Como señala Pierre Rosanvallon, hay una contrademocracia que no es lo contrario de la democracia, sino otra forma de democracia: "la democracia de los poderes diseminados en el cuerpo social, la democracia de la desconfianza organizada frente a la democracia de la legitimidad electoral". Frente a la tesis de la ciudadanía pasiva y desafecta, esta contrademocracia se manifiesta como una democracia de expresión, de implicación y de intervención.
Beppo Grillo es la cabeza más visible de un movimiento de vigilancia cívica, que no se resigna al "desnivel de capacidades" que constituye el elemento clave del sistema representativo. Un emergente poder de control organizado en torno a acciones de vigilancia, denuncia y calificación.
Hay otra forma de contrademocracia que Rosanvallon califica de impolítica, entendiendo por tal aquella que no aspira a la aprehensión global de los problemas ligados a la organización de la existencia colectiva, disolviendo en la práctica "las expresiones de pertenencia a un mundo común". Es la cara sombría de la contrademocracia. En esta perspectiva, "el ciudadano se ha transformado en un consumidor político cada vez más exigente, renunciando tácitamente a ser productor asociado del mundo común".
Rosanvallon presenta como ejemplo más acabado y extremo de esta contrademocracia impolítica el populismo, "que pretende resolver la dificultad de representar al pueblo resucitando su unidad y su homogeneidad de un modo imaginario, en una toma de distancia radical con aquello a lo que se supone que se le opone: el extranjero, el enemigo, la oligarquía, la élites".
En todo caso, me parece relevante atender a una reflexión de Rosanvallon: "El hecho dominante del período actual reside precisamente en la degradación de esa soberanía crítica, que participaba de manera constructiva en la vida conflictiva de la democracia, en una soberanía puramente negativa. La soberanía efectiva del pueblo se afirma, en adelante, mucho más en la modalidad de una sucesión de rechazos puntuales que a través de la expresión de un proyecto coherente [...] En todas partes, una democracia de rechazo tiende a sustituir la antigua democracia de proyecto".
Espero que el apoyo recibido por el MoVimento 5 Stelle no sea un ejercicio de votantes simplemente "rechazantes", que estas no sean unas "deselecciones".
Por ahora ya han servido para expresar el rechazo democrático a la tecnocracia de Monti. Gracias.