sábado, 29 de abril de 2023

1794

Niklas Natt och Dag
1794
Traducción de Pontus Sánchez
Salamandra, 2021

"El bonito discurso de Von Rosenstein para la Academia se publicó finalmente el año pasado: lo pronunció en el año ochenta y nueve, y hacía un elogio de nuestra época definiéndola como el gran momento de la Ilustración. Cuatro años pasaron hasta que el texto quedó listo para la imprenta y, en tan poco tiempo, ¡mirad cuál es el fruto de esa Ilustración! Ahí abajo, en el continente, se han quitado de encima los fantasmas que hasta ahora habían sido los grandes opresores del mundo: le han asestado un golpe mortal a Dios y enseguida han pasado a ocuparse de los monarcas, que reinaban en su nombre, pero la sangre de los humildes inunda las cunetas: culpa e inocencia se ven unidas por el mismo color rojo. Todo el mundo aprovecha la oportunidad para vengarse con las hachas que han estado afilando en silencio desde hace tiempo: bellum omnia contra omnes. No dudo que la intención de quienes se lanzaron a derribar la opresión fuera buena, pero al cabo sólo le han dado al ser humano una nueva excusa para mostrarse tal como siempre ha sido: un ser tan sujeto a las leyes de la naturaleza como los animales del bosque, entre los cuales la violencia reina sin restricción alguna y el fuerte dispone de la vida del débil a su antojo. Mirad lo que está ocurriendo en París: hay verdugos por doquier. ¿Dónde están ahora los enciclopedistas? Corrieron todos a sus tumbas antes de que les diera tiempo de poner a madame Guillotina en el lugar correspondiente de la obra. Visto lo visto, ¿qué placeres no deparará el futuro a quienes, como yo, disfrutamos con la muerte, que parece haberse convertido en un deber en nombre del progreso? ¡Ah! ¡El siglo que llega me recibirá con los brazos abiertos!".

 
Tras 1793 (ya comentada aquí) llega, parece lógico, 1794, segunda entrega de la conocida como "trilogía de Estocolmo" cuya culminación, 1795, ya lleva casi un año en las librerías. Novela histórica negra, negrísima, que nos arroja sin contemplaciones a los abismos de un mundo de violencias y abusos en los que la inocencia de las personas más vulnerables se ve mancillada continuamente por los poderosos, guiados exclusivamente por la satisfacción de sus deseos e intereses.
 
Protagonizada de nuevo por el ex soldado Mickel Cardell, acompañado en esta ocasión por Emil, hermano pequeño del malogrado Cecil Winge, con quien colaboró en 1793. Ambos intentarán ofrecer algo de luz en el caso de Erik, un joven aristócrata enviado por su padre a la colonia esclavista de San Bartolomé para romper su relación con una campesina, que, a su regreso a Estocolmo tras años en el infierno de San Bartolomé, será acusado de un horrendo crimen. En la isla conocerá y conoceremos a Tycho Ceton, un hacendado inteligente, culto, cínico y perverso ("Vivo según el dictado de mi naturaleza: ¿qué va a hacer una avispa con su aguijón, sino picar?")  cuyo papel en la tragedia de Erik será esencial. También continua la historia de Anna Stina, no menos trágica.

Una historia dura, que huele a basura y a mierda, de cuerpos torturados y esperanzas truncadas. Un relato descorazonador y pesimista que podría haber sido firmado por alguno de los críticos de la Revolución Francesa de 1789, como Edmund Burke, si este se hubiera dedicado a la ficción: "Es imposible estimar la pérdida que resulta de la supresión de las viejas costumbres y reglas de vida. A partir de ese momento no hay brújula que nos oriente, ni tenemos los medios para saber a qué puerto nos dirigimos", lamentaba Burke en sus Reflexiones sobre la revolución en Francia (1790). ¿Queríais una revolución impulsada por los ideales de la Ilustración? ¿Buscabais acabar con cualquier tradición o jerarquía que ahormara la capacidad del individuos para desarrollar su propia vida en libertad? Pues esto es lo que habéis conseguido.

