sábado, 26 de diciembre de 2015

Otra de lecturas variadas... ¡Marchando!


Lecturas variadas, muy variadas, de las últimas semanas. Por comentar...
Empezamos por la ficción:

Andrea Camilleri. La banda de los Sacco. Destino, Barcelona 2015.
Recreación de una historia real, la de la familia Sacco (Luigi y Antonina, y sus hijos Vincenzo, Salvatore, Giovanni, Girolamo, Filomena y Alfonso) enfrentados en la mafia siciliana desde mediados del siglo XIX hasta la época de la Italia fascista. Una familia honrada y trabajadora, de raíces socialistas, que se niega a plegarse al chantaje mafioso y a sus conexiones con el poder político.Un ejemplo tan incómodo para esos poderes político-mafiosos como iluminados para el pueblo llano:
"Pero la orden es que hay que coger a los Sacco, vivos o muertos. También porque ahora hay quien sostiene que, si en la época de la marcha sobre Roma todos los socialistas hubieran actuado como están haciendo ahora los Sacco, el fascismo nunca habría alcanzado el poder".
Se lee de un tirón. Hace que sintamos la impotencia inicial de los Sacco, amenazados por la mafia y abandonados por el Estado, luego su indignación, y que los acompañemos en su empecinada resistencia.

Hugo Bettauer. La ciudad sin judíos. Periférica, Cáceres 2015.
Tras la Primera Guerra Mundial la ciudad de Viena decide cambiar sus leyes para poder expulsar a todos los judíos que viven en ella. Al principio todo es alegría: ya no tienen que repartir lo suyo con nadie, y menos aún con esos judíos que, incansables, abren negocios, crean fábricas, construyen viviendas, compran todo tipo de productos. A partir de ahora todo será para los auténticos vieneses:
"La policía ha infiltrado a cien hábiles agentes en las multitudes para que recojan impresiones. Sus informes coinciden en que la población cristiana se encuentra francamente presa de un delirio de alegría y espera el pronto arreglo de la situación, un abaratamiento de los alimentos y una distribución más igualitaria del bienestar. También en el colectivo obrero, todavía de afiliación socialdemócrata, la satisfacción por la marcha de los judíos es mayúscula".
Pero las cosas cambiarán, vaya si cambiarán
Publicara originalmente en 1922, esta novela anticipa lo que luego ocurrirá en toda Europa. Desgraciadamente, la historia real tendrá un final muy distinto del de la novela.

Éric Vuillard. Tristeza de la tierra. La otra historia de Buffalo Bill. Errata Naturae, Madrid 2015.
Es un relato hermosísimo. Crítica del exterminismo asociado al progresismo de la Revolución industrial, Buffalo Bill cruza su camino con la Exposición Universal de 1893:
"Vemos, pues, que el espectáculo y las ciencias humanas se iniciaron en los mismos expositores, con curiosidades arrebatadas a los muertos. Hoy en día, en las estanterías de los museos de todo el mundo no se encuentran más que despojos, trofeos. Y los objetos negros, indios o asiáticos que en ellos admiramos fueron sustraídos a cadáveres".
Crítica también de una forma "buffalo-billesca" de entender la historia como espectáculo comercial, anticipo de Hollywood y de los partes temáticos; caricatura y burla de las víctimas:
"Unos cuantos indios dan vueltas en torno a los rangers gritando como Buffalo Bill les ha enseñado. Se dan palmadas contra la boca y: ¡auu, auu, auu! Brota una especie de grito salvaje, inhumano. Pero ese grito de guerra no se ha emitido ni en las Grandes Llanuras, ni en Canadá, ni en ninguna otra parte: es pura invención de Buffalo Bill. Y ellos aún no saben que tendrán que lanzar sin cesar ese grito teatral, ese formidable hallazgo de titiritero, en todas las puestas en escena donde los contraten para que hagan de figurantes de su propia desgracia. Sí, aún ignoran la suerte que correrá el truco inventado por Buffalo Bill; no pueden ni imaginarse que todos los niños del mundo occidental, a partir de entonces, harán vibrar la palma contra la boca, en corro alrededor del fuego, para "gritar como los siux" ".
Reivindicación conmovida de los parias, los pobres, los perdedores de la historia oficial y del Progreso:
"En todos los cementerios hay una división para los pobres, una parcelita mal cuidada, recubierta de una pesada trampilla, sin cruz, sin nombre, sin nada. A veces reposa sobre la tierra un guijarro, un ramillete seco, alguien escribe con tiza una fecha o un nombre en el suelo. Eso es todo. No existe nada más conmovedor que esas tumbas. Son quizá las tumbas de la humanidad. Hay que quererlas mucho".

