sábado, 21 de julio de 2012

Sinceridad


"Todo personaje que alcanza el poder enseguida declara con firmeza que conoce la realidad de las cosas, que ve sus debilidades y que es capaz de ponerles remedio. Va a tener éxito allí donde los otros han fracasado.
Lo contrario sería impensable, un primer ministro que nos dijese: 'Es un tema que no conozco bien. Francamente, haré lo que pueda, pero a día de hoy no tengo muy claro cómo resolver ese problema'. En otras palabras, un jefe de Estado que nos contase la verdad resultaría inconcebible. Afirma que todo lo sabe y todo lo puede, al estilo (mágico) de los reyes de antaño.
Así nos esconde su debilidad, que es también la nuestra. Por miedo a que nos entre el pánico, disimula sus dudas, calla su fragilidad, su incompetencia parcial, en resumidas cuentas, todo lo que es humano en él. Y, por supuesto, cuando llega la crisis, nos decepciona.
Si queremos que la democracia tenga un futuro próspero, quizá debamos llevarla por el camino de una sinceridad más abierta".
[Jean-Claude Carrière, Fragilidad, Península, Barcelona 2006]



jueves, 19 de julio de 2012

Nuevos y viejos actores de la transformación social

El presente artículo pretende hacer una reflexión en un marco determinado: el que define la preocupación por las perspectivas a las que se enfrenta el sector de la cooperación al desarrollo, con los “actores de la transformación social” como objeto específico de análisis, distinguiendo entre “nuevos” y “viejos” actores. Nos preocupa, por tanto, la intervención social transformadora en el contexto global. ¿Quiénes son esos viejos actores? Desde una perspectiva estrictamente temporal, a) los Estados y las instituciones de agrupación de intereses y proyectos asociadas a su desarrollo (partidos y sindicatos); b) las organizaciones internacionales: sistema de Naciones Unidas e instituciones de gobernanza socioeconómica (BM-FMI, OCDE, OMC); y c) las organizaciones no gubernamentales. Por su parte, los nuevos actores serían: a) las empresas transnacionales; b) los movimientos sociales por la justicia global; y c) todos y cada uno de los individuos, en todas y cada una de sus dimensiones (aparición del ciudadano “glocal”).
Más allá de la perspectiva cronológica inicial –“los de antes” frente a “los de ahora” como sinónimo
de viejos y nuevos actores– con la que se inicia la reflexión, serán actores renovados y renovadores (más allá de su novedad temporal) aquellosque sean capaces de asumir e integrar en sus prácticas los retos de la moralidad y las nuevas coordenadas espacio-temporales para la acción social (“allá y pasado mañana”), movilizando a un nuevo sujeto social a la vez individuado y enredado, que sepa narrarse a sí mismo y narrar a otras personas los motivos de su actuar transformador [...].

Este es el resumen del artículo titulado "Nuevos y viejos actores de la transformación social", incluido en el libro de G. de Castro y M. Casares (eds.) Cambio social y cooperación en el siglo XXI, Fundación Intervida, Barcelona 2012, pp. 22-31.
El libro completo puede encontrarse aquí.

domingo, 15 de julio de 2012

PRO(O)POSICIÓN

Me preocupa muchísimo que Pérez Rubalcaba no conciba otra manera de hacer oposición distinta de la que él está liderando que aquella, tan irresponsable, que realizó el PP contra Jose Luis Rodríguez Zapatero. Por supuesto que aquel estilo de oposición debería desaparecer para siempre del escenario político. Pero no es cierto que la única alternativa sea esta oposición meramente declarativa de Rubalcaba.
¿Buscar grandes acuerdos que permitan afrontar en mejores condiciones la actual situación? Como planteamiento, nada que objetar. Pero lo que a finales del pasado año, cuando asumió el liderazgo del partido socialista, podía ser un ejercicio de responsabilidad, hoy no pasa de ser una expresión de impotencia.

"Lo que es nuevo en el contexto actual es que las clases dominantes se desinteresan del consenso, tal es la confinza que tienen en que no hay alternativa a las ideas y soluciones que defienden. Por esta razón, no se preocupan de la posible vigencia de ideas y proyectos que les son hostiles, ya que están convencidos de su irrelevancia y de lo inevitable de su fracaso. La hegemonía se transformó y pasó a convivir con la alienación social, y en vez de sustentarse en el consenso, lo hace en la resignación. Lo que existe no tiene por qué ser aceptado por ser lo bueno. Bueno o malo, es inevitable, y es desde esta base que tiene que ser aceptado" [B. de S. Santos, Crítica de la razón indolente: contra el desperdicio de la experiencia, vol. I, Desclée de Brouwer, Bilbao 2003]

Cuando Boaventura de Sousa Santos escribe estas líneas en el año 2000 no estaba pensndo, evidentemente, en el PP y en el Gobierno de Rajoy; sin embargo, la tesis que entonces defendía con carácter general puede aplicarse en todos sus términos al aquí y al ahora de huestro país. El PP se ha desentendido del consenso, el acuerdo o el pacto. Totalmente.
En estas circunstancias, lo que necesitamos es una oposición propositiva y proactiva, una pro(o)posición capaz de plantear con claridad un diagnóstico alternativo a la doxa neoliberalizadora dominante y de elaborar un proyecto sociopolítico de intervención para su realización. Un proyecto que necesariamente debe tener desde el principio una dimensión europea.
Se trata de combatir la resignación asociada a la incapacitante ideología de la inevitabilidad. ¿Qué tal si empezamos por cuestionar la idea de que este estilo de oposición, aunque no sea aceptado por bueno, debe ser aceptado por inevitable?