sábado, 30 de noviembre de 2024

Tierra quemada

Jonathan Crary
Tierra quemada: Hacia un mundo poscapitalista
Traducción de Beatriz Ruiz Jara
Ariel, 2022
 
"La civilización industrial moderna está a punto de prenderle fuego al mundo. La erradicación de las formaciones sociales y las comunidades está íntimamente ligada a la extinción del sistema terrestre vivo del que depende la comunidad humana. Estamos experimentando ahora el capitalismo en su fase terminal de tierra quemada. [...] El capitalismo de tierra quemada destruye cualquier cosa que permita a grupos y comunidades buscar modos de subsistencia autosuficiente, de autogobierno o de apoyo mutuo".
 
Profesor de teoría del arte y autor reconocido por sus críticas incisivas al capitalismo y la cultura tecnológica, como en su anterior 24/7, ahora nos presenta una reflexión urgente y devastadora sobre las crisis contemporáneas. En este ensayo, Crary traza un recorrido que va más allá de las tecnologías digitales y las estructuras capitalistas, hacia una visión crítica de los mecanismos que perpetúan la explotación, la desigualdad y la devastación ambiental.
 
Escrito en el contexto de una crisis global que abarca desde el cambio climático hasta la alienación social, Crary presenta una obra breve pero contundente que desafía las narrativas optimistas sobre el progreso tecnológico. Se distancia de las visiones que ven en la tecnología digital una salvación o un simple instrumento neutral, y en cambio, señala cómo las plataformas digitales están profundamente entrelazadas con el colapso socioeconómico y ecológico:
 
"Pero la idea de que internet podría funcionar de manera independiente de las catastróficas operaciones del capitalismo global es una de las falacias más pasmosas de este momento. Están estructuralmente entreveradas, y la disolución del capitalismo, cuando se produzca, marcará el fin de un mundo dominado por los mercados y que han moldeado las actuales tecnologías interconectadas. Por supuesto, habrá medios de comunicación en un mundo poscapitalista, como siempre los ha habido en todas las sociedades, pero guardarán pocas semejanzas con las redes financiarizadas y militarizadas en las que hoy en día nos vemos enredados".

Crary advierte que no podemos enfrentar los problemas actuales sin cuestionar el sistema que los alimenta: el capitalismo en su fase tardía y depredadora, en cuyo seno el auge de las tecnologías digitales no ha sido una liberación, como prometieron sus defensores, sino un mecanismo de control y explotación. Según el autor, estas herramientas perpetúan formas de vigilancia masiva y consumismo desenfrenado, erosionando la capacidad de los individuos para imaginar alternativas al sistema dominante:
 
"Las distracciones digitales ilimitadas supusieron un freno al auge de movimientos antisistema masivos. Parte de esta entusiasta recepción a internet fue la expectativa de que sería una herramienta organizativa indispensable para los movimientos políticos alejados de las corrientes dominantes, lo que favorecería el impacto de formas de oposición más pequeñas y marginales. En realidad, internet se ha revelado como todo un conjunto de configuraciones que evitan o bloquean  incluso la tentativa de surgimiento de la organización y la acción antisistema sostenida. Sin duda, internet puede cumplir la función instrumental de transmitir información a elevadas cifras de receptores, por ejemplo, en beneficio de la movilización a corto plazo por causas individuales, a menudo relacionadas con la política identitaria, las 'revoluciones de colores' o efímeras expresiones de indignación. Por otra parte, convendría no olvidar que en las décadas de los sesenta y los setenta se lograron movilizaciones de grupos radicales con una amplia base y otros movimientos mucho mayores sin necesidad de mitificar los medios materiales que se emplearon para su organización".

Frente a este utopismo digital, el autor considera que la digitalización, lejos de ser un progreso neutral, está vinculada a la aceleración de la desigualdad y al aislamiento social y sostiene que nuestras interacciones digitales no son solo un sustituto de las relaciones humanas directas, sino un terreno diseñado para optimizar la extracción de datos y ganancias privadas. Pero lo primero es lo más relevante: la creciente "celularización el espacio público" acaba provocando la "desintegración [...] del andamiaje moral de a vida cotidiana".