"Yo no soy más que el hombre del mañana llegado antes de hora", proclama Ceton. El terrible final de la novela augura un no menos terrible desenlace de la trilogía.

viernes, 28 de abril de 2023

Había un hombre que disparaba a los perros, y ahora ese hombre está muerto

Esta mañana han aparecido dos cabezas de lobo en las escaleras que dan acceso al Ayuntamiento de Ponga, en Asturias. En realidad estos macabros restos no "han aparecido", alguien los ha puesto conscientemente coincidiendo con la visita al municipio del presidente de la comunidad, Adrián Barbón y todos sus consejeros. En El Fielato podemos ampliar la noticia, con unas declaraciones de Barbón que... en fin: condena, pero... 


Justo hoy leía esto en el libro de la antropóloga Deborah Bird Rose El sueño del perro salvaje (Errata Naturae 2023, traducción de Silvia Moreno Parrado):

“Recordemos aquella aciaga historia: «Había un hombre que disparaba a los perros, y ahora ese hombre está muerto». Esas palabras nos llevan a pensar en el sino y el destino de quienes propagan la muerte de forma indiscriminada. ¿Qué será de los humanos cuando los compañeros de nuestra humanidad ya no estén?”.

Los perros a los que se refiere son los dingos, Canis lupus dingo, el cánido salvaje australiano perseguido con saña hasta llevarlo al borde de la extinción, como en Europa hicimos con el lobo. Tiroteados, envenenados, sus perseguidores no se contentan con eliminar a los animales, sino que alardean de hacerlo, colgando sus cadáveres de vallas y árboles. Sobre esta práctica, escribe Deborah Bird Rose:

“Le pregunté a una amiga que conoce bien a los ganaderos qué creía que quería poder decir aquella persona al exponer así el cuerpo del dingo, y respondió: «Lo hace porque puede». Me parece la mejor explicación. […] En esta nauseabunda perversión, la muerte se ofrece como parte de la historia y la comunidad de quien lo ha matado. En vida, estas criaturas sufrieron el desprecio del ganadero, y ahora su muerte se expone en una narrativa de poder absoluto. […]
Esta exposición es una suerte de trofeo de la guerra contra el mundo salvaje. […] ¿Y acaso no es evidente que esos engaños totalitarios están inclinando la balanza entre crear y destruir hacia sistemas desenfrenados de desconexión y desorden? […]
Los cuerpos son trofeos y, por lo tanto, espejos: nos devuelven nuestra propia imagen: la imagen de cómo somos cuando salimos a torturar y matar y nos enorgullecemos de nuestra obra”
.

“Había un hombre que disparaba a los perros, y ahora ese hombre está muerto”. No es una amenaza, es una realidad. Sin dingos, sin lobos, ya estamos muertos.

jueves, 27 de abril de 2023

Los empleados

Olga Ravn
Los empleados
Traducción de Victoria Alonso
Anagrama, 2023

"Es una cosa peligrosa para una organización no saber con certeza cuáles de los objetos que están bajo su custodia habrían de ser considerados vivos".

 
La nave seis mil lleva meses orbitando alrededor del planeta Reciente Descubrimiento. Su tripulación, un centenar largo (¿179?) está compuesta de humanos y de humanoides. Además de disfrutar de la lectura de un relato tan ingenioso como emocionante se puede jugar a identificar quienes están en un lado y quienes en otro: no siempre es fácil.