Peter Zuckerman y Amanda Padoan. K2. Enterrados en el cielo. Capitán Swing, Madrid 2015.
Imprescindible para quienes sentimos pasión por la montaña. Con su parte de crítica a la banalización comercial de la alta montaña y a la degeneración del espíritu del montañismo provocada en parte por esta comercialización:
"La muerte de David Sharp en el año 2006 representó el paradigma de esta degeneración. Sharp, un profesor de matemáticas, de treinta y cuatro años, estaba descendiendo de la cumbre del Everest cuando cayó, todavía atado a la cuerda fija, a menos de doscientos metros por encima del campamento más alto. Durante las doce horas siguientes, mientras él yacía moribundo, al parecer pasaron por su lado nada menos que cuarenta escaladores ansiosos de cumbre. Algunos testigos afirman que creyeron que Sharp estaba simplemente descansando. Otros dijeron que se advertía que corría grave peligro y que podría haber sido rescatado si cualquiera se hubiera propuesto ayudarlo. Nadie hizo el menor esfuerzo hasta después de haber descendido de la cumbre, pero para entonces ya era demasiado tarde. Se había dejado morir a Sharp: la fiebre de cumbre había ganado la baza al mero sentimiento de humanidad".
Pero, sobre todo, aventura en estado puro y cercanía etnográfica a una cultura y una forma de vida, la del pueblo Sherpa.

Lee Child. Zona peligrosa. RBA, Barcelona 2015.
Primera novela de la serie protagonizada por el nómada ex policía militar Jack Reacher. Empecé la serie por la última de las historia publicadas en España, la titulada Personal. Me gusto bastante más que esta primera. Pero se lee bien, la trama está bien construida y el personaje ya empieza a coger peso.

Don Winslow. En lo más profundo de la meseta solitaria. Penguin Random House, Barcelona 2015.
Tercera entrega de las peripecias del extraño detective Neal Carey, a sueldo de Amigos de la Familia, "unidad secreta del Banco para resolver problemas difíciles para sus mejores clientes", aunque lo que a él le gustaría realmente es investigar en su tesis doctoral "Tobias Smollett, el marginado de la literatura inglesa del dieciocho", matriculada en el departamento de lengua inglesa de la Universidad de Columbia. En esta aventura, la búsqueda del hijo de una conocida actriz de Hollywood, desaparecido junto con su ex marido mientras el niño lo visitaba, lo lleva hasta Nevada. Allí sus pasos se cruzarán con una organización neonazi... No es ni El poder del perro ni El cártel, es una serie mucho más ligera, pero el pulso de Winslow está presente en cada página. Muy entretenida.

Craig Johnson. Los mocasines de otro hombre. Siruela, Madrid 2015.
El cuarto relato de las historias en las que se ve envuelto el sheriff Walt Longmire, del condado de Absaroka, en Wyoming. Un territorio despoblado y salvaje, con una amplia comunidad de indios (su mejor amigo, Henry Oso en Pie, es un personaje logradísimo) y una cierta presencia vasca, como el sheriff de Powder Junction Santiago Saizarbitoria. El pasado de Longmire como investigador del Cuerpo de Marines durante la guerra de Vietnam retorna con motivo de la aparición del cadáver de una joven asiática. La principal característica de Longmire, su  humanidad, su capacidad de ponerse en el lugar de los otros, es la seña más identificable de las novelas de Johnson. Como dice Oso en un momento de la novela: "Como decimos los indios, no es la primera vez que te calzas los mocasines de otro hombre". Ya tengo ganas de leer la quinta.

Continuamos con el ensayo y la no-ficción:

Petra Hartlieb. Mi maravillosa librería. Periférica, Cáceres 2015.
En alguna reseña decían que tras su lectura te entraban unas ganas incontenibles de montar una librería. Es verdad. La historia de esta librería de Viena y las peripecias de su propietaria constituyen una lectura agradabilísima.Y su crítica de Amazon explica en muchos aspectos el retrato del "cliente infiel" que dibujaban las libreras de Negra & Criminal cuando anunciaron el cierre definitivo de su librería. Escribe Hartlieb:
"La competencia ya no está en los grandes centros comerciales; la competencia de todas las librerías, da igual que sean grandes o pequeñas, está en internet y se llama Amazon. La alimenta la comodidad y la irreflexión de quienes llenan su cesta de la compra con unos cuantos clicks en vez de a la vez que vacían su cuenta corriente, de quienes no salen de casa o de la oficina porque ya no tienen tiempo o porque se imaginan que ya no lo tienen. Uno o dos días después del pedido, tres a lo sumo, un mensajero les trate hasta la puerta de su vivienda libros, prendas de vestir, zapatos, cedés, tostadoras, lo que sea".
¡Vivan las maravillosas librerías!

