sábado, 17 de octubre de 2009

Un imbécil social (con perdón)

EL MUNDO publica hoy en su sección "El mundo que viene" (pp. 10-11) una entrevista con Peter Leeson, joven economista titular de la cátedra BB&T para el estudio del capitalismo en la Universidad George Mason, encuadrado en la Escuela Austriaca de economía.

Según parece, Leeson se ha convertido en una brillante estrella neoliberal en el universo de la economía a resultas de la publicación de su libro The Invisible Hook. The Hidden Economy of Pirates (El garfio invisible. La economía oculta de los piratas), en el que sostiene que los corsarios del siglo XVIII "fueron pioneros del libre mercado y de la democracia". El propio Leeson ha publicado un extenso artículo en la New York University Journal of Law & Liberty en el que resume sus planteamientos.






A la luz de la multitud de reseñas y entrevistas realizadas, el libro ha sido todo un éxito. Habrá que pagar el impuesto reflexivo universitario y leerlo, si bien la entrevista que hoy publica EL MUNDO me hace temer que nos encontremos no ya ante un hayekiano, ni siquiera ante un neoliberal anarcocapitalista, sino simplemente ante un rational fool derivado en auténtico imbécil social, que es como Amartya Sen denomina a quienes desconocen las estructuras sociales (morales, culturales, políticas, históricas) en las que necesariamente se desenvuelve la disciplina económica, contexto social del que no le salva ni el ceteris paribus ni las ilusiones de equilibrismo perfecto y perfectamente informado.
Veamos un fragmento especialmente significativo de la entrevista en cuestión, por cierto, excelentemente llevada por el entrevistador, Pablo Pardo:

P.- En su libro usted destroza a los gobiernos.
R.- No. Lo que hago es decir que la gente depende mucho de la idea de que el gobierno produce un orden social, cuando el orden social está alrededor nuestro, sin que el ejecutivo intervenga. Creo que la mayor parte de la cooperación que se da en la sociedad no tiene nada que ver con el gobierno.
P.- A los países sin gobierno ni estado, como Somalia, no les ha ido demasiado bien.
R.- Eso es cierto. Pero hay otros factores. Esas sociedades no funcionaban muy bien con gobierno tampoco. De acuerdo con el Índice de Estados Fallidos, la mayor parte de los gobiernos del mundo son un fracaso. Puedo mostrarle una tabla que revela que cuanto más grande es un ejecutivo, menor es el PIB per cápita.
P.- Esas clasificaciones son a menudo un chiste. Hace unos años, en el Doing Business Report del Banco Mundial, Afganistán salía como un país más favorable a las empresas que India. Y era cierto: en Afganistán sólo necesitas un arma para abrir un negocio. No hace falta pedirle permiso a nadie, con la posible excepción del tipo que controle el pueblo en el que vives.
R.- De acuerdo, si no te sientes a gusto con eso olvidémoslo. Pero mi tesis es que un gobierno más pequeño tiene unos ciudadanos más ricos. Por supuesto, la gran excepción son los escandinavos. Pero muchos de sus logros son totalmente falsos. El paro, por ejemplo, es bajo porque sus estadísticas cuentan a gente que estaba recibiendo subsidios del estado como si estuviera trabajando.
P.- Pero eso pasa con todas las estadísticas. Si España midiera el PIB como EEUU, la economía crecería un 0,75% más cada año. Y si California midiera el paro como España, su tasa de desempleo sería el doble, con lo que se aproximaría, precisamente, a la de España.
R.- De acuerdo, olvidemos los datos y vayamos a la cuestión: ¿está Somalia mal porque no tiene gobierno desde 1991? Mi respuesta es que Somalia estaba mal antes. De hecho, cuando tenía gobierno estaba peor. Porque era tan corrupto y depredador que no servía para nada. Mi tesis es que Somalia tiene que decidir entre el peor presidente posible y la peor anarquía posible, y si ese es el caso, la anarquía les funciona mejor. Hay que tener en cuenta que a Somalia no se le presenta una elección fácil. No se trata de optar entre el gobierno suizo y la anarquía, sino entre el gobierno somalí y la anarquía. Y en ese caso, la segunda opción es la mejor.


Leeson tiene patente de corso para decir eso y lo que quiera. Está del lado del garfio que mece la economía, y eso es lo que importa.

viernes, 16 de octubre de 2009

Hambre de justicia

Miles de personas piden al Gobierno en Madrid que destine el 0,7% del PIB a la ayuda al desarrollo
El número de hambrientos se incrementará un 9% este año, llegando a los 1.020 millones, el peor dato desde hace más de 30 años
[EL PAIS].

La vergüenza del hambre eterna, eterna deuda de justicia de los subdesarrollados éticos que somos los económicamente desarrollados. Ahora porque hay crisis, y ya se sabe que la caridad bien entendida empieza por uno mismo. ¿Y ayer, cuando no había crisis y de las vacas gordas hacíamos hamburguesas XXL?