Al explorar uno de los valles de Reciente Descubrimiento encuentran unos extraños objetos que llevan a la nave. Su descripción es fascinante, como si se tratara de realidades imaginadas por H.R. Giger... pero sin mandíbulas. Los objetos emiten "una especie de arrullo" o "como un zumbido eléctrico" y alguno "parece del sexo femenino", ponen huevos, algunos están siempre fríos y otros calientes, "tienen intimidad" y los hay que "parecen poseer una maldad consustancial, o tal vez sea indiferencia". El contacto con esos objetos produce reacciones muy distintas entre los diversos componentes de la tripulación: nostalgia, desagrado, miedo, deseo, alegría, así como sueños y cambios en los patrones de conducta de humanos y de humanoides que inciden sobre su trabajo sobre la misión.
 
"Los he visto apiñarse con las cabezas hundidas y comunicarse sin articular palabra. Los he visto desaparecer en el ala número cuatro, girarse uno de ellos hacia mí cuando se encontraba en el hueco de la puerta y mirarme directamente a los ojos antes de que el miembro de la tripulación cerrase la puerta. ¿Qué me dijo esa mirada? No decía nada, más bien pasó sobre mí como si yo fuese un simple código, analizado y leído. ¿De qué manera lo veo yo? Yo lo veo así: la nave seis mil está preñada de cosas vivas" [Testimonio 102].
 
Una comisión de investigación recoge el testimonio de la tripulación con el fin de conocer lo que está ocurriendo en la nave. La novela se construye como una sucesión de transcripciones literales de estos testimonios. A medida que avanzamos en su lectura, formalmente fría y objetiva, vamos introduciéndonos en un escenario desasosegante, ominoso, hasta su sorprendente final.

lunes, 24 de abril de 2023

Libres para obedecer: El management desde el nazismo hasta hoy

Johann Chapoutot
Libres para obedecer: El management desde el nazismo hasta hoy
Traducción de Elena M. Cano e Íñigo Sánchez-Paños
Alianza Editorial, 2022

"Nuestra intención no es ni esencialista ni genealógica: no se trata de decir que el management tiene orígenes nazis -no es cierto, existía ya desde hacía algunos decenios- ni que se trata en esencia de una actividad criminal.
Proponemos simplemente un estudio de casos que se basa en dos observaciones interesantes para nuestra reflexión sobre el mundo en el que vivimos y trabajamos: jóvenes juristas, universitarios y altos funcionarios del Tercer Reich reflexionaron mucho sobre cuestiones de gestión, puesto que la empresa nazi se enfrentaba a enormes necesidades en términos de movilización de recursos y de organización del trabajo. Paradójicamente, desarrollaron una concepción no autoritaria del trabajo, donde el empleado y el trabajador aceptan su destino y están conformes con su actividad, en un espacio de libertad y autonomía
a priori bastante incompatible con el carácter
iliberal del Tercer Reich, una forma de trabajo «por medio de la alegría» (
durch Freude) que prosperó después de 1945 y que nos resulta familiar hoy en día, en un momento en que se supone que el «compromiso», la «motivación» y la «implicación» derivan del «placer» de trabajar y de la «benevolencia» de la estructura.
El ejecutor, con la garantía de la autonomía de los medios, sin poder participar en la definición y en la fijación de objetivos, se sentía aún más responsable y, por lo tanto, culpable en caso de fracaso de la misión".
 
 
Es probable que todo lo que, de una forma o de otra, se asemeje o parezca emparentarse con el nazismo nos parezca una completa exageración, eliminando nuestro interés por el tema. Es una aplicación más de la conocida como "ley de Godwin", que viene a decir que "a medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno", momento en el que la discusión puede darse por caducada. No se trata de decir que el management tiene orígenes nazis, pero...