Alfonso Armada. Sarajevo. Diarios de la guerra de Bosnia. Malpaso, Barcelona 2015.
Alfonso Rojo cubrió como enviado especial de El País la guerra de Bosnia entre agosto de 1992 y julio de 1993. Este libro recoge las crónicas escritas durante ese tiempo, acompañadas de apuntes de su diario personal. Para quienes en aquellos años nos habíamos socializado en las luchas contra el servicio militar obligatorio, la entrada de España en la OTAN o el despliegue de misiles nucleares en Europa, la guerra de Bosnia y, sobre todo, el sitio de Sarajevo, resultaron ser una experiencia dramática. El libro de Rojo es un testimonio imprescindible para combatir el olvido de unos acontecimientos que ocurrieron aquí y ahora, en esta Europa, hace apenas unos años, y que puede volver a ocurrir. Como señala en el prólogo la novelista Clara Usón:
"Europa parece haberlo olvidado o ha elegido olvidarlo, porque la mala conciencia es incómoda: en el año 2012 la Unión Europea aceptó, sin ningún escrúpulo y aplaudiéndose a sí misma, el Premio Nobel de la Paz, por haber pasado de ser un continente en guerra a un continente de paz, tras la Segunda Guerra Mundial. ¿Y la guerra de Bosnia? ¿Y las 100.000 personas muertas durante el conflicto, la mayoría civiles, las 50.000 mujeres violadas, los millones de desplazados, no cuentan? ¿Acaso Bosnia no es Europa?".
Las fotografías de Gervasio Sánchez, uno de los fotoperiodistas más importantes de España, y la cuidada edición característica de Malpaso, hace de este libro un objeto a la vez bello y terrible.

Leslie Jamison. El anzuelo del diablo. Sobre la empatía y el dolor de los otros. Anagrama, Barcelona 2015.
Creo que esperaba otra cosa al leer este libro, más bien encontrarme con Susan Sontag que con Oliver Sacks, y por eso me ha decepcionado un tanto. Me quedo con una idea fundamental: "La empatía no es tan sólo algo que nos ocurre -un aluvión de sinapsis que surcan el cerebro como una lluvia de estrellas-, sino que también interviene nuestra voluntad: de prestar atención, de prolongarnos. Es fruto del esfuerzo, ese pariente menos agraciado del impulso". Me lo apunto.

Josep Maria Esquirol. La resistencia íntima. Ensayo de una filosofía de la proximidad. Acantilado, Barcelona 2015.
Este libro tiene más de un punto de contacto con el anterior. Reflexión sobre la proximidad como projimidad. "La proximidad a las cosas y a los otros no se aviene con las abstracciones". La experiencia de la proximidad implica una metanoia, "un cambio en la manera de estar en el mundo y de sentir la vida". La proximidad nos sujeta, y es en el reconocimiento de esta sujeción cuando surge realmente el sujeto: "El sujeto reconoce su condición de sujetado". Reconocimiento radical de nuestra condición de seres sociales, afirmación de la falacia del individuo liberal, liberado de toda relación social que no sea contractual:
"Los otros, en vez de ser una restricción de mi querer, se revelan ahora como la condición de este querer; soy con los otros y los otros posibilitan mi libertad. En este registro se ve, también, que los otros no son para mí un medio para conseguir un objetivo, sino que yo son con y para los otros; que la mía es una condición social. Vivo con los otros de la misma manera que vivo respirando. Vista así, la dimensión social no es ni obstáculo ni límite de mi libertad, sino su condición".

Raúl Fernández Vítores. Tanatopolítica. Opúsculo sobre los dispositivos humanos posmodernos. Páginas de Espuma, Madrid 2015.
Un dispositivo tanatopolítico es "cualquier mecanismo destructor de la vida humana consentido o arbitrado por el Estado que la tiene bajo su jurisdicción". Su modelo más acabado lo encontramos en los campos de exterminio nazis o estalinistas. ¿Puede este modelo replicarse de alguna manera en la actualidad, en formas aparentemente muy alejadas de la práctica militar o policial genocida? Según Fernández Vítores, "el capitalismo está en condiciones de iniciar una tendencia tanatopolítica normalizada. Cuenta para ello con un modelo, el modelo nazi, que no por terrible deja de representar una 'solución' a los ojos de un sistema productivo que cada vez necesita menos del hombre". Y más adelante: "En las sociedades capitalistas más desarrolladas, progresivamente despobladas y envejecidas, la mayoría de los dispositivos humanos son biopolíticos, es decir, no matan, aunque sirven para realizar ajustes demográficos a largo plazo. El modelo tanatopolítico permanece dormido, como a la espera, en la agenda del Estado que las rige".

Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee. La carrera contra la máquina. Antoni Bosch, Barcelona 2013.
Hablando de un sistema productivo que cada vez necesita menos de los seres humanos, este libro, firmado por dos investigadores del MIT, recuperan y actualizan la tesis del paro tecnológico. Consideran que nos enfrentamos a una "Gran Reestructuración" provocada por la tecnología digital, que volverá obsoletas cada vez más competencias y capacidades laborales. Dibujan un mundo cada vez más desigual, de muchos perdedores y pocos ganadores, socialmente insostenible: "Cuando un número significativo de personas ve caer sus niveles de vida a pesar de que el tamaño del pastel económico está en continuo crecimiento, el contrato social de una economía e incluso el tejido social de una sociedad se ven amenazados". Pero su propuesta es tan sistémica como ingenua: acelerar la innovación de las organizaciones (según ellos, "no hay límite al número de mercados diferentes que se pueden crear": ¿y los límites ecológicos?) y aumentar el capital humano para mantenerlo al mismo ritmo de avance de la tecnología. Un excelente ejemplo de análisis carente de toda perspectiva estructural. Pero es lo que hay.

Alberto Garzón y Adoración Guzmán (coords.). El trabajo garantizado. Una propuesta necesaria frente al desempleo y la precarización. Akal, Madrid 2015.
Una propuesta bien distinta para combatir la crisis del empleo es la que ha llevado Izquierda Unida a estas pasadas elecciones, basada en los trabajos recogidos en este libro. De lo que se trata es de que el Estado se convierta en generador directo de empleo digno para todas aquellas personas en disposición de trabajar que no encuentran un puesto de trabajo en el mercado. Dada la importancia de esta cuestión, y reconociendo el esfuerzo realizado por los autores, en un próximo comentario presentaré en detalle mi opinión ante esta propuesta; opinión que, ya lo adelanto, es fundamentalmente crítica.

Thomas Piketty. La crisis del capital en el siglo XXI. Crónicas de los años en que el capitalismo se volvió loco. Anagrama, Barcelona 2015.
Este libro se sube a la ola del exitoso economista francés y su best seller El capital en el siglo XXI para ofrecernos una recopilación de sus artículos publicados en la prensa gala entre 2004 y 2012. En conjunto se trata de una obra excesivamente idiosincrática, en la que se abordan cuestiones que, si bien pueden tener una lectura europea, se apoyan en debates demasiado específicamente franceses. Hay algunas ideas interesantes, pero nada comparable a la lectura de su obra de referencia.

Philip Hoare. Leviatán o la ballena. Ático de los Libros, Barcelona 2014 (4ª).
Desde su primera edición en 2010 no sé en cuántas ocasiones he tenido este libro entre mis manos, dudando si comprarlo o no. Me atraía poderosamente su temática, esa mezcla de tratado zoológico, relato de aventuras y revisión literaria. Me atraía su protagonista: la ballena, animal de resonancias míticas. Al final caí en la tentación. Su lectura no me ha defraudado. Un excelente libro para revisar uno de los episodios más oscuros de nuestra historia económica, la caza industrial de ballenas: "Dicen que si las ballenas fueran capaces de gritar, nadie hubiera podido soportar su trabajo". Por cierto: las refinerías de a bordo, que permitían aumentar sensiblemente las capturas y el negocio, fueron un invento de los balleneros vascos en 1750.

Doug Peacock. Mis años grizzly. En busca de la naturaleza salvaje. Errata Naturae, Madrid 2015.
Y para terminar por hoy, uno de los libros con los que más he disfrutado en mucho tiempo. El autor, que inspiró al eco-guerrero protagonista de la novela de Edward Abbey La banda de la tenaza, transmite tanto amor, respeto y conocimiento por la naturaleza salvaje de Norteamérica como rechazo de una civilización que rechaza como "sifilización". Sus descripciones de los paisajes de Yosemite son hermosísimas. Sus andanzas entre los osos espeluznantes. Un libro para leer con delectación, buscando en algún mapa los lugares por los que el autor se mueve. Para soñar.

lunes, 21 de diciembre de 2015

¿Llenando el vacío?