Crary establece una conexión directa entre el capitalismo y la crisis climática, argumentando que el sistema económico global se basa en la explotación insostenible de los recursos naturales y humanos. Describe al capitalismo como un sistema de "tierra quemada", que arrasa con todo a su paso en busca de beneficios a corto plazo, sin consideración por el futuro del planeta. El autor denuncia que incluso las soluciones "verdes" propuestas por las grandes corporaciones y gobiernos -como la transición a energías renovables o las "ciudades inteligentes"- son insuficientes porque no abordan las raíces del problema: la lógica misma del crecimiento perpetuo y la acumulación: no hay solución que no pase por "desescalar radicalmente la necesidad de energía 24/7 sin límites y también de todos los productos y servicios desechables, innecesarios, que pervierten nuestras vidas y envenenan la tierra".

A pesar de todo, Crary no abandona por completo la esperanza. Insiste en la importancia de imaginar y construir un mundo más allá del capitalismo y de las tecnologías que lo sostienen y nos invita a considerar alternativas radicales que prioricen la equidad, la comunidad y la sostenibilidad, a imaginar un futuro en el que las relaciones humanas y con la naturaleza no estén mediadas por el lucro ni por tecnologías diseñadas para controlar y explotar.

En un mundo cada vez más dominado por la desesperanza, Crary nos recuerda que el primer paso para el cambio es reconocer la magnitud del problema y atreverse a imaginar algo diferente.

jueves, 28 de noviembre de 2024

Las reglas del Mikado

Erri de Luca
Las reglas del Mikado
Traducción de Carlos Gumpert
Seix Barral, 2024 

"Esa noche que encontraste mi tienda se puso en marcha la cadena que debía soldarte a una red.
Sacarte de ella fue la excepción más exclusiva.
A esto me refería cuando te escribí acerca de la arriesgada tarea de la responsabilidad.
Una vez me escribiste que te había cambiado la vida. Yo no lo veo de esa manera. Un encuentro puede servir de detonante, pero es la vida la que cambia a las personas, no al revés".

 
Erri de Luca, ya lo hemos dicho antes, es un maestro en transformar historias aparentemente sencillas en profundas exploraciones de la condición humana. Este libro es un delicado cuadro narrativo donde un encuentro fortuito entre dos personajes -una joven gitana que huye de un matrimonio forzado y un viejo relojero solitario que acampa en la montaña cerca de una frontera- se convierte en el eje de una historia de aprendizaje mutuo, entendimiento y decisiones que trascienden el tiempo y la distancia. Este encuentro, aunque breve, transforma la vida de ambos personajes. 

"Nuestro encuentro ya lejano dejó fijado para mí un tiempo que ha permanecido inmóvil.
Puede ocurrir que haya, en la vida de las personas, un breve periodo desconectado de la corriente, en el que un acontecimiento se hinca como un clavo en la madera. Ese punto orienta después el espacio a su alrededor. Es un centro que mientras sucede no avisa de que será inmutable.
[...] Fuiste ese clavo hundido en mi tiempo. Solo por ti sentí la arriesgada tarea de la responsabilidad. es un sentimiento intransigente que excluye la cercanía con cualquier otro estado de ánimo".

Durante las noches que comparten, ella le habla de su creencia en el destino, en las señales que el mundo ofrece y en un dios que habita en las pequeñas cosas. Él, por su parte, ofrece una perspectiva distinta, interpretando el mundo como una máquina ordenada, regida por reglas precisas, como las del juego del Mikado.

Un juego que opera como una poderosa metáfora en la novela. En este juego, la precisión, la paciencia y la habilidad son esenciales para extraer palillos sin desestabilizar el conjunto. Para el relojero, estas reglas representan su manera de afrontar la vida: un intento de crear orden y equilibrio en un mundo caótico. El Mikado también simboliza la fragilidad de las relaciones humanas y la vida misma: un pequeño movimiento puede alterar el equilibrio de todo. Esta metáfora subyace en las decisiones que los personajes toman y en cómo esas elecciones repercuten en sus vidas y en las de los demás. Cada recuerdo, cada palabra y cada interacción entre los personajes se maneja con cuidado, como si el más leve movimiento pudiera derrumbar algo profundo e irreparable.

