(Marcelino Camacho, Charlas en la prisión, Editorial Laia, Barcelona 1976, p. 69)
"Yo creo que he adquirido alguna base de tipo ideológico, alguna base de tipo económico, sociológico, histórico, y, con esas bases, he tratado de comprender los fenómenos y de comprender los errores, y las dificultades, pero no echarme a llorar, sino seguir... Después, el sustrato es el elemento básico. Yo diría que es muy parecido al de los primeros cristianos, de las catacumbas y conste de que yo no soy creyente pero -repito-, siempre repetando mucho a los que tienen esas creencias, como a los que tienen otras ideas, aunque no las apruebe y aunque alguna vez tenga que combatirlas, esa es la verdad. Pero me acuerdo que leyendo yo en la cárcel, leí el 'Quo Vadis'.
'Quo Vadis' explica un poco la vida de los cristianos en las catacumbas y cuáles eran las ideas que mantenían a los cristianos o cuando les lanzaban a las fieras o cuando estaban en las catacumbas y los torturaban... ellos luchaban frente a la esclavitud, porque decían que todos los hombres eran hermanos en Cristo y luchaban por unas ideas más justas, por el ser humano. Así que, luchar por una causa justa, el considerar que no se está sólo, que hay más gente que tú, incluso cuando estás a veces en los calabozos detenido por la policía político social en nuestro país, o los nazis, en Alemania, los que estaban con el nazismo... Saber que al ser justa la causa, no estar solo, saber que finalmente esta causa triunfará, así de simple y así de sencillo".
(Félix Gil, Hay otro socialismo. Conversaciones con Marcelino Camacho, C.C.G.L.-Medios de Comunicación Madrileños, 1989, pp. 129-130)
"La situación exige a la vez nuevos métodos y formas de organización, no sólo las clásicas, sino abrir amplios cauces para lo espontáneo, integrar flexiblemente a las nuevas capas y estratos que nacen de la antigua clase trabajadora, así como reducir sus tendencias corporativas, no olvidando a los sectores marginados de diferentes grupos".
(Marcelino Camacho, Confieso que he vivido. Memorias, Temas de Hoy, Madrid 1990, p. 520)
Y siempre, Josefina...