En este punto se abandona la pista. Al fondo, el Eretza.
Vamos ganando altura sin apenas esfuerzo entre pinares, por los que de vez en cuando asoma la cumbre del Eretza.
Abandonamos definitivamente la pista, para afrontar el característico cortafuegos que nos llevará prácticamente hasta la cumbre. A partir de aquí, toca subir sin apenas respiro.
En algunos puntos se abren puertas donde nacen senderos que invitan a dejar el camino y aventurarse a recorrerlos, pero lo dejo para otro día.
Tras superar el primer tramo del cortafuegos, el Eretza se muestra en todo su esplendor. Toca seguir subiendo.
Antes de alcanzar el final del cortafuego un oscuro paso entre los árboles da inicio a un corto pero hermoso tramo escondido. Uno espera que aparezcan en cualquier momento duendes o hadas.
Salgo de nuevo al sol y asciendo los últimos metros hasta alcanzar el cordal que conecta el Eretza con el Ganerantz y el Pico La Cruz. Al llegar, un rebaño de ovejas me observa con sorpresa.
Cumbre.
Al fondo, Ganerantz y Pico La Cruz.
Vista del cortafuegos desde la cima.
... así como Ganekogorta y Gallarraga.
Despedida.