Hoy recuerdo a Albert Camus y su artículo de 1946 “Ni víctimas ni verdugos” [recogido en Crónicas 1944-1953, Alianza, Madrid 2002]. Su diagnóstico, certero, se adelantó en décadas a las reflexiones sobre la globalización. Su propuesta, impecable, alimenta a los movimientos sociales por la justicia global. Dice así:

Hoy sabemos que ya no quedan islas y que las fronteras son inútiles. Sabemos que en un mundo en constante aceleración, donde el Atlántico se cruza en menos de un día, donde Moscú habla con Washington en unas horas, estamos obligados a la solidaridad o a la complicidad, según los casos. Durante los años cuarenta aprendimos que el daño causado a un estudiante de Praga afectaba al mismo tiempo al obrero de Clichy, que la sangre derramada en algún lado a orillas de un río de la Europa central llevaría a un campesino de Texas a verter la suya en la tierra de unas Ardenas que veía por primera vez. No había, como ya no hay, un solo sufrimiento, aislado, una sola tortura en este mundo que no repercutiera en nuestra vida de todos los días.
[...] Del mismo modo, ningún problema económico, por secundario que parezca, puede solucionarse hoy en día sin la solidaridad de las naciones. El pan de Europa está en Buenos Aires y las máquinas herramientas de Siberia se fabrican en Detroit. Hoy en día, la tragedia es colectiva.
Todos sabemos, pues, sin sombra de duda, que el nuevo orden que buscamos no puede ser sólo nacional ni siquiera continental, ni mucho menos occidental u oriental. Debe ser universal. Ya no es posible esperar soluciones parciales o concesiones [...].
¿Cuáles son hoy en día los medios para alcanzar esa unidad del mundo, para realizar esa revolución internacional que podría redistribuir mejor los recursos humanos, las materias primas, los mercados comerciales y las riquezas espirituales? [...]
[...] El acuerdo mutuo entre las partes. No nos preguntaremos si es posible, pues aquí consideramos que cabalmente es el único posible. Nos preguntaremos ante todo qué es.
Ese acuerdo de las partes tiene un nombre, que es la democracia internacional [...].
[...] Es una forma de sociedad en la que la ley está por encima de los gobernantes, al ser dicha ley expresión de la voluntad de todos, representada por un cuerpo legislativo. ¿Es eso lo que se intenta fundar hoy? Nos están preparando, en efecto, una ley internacional. Pero son los gobiernos, o sea el ejecutivo, quienes hacen o deshacen esa ley. Nos hallamos, pues, en un régimen de dictadura internacional. La única forma de evadirnos de ella consiste en poner a la ley internacional por encima de los gobiernos, y por lo tanto hacer esa ley, y por lo tanto disponer de un parlamento, y por lo tanto constituir ese parlamento mediante elecciones mundiales en las que participarían todos los pueblos. Y como no tenemos ese parlamento, el único medio es resistir a esa dictadura internacional en un plano internacional y con medios que no contradigan el fin perseguido.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Costa... fuegos


Parece que, en efecto, la fiesta tenía hora límite. Aunque tal vez haya varios PPs y, en efecto, en alguno de ellos -un PP after hours- la fiesta continue, más animada incluso.

No será en esta costa valenciana. ¿Tal vez ahora la fiesta haya saltado hasta otras costas también mediterráneas? ¿Tal vez hasta Génova?

Mas hablamos de Valencia, tierra de pirotecnias y nits de focs. ¿Sera Costa un "costafuegos"?.

Si es tan incombustible como parece, las llamas morirán en sus zapatos. Pero si Costa se quema, el fuego saltará sobre él y se extenderá más allá del precario cortafuegos.

lunes, 12 de octubre de 2009

Liberal, según el momento

"La crisis exige de las sociedades abiertas una enérgica respuesta de ejemplaridad. Una vuelta a los valores cívicos y a la responsabilidad moral".

Así empieza el artículo titulado Momento liberal que hoy publica el diario EL PAÍS en su sección de Opinión. ¿Se puede escribir, en estos momentos, con la gota caliente que desde Valencia se va extendiendo a otros feudos del PP, un artículo sobre la necesaria renovación ética de la vida pública sin hacer la menor mención al caso Gürtel, al senador Barcenas, a Don Vito, a Pablo Crespo o a Orange Market? ¿Se puede pontificar sobre la virtud civil y política hoy a aquí, con la sola referencia de actualidad a una supuesta "frivolidad pasiva de la improvisación convertida en política" de la que se dejarían llevar "algunos gobernantes democráticos"?

¿Se puede hacer todo eso si el abajofirmante se llama José María Lassalle y se presenta como secretario de Cultura del PP y diputado por Cantabria?
Según parece, sí se puede.

El diputado Lassalle ya tuvo otro momento liberal en junio de 2006. Igual que ahora, en aquella ocasión tampoco hablaba del PP y su oposición bronca al Gobierno de Rodríguez Zapatero, encabezando manifestaciones de víctimas y de obispos conservadores. Eso sí, escribía cosas preciosas sobre lo que debe ser una buena oposición.
Igual que ahora: ¡qué cosas más bonitas escribe sobre lo que debe ser el compromiso y el servicio públicos!

¿Tal vez por eso ni entonces ni ahora pensaba en su partido?