En 2006 el politólogo irlandés Peter Mair publicaba en la revista New Left Review (publicado en castellano en febrero de 2007) un artículo titulado “¿Gobernar el vacío?”, en el que analizaba el surgimiento en los estados occidentales de una idea y una práctica de la democracia de las que estaría ausente su componente popular (una “democracia sin el pueblo”). Aunque Mair falleció en agosto de 2011, dos años más tarde se publicó un libro póstumo que desarrolla estos análisis, libro que en España ha publicado hace unas semanas por Alianza Editorial con el título: Gobernando el vacío. La banalización de la democracia occidental.
Mair considera que el vaciamiento de la dimensión popular de las democracias liberales tiene que ver en gran medida con el fracaso de los partidos políticos a la hora de seguir cumpliendo su función original de ser organizaciones de masas sostenidas por bases electorales esencialmente homogéneas, con una fuerte identidad política y unas estructuras organizativas fuertes. Los partidos de masas, especialmente los partidos de izquierda, conseguían ganarse la fidelidad de sus votantes “construyendo fuertes redes organizativas sobre la base de sus experiencias sociales comunes”: comunidades humanas localizadas en determinados barrios y regiones, con similares características, compartiendo condiciones de vida y de trabajo, participando en las mismas instituciones (sindicatos, iglesias, ateneos, clubes sociales). Cada partido desarrollaba un programa político distintivo, directamente dirigido a su propia clientela, por lo que “su integridad representativa era prioritaria”.
Pero todo esto comenzó a disolverse a partir de los años Setenta. Las identidades políticas se han debilitado, las condiciones de vida y de trabajo se han diversificado hasta el infinito, los electorados se han fragmentado… La ciudadanía se aleja del compromiso político convencional, votando cada vez en menor número y con menor sentido de coherencia partidista; también se muestra reacia a comprometerse políticamente en términos de identificación o militancia. “La competición política se caracteriza por la pugna por eslóganes socialmente inclusivos a fin de obtener el apoyo de electorados socialmente amorfos”. Surgen así los partidos-atrapalotodo y se entroniza la idea de que las elecciones se ganan en el centro. “Cada partido –subraya Mair- tiende a distanciarse más de los votantes, a los que supuestamente representa, al tiempo que se asocia más estrechamente con los protagonistas rivales con los que supuestamente compite. Las distancias partido-votantes se han ampliado, mientras que las diferencias partido-partido se han reducido”.
 
Se acaba produciéndose una doble retirada: “Los ciudadanos se retiran hacia su vida privada o hacia formas más especializadas de representación y los dirigentes de los partidos se retiran hacia las instituciones, presentando sus términos de referencia más fácilmente desde su papel de gobernantes o titulares de cargos públicos”. La ciudadanía se aparta de los partidos y de la política convencional, deja de ser protagonista y se convierte en espectadora. “Cuando la competición entre los partidos mayoritarios apenas tiene consecuencias para la toma de decisiones, solo cabe esperar que derive hacia el teatro y el espectáculo”, advierte Mair. De una democracia de partidos se pasa a una “democracia de audiencia”.
Por su parte, los partidos se alejan de la calle y de la gente y conceden una prioridad creciente a su papel como organismos de gobierno en contraposición al papel de organismos de representación: “buscan más el despacho”, se orientan esencialmente hacia el gobierno, convertido en un fin en sí mismo. Se convierten en parte del Estado a la misma velocidad con la que reducen su presencia en la sociedad. Incluso los partidos de oposición orientan toda su actividad hacia el gobierno y las instituciones parlamentarias, degradando su papel de organización “sobre el terreno”. De esta manera, los partidos políticos se convierten en “equipos de dirigentes compitiendo” y su organización, al margen de las instituciones políticas, se desvanece. Lo único que permanece es una clase gobernante o aspirante a gobernar.
“El terreno tradicional de la democracia de partidos, considerado como la zona de encuentro de los ciudadanos con sus dirigentes políticos, está quedando abandonado”, concluye Mair.
Releo las páginas subrayadas del libro de Peter Mair mientras el porcentaje de voto escrutado va subiendo poco a poco y, situado en el 49,71% en el momento en que redacto estas líneas, ofrece los siguientes resultados: PP, 124 escaños; PSOE, 96; Podemos, 70; y Ciudadanos, 31. Creo que los partidos emergentes, muy especialmente Podemos, han sabido reconstruir esa zona de encuentro con la ciudadanía sin la cual la política democrática se banaliza y se vacía de sus componentes más esenciales: la participación, la crítica, la rendición de cuentas, la ilusión, el compromiso… Si así fuera, me parece la mejor noticia de esta noche.
 
>> Publicado en EL DIARIO NORTE.