lunes, 2 de mayo de 2011

Bildu

Empezaremos con alguna obviedad:


1ª. Que no tenemos más remedio que estar a lo que digan los tribunales de Justicia, en este caso ya el Constitucional, nos guste más o menos, o directamente nos disguste. Cualquier otro estar (a impulsos políticos del signo o de la dirección que sean), a opiniones personales (fóbicas o a fílicas), a cálculos estratégicos, sólo puede ser peor que lo que tenemos. Matizo: sólo puede ser infinitamente peor.


2ª. Que la democracia efectiva lleva amenazada en Euskadi desde que ETA inició su andadura terrorista. La democracia ha sido literalmente "sacrificada" -por recurrir a un término utilizado ayer por Matute- cada vez que ETA ha asesinado y amenazado, en particular a un candidato o un militante de UCD, PP y PSE, a un intelectual o a un periodista libre. Como lo ha sido cada vez que decenas de miles de vascas y vascos han considerado estas amenazas y asesinatos, en todo caso, un daño colateral perfectamente soportable, que jamás les ha hecho dudar sobre su voto.


Dicho esto: la anulación con carácter general de las candidaturas de Bildu me parece un despropósito. Es la aplicación hasta el extremo de dos principios que ya mostraron su temible eficacia durante el sumario 18/98: el principio de la "contaminación" y el principio de la "pertenencia inconsciente a ETA". Principios que se han infiltrado en la lógica política y, por lo que parece y es más preocupante, en la lógica judicial.
Es esta lógica perversa e incontrolada la que cuestiona en su últi punto el voto particular contrario a la sentencia firmado por los magistrados Alarcón, Xiol, Moliner, Calvo, Jorge y Gimeno-Bayon:

"Hay una diferencia más entre el caso SORTU y el caso BILDU que, en nuestra opinión, debería haber sido decisiva para que –junto a todas las razones ya expuestas- la mayoría de la Sala se hubiera inclinado por desestimar los recursos planteados contra BILDU. Y es que, ahora, la decisión mayoritaria no se traduce en negar el derecho a concurrir a las próximas elecciones a una nueva formación política, SORTU, sobre la que pudiera parecer razonable albergar ciertas sospechas de continuidad respecto a la ilegalizada BATASUNA, sino que, en este caso, se va a privar de ese derecho a dos partidos políticos de larga trayectoria democrática y siempre opuestos a la violencia de ETA, como son Eusko Alkartasuna y Alternatiba (éste mucho más reciente pero derivado de uno, Ezker Batua, con muchos años de actividad política inequívocamente democrática). Esta consecuencia de la estimación de los recursos presentados contra BILDU es insostenible en términos constitucionales y legales, máxime cuando, como hemos puesto de manifiesto, EA siempre puso como condición sine qua non para la alianza electoral con la Izquierda Abertzale que ésta rechazase la violencia y el terrorismo y, solamente cuando ha comprobado –a su juicio, fehacientemente, y no parece lógico pensar que EA carece de información solvente al respecto- el cumplimento auténtico y no ficticio o fraudulento de esa condición, ha dado luz verde al proyecto BILDU".


Yo digo que el Constitucional no puede respaldar esa sentencia, al menos no en su carácter general. Y que, en todo caso, seguirá triunfando el Estado de Derecho, aunque algunos que ahora lo ensalzan hablarán de traición, y quienes ahora lo cuestionan no reconsiderarán jamás sus críticas.


De su recurso a Salvador Allende y a su último discurso a la nación desde la Moneda asediada no voy a hablar.
La épica nunca ha sido su fuerte. El heroísmo tampoco. El victimismo, sí.

domingo, 1 de mayo de 2011

1º de Mayo: Sabato

Este año, el 1 de Mayo ha caído en Sabato.

Las "5 millones de razones" para manifestarse que se coreaban esta mañana mientras recorríamos la Gran Vía de Bilbao eran, también, 5 millones de ausencias (4.910.200, exactamente).
Cinco millones de fracasos: no personales (como sostiene una perversa concepción de la empleabilidad), tampoco gubernamentales (como afirma un cómodo e irresponsable diagnóstico de oposición), sino sociales. Un fracaso colectivo.
Cinco millones de exclusiones. Somos una sociedad incapaz de proporcionar a sus miembros el principal recurso para acceder a los derechos sociales y económicos que constituyen la base material de la ciudadanía; un empleo decente.
Por eso esta mañana la marcha tenía muy poco de festivo. A pesar de que el tiempo acompañaba y el sol animaba a ocupar la calle.

¿Cuántos de esos 5 millones de parados se habrán manifestado esta mañana? Y si lo han hecho, ¿contra quién?

"La gente teme que por tomar decisiones que hagan más humana su vida pierdan el trabajo, sean expulsados, pasen a pertenecer a esas multitudes que corren acojonadas en busca de un empleo que les impida caer en la miseria, que los salve". Lo escribió Ernesto Sabato en La resistencia.

También escribió, en Antes del fin: "Les propongo entonces, con la gravedad de las palabras finales de la vida, que nos abracemos en un compromiso: salgamos a los espacios abiertos, arriesguémonos por el otro, esperemos, con quien extiende sus brazos, que una nueva ola de la historia nos levante. Quizá ya lo está haciendo, de un modo silencioso y subterráneo, como los brotes que laten bajo las tierras del invierno".

Y así, este domingo, he caminado entre los dos Sabatos: el del acojono y el del compromiso.