Sería un error despreciar de esta manera el libro de Chapoutot, un autor especialista en el estudio del nacional socialismo que, en esta fundamentada investigación, revela inquietantes aunque razonables parecidos entre las prácticas modernas, postayloristas, de gestión de las empresas y el modelo de organización del trabajo y la producción en la Alemania nazi. La multiplicación de territorios conquistados generó un grave problema de gestión y administración, ya que el personal destinado a esas tareas disminuía a medida que cada vez más jóvenes eran reclutados por las fuerzas armadas. La solución consistió en transformar profundamente la función pública:

"¿Cómo hacer más con menos hombres? Simplemente, hay que hacerlo mejor -y esa mejora no es una cuestión que haya que plantearle al Gobierno central, ni es una cuestión de medios-. Hacerlo mejor con menos incumbe a los agentes de la administración alemana, que deben reformar, o incluso transformar, sus prácticas para hacer frente a los retos de hoy y de mañana".
 
A partir de este planteamiento, el libro analiza el paradójico antiestatismo del nazismo, caracterizado por un "feudalismo administrativo" responsable sólo ante el Führer y empeñado en impulsar un sistema de "dirección de los hombres" (Menschenführung) que pusiera fin a la lucha de clases en favor de una "comunidad de trabajadores y jefes en la empresa". La desasosegante historia de Reinhard Höhn ejemplica esta oscura continuidad entre nazismo y management. Jurista ("una especie de Josef Mengele del derecho") y general de las SS, en 1953 ocupa el puesto de director de la Sociedad Alemana de Economía Política y en 1956 funda una Academia para Ejecutivos desde donde publicó decenas de libros y formó a más de medio millón de directivos traduciendo a la economía privada el pensamiento y la práctica de la administración militar prusiana y nazi, basadas en la "táctica de misión" (Auftragstaktik) o la "autonomía de dirección del soldado" (Innere Führung), mediante su blanqueamiento con las fórmulas de "management por delegación" y "delegación de responsabilidad".
 
El libro de Chapoutot, interesantísimo, nos ofrece una nueva luz para entender a personajes como Albert Speer, arquitecto predilecto de Hitler y ministro de Armamento y Producción de Guerra del Reich a partir de febrero de 1942, quien, con intención exculpatoria, reproduce en sus memorias un artículo aparecido en 1944 en el diario británico Observer, en el que se le describe en los siguientes términos:

"Speer no es uno de esos nazis extravagantes y pintorescos. De hecho ni siquiera se sabe si tiene opiniones políticas. Se habría podido adscribir a cualquier otro Partido político, si hacerlo le hubiera servido para conseguir trabajo y una carrera. Es un producto destacado del hombre medio, triunfador, bien vestido, cortés, incorruptible. [...] Más bien simboliza un tipo de hombre que se está volviendo cada día más importante en todos los Estados que participan en la guerra: el técnico, puro, el hombre brillante que no proviene de una clase social ni tiene antepasados gloriosos y cuyo único objetivo es abrirse camino en el mundo, gracias a sus facultades como técnico y organizador. Precisamente su falta de lastre psicológico y anímico y la desenvoltura con que maneja la temible maquinaria técnica y organizativa de nuestro tiempo hace que esta tipología insignificante llegue tan lejos en nuestros días. Este es su tiempo. Puede que nos deshagamos de los Hitler y de los Himmler, pero los Speer, sea lo que fuere que pueda pasarle a este en particular, seguirán mucho tiempo entre nosotros" [Albert Speer, Memorias, El Acantilado, 2001, traducción de Ángel Sabrido].
 
Esta podría ser también la semblanza de Eichmann, aquel hombre "normal" aplicado concienzudamente a la tarea de lograr que los trenes partieran y llegaran a su hora. Dos idiotas morales, especializados en pasar instantáneamente de la idea a la acción, sin que medie deliberación ninguna más allá del cálculo de la eficacia y la eficiencia y por ello inmunes a las contradicciones morales que pudieran derivarse de las consecuencias de sus acciones.
 
¡Qué razón tenía Oskar Lafontaine cuando, frente a la reclamación en 1982 del canciller Helmut Schmidt de que Alemania debía recuperar las viejas virtudes de la puntualidad, el orden o la laboriosidad, le espetó que estas eran meras virtudes secundarias, perfectamente adecuadas para dirigir un campo de concentración!