Me ha emocionado leer hoy en EL PAÍS el reportaje de Natalia Junquera sobre el brigadista Jack Edwards, y cómo sus familiares y amigos han dado cumplimiento a su deseo de que sus cenizas vuelen para siempre en el valle del Jarama, donde lucho junto a tantos internacionalistas contra el fascismo que, empezando por España, acabó incendiando toda Europa.
No sé si habrá habido otro conflicto bélico que haya implicado libre y generosamente a tantas personas de tantos lugares del mundo como la Guerra Civil española.
Aunque inglés, internacionalista como era, seguro que Jack Edwards entonaría junto a sus compañeros de armas Viva la Quinta Brigada... como si fuera irlandés:
"Viva la Quinta Brigada, No Pasaran, the pledge that made them fight. Adelante was the cry around the hillside. Let us all remember them tonight".
Christy Moore - Viva la Quinta Brigada. Live at Barrowland Glasgow
Uno se apoya en la mochila. Porque en el momento en que nos quitamos el peso de nuestros hombros no sabemos enderezarnos enseguida; ¡pues resulta que era el peso lo que antes nos daba seguridad y equilibrio! [George Simmel]
martes, 25 de febrero de 2014
¿Unilateralidad con dos lados?
Es lo que tiene llegar tarde a todo: que la historia que una vez fue tragedia se reproduce finalmente como farsa. Las y los verificadores internacionales a los que ETA ha recurrido (¿o cómo ha sido eso?) para escenificar su desarme traen consigo, según parece, experiencias referidas a situaciones bien trágicas: Ram Manikkalingam carga sobre sí con la guerra civil de Sri Lanka (con casi 100.000 muertos); Ronnie Kasrlis con el infame apartheid de Sudáfrica; Chris Maccabe con los conflictos de Irlanda del Norte y de Kosovo; Satish Nambiar con la brutal experiencia de la ex-Yugoslavia; Aracelly Santana con las pirámides sacrificiales de El Salvador (80.000 muertos o desaparecidos) o Guatemala. Conflictos en los que se han enfrentado ejércitos regulares, o bandos perfectamente militarizados, con cadenas de mando, estrategias de conquista y control del territorio, en contextos de abierta guerra civil. Y ahora se han encontrado, porque alguien (¿quién?) les ha llamado, con un conflicto sin bandos, en el que una sola banda, cada vez más reducida a panda o pandilla, busca la forma de sustanciar de la manera más conveniente para sus propios intereses la única decisión inteligente y moral que han tomado en sus cinco décadas de existencia: dejar de existir. >> PARA SEGUIR LEYENDO
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