sábado, 29 de enero de 2011

ETA desagertu

Demasiado tiempo desde el último comentario; Txetxu me lo recordaba hoy. Pero han sido dos semanas de mucho trabajo en la universidad.
Tenía la intención de exponer mi particular balance de todo el proceso relacionado con la denominada Ley Sinde: a ver si puedo hacerlo el lunes o el martes.

En todo caso, hoy es de justicia dedicar este comentario a la manifestación convocada por Gesto por la Paz en Bilbao con el lema "ETA desagertu. Definitivo y sin condiciones".


Como se señala en el documento de convocatoria de la manifestación:
"Desde 1988, Gesto por la Paz ha venido convocando en torno al Día Internacional de la no violencia, de forma ininterrumpida, una manifestación que se ha convertido con los años, en una de las señas de identidad de esta organización. Esta manifestación ha sido y es una cita casi ineludible para muchas personas que se han sentido llamadas por un mensaje sencillo, pero no por ello carente de coherencia y de valor ante la tragedia con que el terrorismo ha ido impregnando todos los rincones de nuestra tierra y todas las relaciones
de nuestra sociedad".

Veinticinco años ya. Se dice pronto. La mitad de mi vida.
Veinticinco años haciendo el mismo recorrido de hoy que esta tarde he compartido con Txetxu, Joseba, Fernando, Josu, Carlos, Susana, Sabin, Amaia, Víctor, Loli, Eskolunbe, Jesus, Xabier, Puy, Jokin, Itziar, Idoia, Angel Mari... La mayoría de quienes hoy hemos caminado tras la pancarta de Gesto por la Paz no hemos faltado ninguno de estos años.



Tal vez por eso hemos sentido una punzada de emoción al escuchar las primeras palabras del manifiesto que se ha leído al término de la manifestación:
"Dicen que la civilización puede ser salvada por personas de a pie. Hace ya 25 años que Gesto por la Paz nos convoca, en actos como el de hoy, a esas personas de a pie que no aceptamos el asesinato y el terror como parte funesta de nuestra convivencia civilizada. A lo largo de todo este tiempo, hemos tenido que ir desbrozando el camino de muerte y de amenazas con el único instrumento de los derechos fundamentales en nuestras manos. El compromiso humano y cívico que hemos mantenido ha contribuido a la deslegitimación de la violencia que, por fortuna, hoy prevalece en el corazón de nuestra sociedad".