sábado, 21 de julio de 2018

Como la vida misma

Lecturas de ficción, pero con una enorme capacidad para recoger y reflejar la realidad social, la vida cotidiana, las luces y las sombras de la existencia. Cargadas de sociología, psicología e historia. Literatura con mayúsculas: para disfrutar, reflexionar y aprender.

Kent Haruf, Al final de la tarde, Penguin Random House, Barcelona 2018 (traducción de Cruz Rodríguez Juiz).

Ya he hecho referencia en este blog a las anteriores obras de Haruf publicadas en castellano (aquí y aquí). Y hace unos días, tras leer Al final de la tarde, escribía en twitter que me gustaría olvidar los libro de Haruf para poder leerlos de nuevo como si fuera la primera vez, ya que pocas autoras o autores consiguen emocionarme tanto y dejarme, al final, la sensación de haber formado parte de una historia hermosa y verdadera.
Se trata de la segunda de las obras que conforman la denominada "Trilogía de la Llanura". Seguimos, por tanto, asentados en la localidad de Holt, enredados en las vidas de sus habitantes: algunos ya viejos y entrañables conocidos, como los hermanos McPheron y Virginia Roubideaux, o como Maggie Jones y Tom Guthrie; otros nuevos y prometedores, como los patéticos (y por ello, conmovedores) Luther y Betty y sus hijos Rose y Joy Rae, el joven DJ o la trabajadora social Rose Tyler. Personajes de carne y hueso, personalidades complejamente realistas, la inmensa mayoría de las personas que pueblan esta novela se esfuerzan por ser fieles a sí mismas y a quienes les rodean en unas circunstancias a veces duras, pero siempre atentas a mantener activos aquellos recursos (el reconocimiento respetuoso, la disposición a ayudar...) que permiten reconocer en Holt una comunidad.

Jean-Claude Izzo, Total Kheops y Chourmo, Akal, Madrid 2018 (traducción de Matilde Sáenz López).

De una trilogía a otra, pero cambiando radicalmente de paisaje y de historia. Publicados originalmente en 1995 y 1996 por Gallimard, estas dos novelas (y la que las sigue, Soleá), transcurren en una Marsella de barrios obreros, inmigración, mafias, fundamentalismo islamista y lepenismo rampante. La ciudad del policía Fabio Montale, protagonista de ambas novelas. Sus orígenes barriales, su experiencia de la marginalidad, su fidelidad de clase, convierten sus investigaciones en un ejercicio de compromiso absoluto con su ciudad y sus convecinos.

Jo Nesbo, Macbeth, Lumen - Penguin Random House, Barcelona 2018 (traducción de Lotte Katrine Tollefsen).

¿Se puede recrear el Macbeth de Shakespeare recurriendo a la estética y la lógica de la novela policíaca actual? Al menos, se puede intentar. Es lo que ha hecho Nesbo, apreciado por estos lares (aquí y aquí) y famoso por su serie de novelas protagonizadas por el oscuro detective Harry Hole, en el marco del Proyecto Hogarth. Y el resultado, aunque a ratos no acabe de cuajar, es más que destacable.
En una oscura y deprimida ciudad europea norteña, controlada por violentas mafias de la droga, Macbeth es un ambicioso policía que se pasa al lado oscuro influenciado por su amante, Lady, una hermosa e inteligente propietaria del casino Inverness. Buscando gobernar la ciudad, Macbeth se embarcará en una sangrienta carrera de traiciones y asesinatos; las tres brujas elaboran una poderosa droga para el capo Hekate; la vieja locomotora Bertha, recuerdo de un pasado industrial glorioso, hará las veces del bosque de Birnam; y por sus páginas viven, luchan y mueren Duncan, Malcolm, Duff, Banquo, Lennox, Caithness, Fleance, Angus y Seyton armero de Macbeth. Una historia exagerada, inverosimil, pero por eso mismo arrolladora e impactante... como una tragedia de Shakespeare.

J.G. Ballard, Rascacielos, Alianza, Madrid 2018 (traducción de David Tejera Expósito).

Un bloque de apartamentos a las afueras de Londres aloja a dos millares de inquilinos. Conforman "un grupo casi homogéneo de profesionales adinerados", de manera que, "con arreglo a los criterios económicos y educativos habituales, cabía esperar que todos ellos se parecieran más que los miembros de ninguna otra sociedad, y que tuvieran los mismos gustos, actitudes, pasiones y caracteres". Sin embargo, esta aparente homogeneidad, así como la armonía social que debería llevar aparejada, se rompe desde el momento en que las distintas plantas empiezan a funcionar como enclaves, recreando diferencias de clase en función de la altura en la que se sitúen los apartamentos: "a los habitantes de los rascacielos no les solían importar los inquilinos que se encontraban a más de dos pisos por debajo de ellos". A partir de ahí, el deterioro de la convivencia será imparable y dramático. El resultado será "el fracaso del rascacielos como estructura social" y el surgimiento de un "nuevo orden social, basado al parecer en pequeños enclaves tribales".
¿Una metáfora moralizante de lo que puede estar ocurriendo hoy en, por ejemplo, Europa? Lo que pasa es que Ballard escribió la novela en 1975.

John Steinbechk, Los crisantemos, Nórdica Libros, Madrid 2016 (traducción de José Manuel Fernández Flórez). Ilustraciones de Carmen Bueno.

Una edición hermosa para una historia triste, pero poderosa. En los años Treinta, en una población rural en California, una mujer se descubre fuerte, capaz, autónoma: hoy diríamos "empoderada". Pero la misma relación que la hace sentirse así -un encuentro fortuito y fugaz con un buhonero mientras ella está cuidando su jardín- acaba en frustración. Al terminar el relato, quiero creer que la mujer fuerte volvió a brotar y a crecer, como los crisantemos.