Escrita con la compleja sencillez característica de este autor, la estructura de la novela es lineal pero fragmentaria, con un fuerte énfasis en los diálogos entre los protagonistas. Estas conversaciones son el corazón del libro, funcionando tanto como intercambio de ideas como ventanas al mundo interior de los personajes. Pero cuando, tras la separación de las protagonistas, las conversaciones dejen paso a las cartas y al cuaderno en el que el relojero recuerda ciertos episodios de su agitada biografía, la historia dará un giro insospechado.

Este es un libro breve pero que, como el juego del Mikado, exige de quien lo lea atención y sensibilidad. 

domingo, 24 de noviembre de 2024

Como si fuera un río

Shelley Read
Como si fuera un río
Traducción de Gemma Rovira Ortega
Salamandra, 2024
 
"Mi historia no se reducía a fluir hacia delante y afrontar todos los obstáculos. Porque, como el río, por el camino también había ido reuniendo las pequeñas piezas que me conectaban con todo lo demás, y así era como había llegado hasta allí, con dos puñados de tierra en las manos y un corazón que todavía estaba aprendiendo a no temerse a sí mismo. Me habían moldeado mi familia y mis semejantes: mis parientes perdidos y mi amor perdido; los amigos que había encontrado, aunque fuesen pocos; mis árboles, que habían sobrevivido, y cualquier árbol que me hubiese dado cobijo; cada ser vivo que me había topado por el camino, cada gota de lluvia y cada copo de nieve que había escogido posarse en mi hombro, y cada ráfaga de viento que había sentido danzar; cada sendero tortuoso bajo mis pies, cada lugar donde había apoyado las manos y la cabeza y cada riachuelo como el que tenía delante, descendiendo por la ladera, ganando fuerza gracias a la gravedad, girando en el siguiente remolino, cambiando de dirección en el siguiente meandro, dando y recibiendo en tácito acuerdo con el resto de los seres vivos".
 
 
Ambientada en el agreste paisaje de Colorado en 1948, cuenta la historia de Victoria Nash, una joven de 17 años que vive junto al río Gunnison y cuya vida cambia radicalmente tras un encuentro casual con Wilson Moon, un misterioso vagabundo. Este encuentro desata un amor apasionado, pero también una tragedia que obliga a Victoria a huir, enfrentándose a desafíos que redefinirán su vida, que la llevarán al límite de sus capacidades para descubrir que este límite estaba mucho más lejos de lo que ella hubiera imaginado:
 
"¿Cómo se me había ocurrido creer que podría sobrevivir en las montañas? ¿Sólo porque llevaba toda la vida viendo el perfil de aquellas crestas?".

La trama no solo explora el dolor de la pérdida y los prejuicios patriarcales de la época, sino también el poder transformador de la amistad y la conexión con la naturaleza. A lo largo de la novela, Victoria encuentra apoyo en otras mujeres que, aunque muy diferentes entre sí, comparten una fortaleza y una capacidad de adaptación admirables. Estas relaciones, junto con su lucha por superar las adversidades, le permiten descubrir un camino hacia la reconstrucción personal.

Uno de los aspectos más destacados del libro es el vívido retrato del paisaje natural, que no solo sirve como escenario, sino que se convierte en un personaje más de la historia. El río Gunnison, con su flujo constante y sus cambios impredecibles, refleja las emociones y transformaciones de los personajes, encapsulando belleza y crueldad a la vez. Y los melocotones, que acompañan a la protagonista a lo largo de toda su vida, desde su infancia, cuyo cuidado se convertirá en uno de los ejes de su existencia:
 
"Quería crear un hogar allí para mí y para mis árboles. A cambio, juré amar y cuidar aquel pedacito del planeta hasta el fin de mis días".
 
Una novela que invita a reflexionar sobre la fortaleza interior y la conexión con lo que nos rodea, nuestro entorno social y, sobre todo, nuestro entorno natural.