Excelente la entrevista a Teresa Laespada, diputada foral de Empleo, Inserción Social e Igualdad, que hoy publica EL CORREO. Reproduzco aquí el grueso de sus declaraciones, sobre empleo e inclusión social, en respuesta a las preguntas del periodista Jesús J. Hernández. Pero otros apartados abordados, como la igualdad de género o la inmigración, son también de mucho interés.
- Acaba de llegar y ha comenzado una
ronda con agentes sociales.
- Sí,
ya hemos estado con CCOO y LAB y nos veremos con los demás sindicatos y la
patronal. Se trata de abrir una vía de comunicación para escuchar, sobre todo, a
quienes están todos los días en la pelea de la empleabilidad. Les he prometido
que tendrán siempre la puerta abierta.- El empleo sigue siendo una de las mayores preocupaciones de los vizcaínos.
- Sí, es verdad. Lo expresó el propio Unai Rementeria en su investidura: no podemos decir que la economía mejora mientras la gente no tenga trabajo. El empleo, y de calidad, es prioritario para nosotros.
- ¿Qué lectura hace de esa última EPA que apunta una mejoría?
- Hay voces autorizadas que están diciendo que no ha habido tanto una creación del empleo como una distribución. Debemos ir hacia una creación neta, real; no vale con repartir ni dividir las jornadas. Igual hay que replantearse, como en Suecia, pasar de las ocho horas diarias a seis, y los suecos lo plantean sin merma de sueldo. No podemos organizar el empleo como en el siglo XX.
- ¿Porqué?
- Porque decirnos una cosa y la contraria. Apoyamos la automatización y la tecnificación de las empresas y eso evidentemente suprime puestos de trabajo. Es muy posible que de aquí a unos cuantos años no haya empleo para todos. Y hay que ponerse en ese escenario y hacer una reflexión serena. La realidad es muy clara: no va a haber empleo para todos. Por eso es tan importante que los mecanismos de inserción estén vinculados al trabajo. Deben ir en paralelo para fomentar su inclusión y para garantizar la dignidad de todos. ¿Esto supone conformarse con la tasa de paro? No, por Dios. Hay que bajarla como sea.
- ¿Qué planes concretos baraja?
- Me preocupan los mayores de 50 años, los jóvenes, y no es lo mismo uno de 18 que uno de 2S, y las mujeres, que tenemos unas cifras que mejoran menos que las generales.
- «No hay mejor política social que crear empleo». ¿Comparte esa máxima?
- En parte es verdad, pero no completamente. Ojalá fuera así. Desde la revolución industrial, el trabajo es el elemento central de inserción social. Y eso comienza a quebrarse a finales del siglo XX, cuando se nos caen las fábricas de la Margen Izquierda y la tarea de 50.000 la hacen 500. La productividad se dispara, pero nuestra gente se queda en casa. Hay que darle una vuelta a esa idea. ¿El empleo es la mejor inserción social? Estamos todavía en esa ola, pero vamos seguramente hacia una sociedad donde no seguirá siendo así. Por lo que decíamos antes, que no va a haber empleo para todos, lo que no quiere decir que no haya recursos económicos. La presión fiscal y la progresivídad deberán tener en cuenta a esos que entran y salen habitualmente del mercado laboral. Habrá que proteger a esos colectivos.
- ¿Hablamos de subir impuestos?
- Sí. Es que yo no entiendo que se pida bajarlos cuando queremos cada vez mayores cotas de bienestar. Yo quiero una sanidad, una educación y un sistema de protección social magnífico.
- La precariedad hace que, para algunos, trabajar ya no baste.
- Aproximadamente una tercera parte de la RGI en Euskadi se destina a complementar sueldos que no llegan al Salario Mínimo Interprofesional. Más claro no se puede decir. Tenemos trabajadores que se esfuerzan y que no llegan a esos 648 euros. Eso es tremebundo. Gente que trabaja y no puede vivir de su empleo. Hay que presionar para que todo el que trabaje tenga un sueldo digno y viva de él.
- Y eso, ¿cómo se hace?
- Pues supongo que la patronal tendrá algo que decir en esto. No se pueden rebajar más algunos niveles salariales. Para nada. Ni ofrecer trabajos como el que vi el otro día, de un colegio profesional, buscando un profesional cualificado, licenciado, pagando 400 euros por seis horas. Eso no se puede consentir.
- Precisamente en Empleo hemos visto una imagen muy llamativa la semana pasada en Balmaseda y Zalla. ¿Le gusta el sistema del bombo para repartir trabajos?
- No me gusta. Hay que pensar un poco este tipo de sistemas. Aunque se guardaron cuotas de proporcionalidad entre hombres y mujeres, perceptores de la RGI y mayores, hay que perfilar también a las personas. Porque, de lo contrario, parece que tener un empleo es un chollo. No podemos llevar las cosas a esa banalidad. A mí no me gusta. Respeto lo que hizo el concejal de
Balmaseda,
que supongo que se encontró con un montón de expedientes, pero creo que era
necesaria una actuación más precisa. Si hay varios con el perfil necesario, hay
otros criterios válidos,
como que todos los miembros del hogar estén en paro o que alguno tenga posibilidades de encontrar otro empleo.
- El alcalde de Zalla llegó a asegurar que
así se evitaban suspicacias.- Es que nos ponemos la venda antes que la herida. Como queremos, y es natural, que toda actuación sea transparente, algo que era necesario y que debió llegar antes, pues ahora nos pasamos en transparencia en cosas sin sentido. Esta es una de ellas. No se puede repartir los empleos como churros, porque no lo son. Son el sustento de una familia. Con sinceridad, no me gusta.
- Empleo, Inserción Social e Igualdad. ¿Cuál será su bandera?
- Los derechos de la ciudadanía, el derecho de todos a vivir en plenitud y con calidad de vida. Con un empleo, con apoyos cuando no lo hay, en igualdad desde un concepto de diversidad al que debemos dar el salto, incluyendo la inmigración, la discriminación racial, las diferentes orientaciones sexuales y sin perder de vista la solidaridad con el tercer y cuarto mundo. Un conjunto que habla de la dignidad de las personas. Y sin olvidar que hay casos en que todos esos factores se suman: mujer, inmigrante, sin empleo y en un colectivo desfavorecido.
-También es dramática la imagen de los 'sin techo'.
- Sí. En Inserción Social vamos a buscar pisos, albergues, soluciones para esa gente que está en una grave situación de exclusión social. ¿Seremos capaces de terminar con el 'sinhogarismo' en Bizkaia? Pues a mí me encantaría. Una sociedad avanzada no se puede permitir que la gente viva en la calle. Hay que encontrar la solución y sabemos que no es fácil. Porque no se trata de abrir más albergues. Las condiciones psiquiátricas de algunos hacen difícil trabajar con ellos, la convivencia exige que haya una serie de normas y muchos no logran adaptarse... todo eso sucede pero hay que darles una solución. Como escenario, quizá como sueño, me gustaría que al acabar esta legislatura todas las personas residentes en Bizkaia tuviesen un hogar.