público, Lasquetty pretende privatizar la sanidad madrileña con el argumento de que la gestión privada de servicios públicos esenciales es más eficiente que la gestión pública: "Siempre he pensado que la Administración no es buena gestionando un servicio público", ha declarado en alguna ocasión.
Pero el inmoral Lasquetty sigue cobrando un abultado sueldo público por ocupar una alta responsabilidad como gestor público, a pesar de que considera que tal gestión no es ni eficaz ni deseable. Su obligación sería trabajar para lograr que, en su caso, la gestión pública de la sanidad sea correcta, o dimitir inmediatamente de su cargo en el caso de que considere que tal cosa es imposible. Pero no. Renuncia a su responsabilidad como gestor, pero no renuncia a su sueldo. Traiciona lo público. Por cierto: Lasquetty es otro de esos paladines de la gestión privada que toda su vida han vivido de lo público, si ganar oposición ninguna, sin demostrar más mérito que su fidelidad absoluta a unas siglas políticas.
Ahora, el Juzgado Contencioso Administrativo número 4 de Madrid ha tomado la decisión de suspender cautelarmente el proceso de privatización de seis hospitales en la región.
Pues bien, el tal Lasquetty no ha encontrado otra forma mejor de responder al auto que descalificándolo porque, según él, el magistrado ha utilizado "criterios políticos, e incluso personales para tomar su decisión".
¿Cuáles han sido los criterios utilizados por Lasquetty para tomar su decisión de privatizar la sanidad madrileña?
A todos los lasquettis, traidores de lo público: ¡quitad vuestras sucias manos de los servicios públicos!