El debate planteado en España en torno a la relación que debería existir entre el los intercambios
peer to peer y el
copyright en el entorno digital ha transcurrido hasta ahora en unos términos que, en general, se asemejan al escenario que
Charles Taylor denomina
alianza de neuróticos: cada parte en el debate no hace, con cada argumento que introduce, sino incrementar los miedos de la otra parte. El cambio en el Ministerio de Cultura, con el acceso al mismo de
Ángeles González-Sinde, y la condena a los responsables de la web sueca
The Pirate Bay, el mayor buscador de descargas de Internet, incide en un debate . El viernes se adelantaba EL PAIS con un amplio reportaje titulado
"¿Se acaba el chollo de las descargas gratis?". El sábado la noticia era la referida condena contra The Pirate Bay, que los diarios EL PAÍS y PÚBLICO presentaban de manera bien distinta. Mientras el primero titulaba la noticia
"Golpe contra un gran portal de descargas de Internet", PÚBLICO destacaba la distancia existente entre la normativa sueca y la que hoy por hoy rige en España:
"Enlazar a contenido protegido sí es delito en Suecia, pero no en España". Hoy, domingo, EL PAÍS informa sobre la propuesta de regulación de las descargas elaborada por la
Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, distinta del modelo francés, pero que modificaría el actual modelo español. Y en EL CORREO
Fernando Savater publicaba un artículo que finalizaba así:
"Probablemente los métodos actuales de controlar las descargas ilegales y cobrar algún tipo de compensación por las que se hagan legalmente no son los mejores. Pueden y deben irse afinando en el futuro, según vayamos aprendiendo más del complejo medio que es Internet, cuyas posibilidades cambian casi diariamente. Desde luego, las sanciones penales más graves no pueden caer sobre los ‘manteros’ que venden copias piratas, el último y más frágil escalón de una cadena que empieza mucho más arriba. Aunque será bueno, tras modificar una legislación que les castiga exageradamente, dejarles claro cuando se les pille ‘in fraganti’ que están colaborando a un negocio mafioso que no puede ser permitido. Y evitar su reincidencia. Pero lo más importante es inculcar en la población de usuarios de la Red -sobre todo en los más jóvenes- una pedagogía de respeto a los derechos de propiedad intelectual de quienes dan a luz esas músicas, imágenes o palabras que tanto enriquecen sus vidas, las de cualquiera de nosotros. El saqueo de lo ajeno por los que tienen poder -político o técnico, es igual- en nombre de una supuesta ‘libertad’ es el comienzo de la tiranía que esteriliza cuanto toca. Y la tiranía nunca es progresista, aunque haya una izquierda descerebrada -en Euskadi los conocemos bien- convencida de lo contrario". En las próximas semanas el debate sobre los derechos de autor y las redes P2P se van a plantear en unos términos cada vez más distintos de los que hamos conocido hasta ahora. Planteamientos como el de Patricia Fernandez de Lis, calificando la sentencia contra The Pirate Bay como
"un durísimo golpe sin importancia" ya que, aún en el caso improbable de que esa web fuera clausurada,
"los internautas utilizarán Mininova. Y si este sitio también es clausurado, visitarán cualquiera de los más de 50 sitios que, sólo en español, ofrecen enlaces torrent", no son más que salvas con polvora mojada. Urge abordar esta cuestión con un poco más de profundidad. Y sobre todo, urge desmontar la alianza de neuróticos que, todavía hoy, impide que este debate en profundidad pueda ni tan siquiera hacerse.