viernes, 16 de octubre de 2020

Experiencia y pobreza: Walter Benjamin en Ibiza

Vicente Valero
Experiencia y pobreza: Walter Benjamin en Ibiza
Periférica, 2017

"Mientras el mundo corría hacia una guerra segura, aquel otro mundo insular [...], con sus costumbres arcaicas, su paisaje desnudo e intacto, y la presencia en él de individuos solitarios e independientes, se le reveló con una intensidad extraordinaria, lo sometió a la prueba de la nostalgia y lo llevó al terreno siempre libre e imaginativo de la utopía".


En 1932 y 1933 Walter Benjamin pasó dos periodos en Ibiza, entre el 19 de abril y el 17 de julio de 1932, y entre el 11 de abril y el 26 de septiembre de 1933. Siete meses cruciales en la vida de Benjamin y en la historia de Europa y de España. 

Valero reconstruye estos meses buceando en la obra de Benjamin, pero también en los recuerdos de quienes lo conocieron durante su época ibicenca. Una isla en la que había tan pocos extranjeros "que la comunidad local conocía bien cómo se llamaban todos y cada uno de ellos, de dónde venían, en qué hostales o casas particulares se alojaban, e incluso -siempre más o menos- qué habían venido a hacer". Concretamente, parece que Benjamin era conocido por los lugareños como "es miserable", debido a su siempre precaria situación económica.

Así y todo, Benjamin descubrió en Ibiza un paisaje prístino y una sociedad rural que vivía siguiendo los ritmos profundos de la tradición, un lugar en el que pudo desarrollar con absoluta libertad su pasión por el arte de escuchar y contar historias, así como la de flâneur campestre, observador atento de una naturaleza bella y serena ("En la isla hay hasta diecisiete tipos de higos, según dicen"; "Todavía son solitarios los caminos: el paseante que con el crujido de los lagartos, los lagartos con el paso del paseante se sobresaltan, están, por poco tiempo aún, en familia"), si bien (si mal) ya amenazada por una incipiente turistificación. impulsada por su creciente fama entre artistas e intelectuales como "un espacio alternativo [...], propicio para la creación artística y [...] para llevar una vida alejada de cualquier convencionalismo burgués".

Su estancia en Ibiza se entrecruzará con las de otros muchos personajes, como el filólogo Walther Spelbrink, el dadaísta Raoul Hausmann, el hijo de Paul Gauguin y hasta, tal vez, con el mismísimo general (todavía no "-ísimo") Franco, de la misma edad que Benjamin, por entonces Comandante Militar de Baleares, que visitó la isla el 6 de mayo de 1933: "El mismo hombre que sólo siete años después daría la orden de prohibir la entrada en la frontera franco-española a quienes, desesperados, huían del nazismo sin visado de salida francés, una orden que, como se sabe, resultó fatídica para Benjamin el 26 de septiembre de 1940".

Excelentemente escrito, este libro nos descubre a un Benjamin poco conocido, alejado de las calles berlinesas y parisinas con las que lo identificamos. En 1936, la bucólica Ibiza se vio desgarrada por la contienda (in)civil y prácticamente durante toda la guerra quedó en manos de los sublevados. La utopía ibicenca se quebró dramáticamente, anticipando la quiebra de la segunda guerra mundial. Un breve pero intenso lapso de tiempo en la existencia de un personaje trágico que, como señala Vicente Valero, bien pudo ser "el último periodo feliz de su vida"

miércoles, 14 de octubre de 2020

Hasta siempre, querido Juan

Empecé a conocer a Juan en 2003, con motivo de una entrevista que, junto con Antonio Duplá, me hicieron para la revista Hika. De Antonio conocía sus siempre interesantes artículos en la revista; de Juan no sabía nada. Pero fue conocerlo y apreciarlo.

Juan fue profesor del Departamento de Física Aplicada II de la UPV/EHU, en el área de Física de la Materia Condensada... ahí es nada. Apasionado por la informática y el cine, tras su jubilación desplegó generosamente todo su saber, su pasión y su sensibilidad en un sinfín de iniciativas. 

Con su envergadura y su barba Lincoln, Juan era un capitán Ahab persiguiendo grandes cachalotes blancos, pero no para arponearlos, sino para conocerlos, investigarlos, comprender su furia, reconducirlos al espacio de la conversación civilizada, arte que Juan dominaba como pocas personas y del que disfrutábamos cada vez que nos juntábamos en torno a una mesa convocados por Zubiburu.

Bloguero irónico en Linda Caritza Street, donde aún podemos recuperar muchas de sus preocupaciones y reflexiones, Juan hizo de su propia vida, de su experiencia militante, un repositorio de sabiduría, tolerancia y sano escepticismo.

Libro Otxarkoaga: Retratos.


Alguna vez se presento a sí mismo como "cooperante consorte" en una comunidad indígena del norte de Nicaragua, Mozonte, y de su experiencia militante y de su conocimiento de la realidad nicaragüense extraía orientaciones éticas que compartía con tanta generosidad como modestia,sin pontificar, siempre con ánimo conciliador y constructivo:

"Allí había sandinistas, de la contra, liberales... Hasta no hacía mucho se habían estado matando entre ellos. Se conocían de haber estado frente a frente. Y en la junta de comunidades estaban todos. Trabajaban, tenían un interés común. Así que si ellos lo hacían, se puede hacer. Pero hace falta un gran esfuerzo. Y hay un orden. Lo primero es que ETA tiene que dejar claro que ha dejado el asunto. Y con el tiempo, también el Estado tendrá que reconocer que hay algunas cosas que hizo mal. Una comisión de la verdad ayudaría, porque no puede haber nadie que se escape sin explicar lo que hizo". 

"No podemos echar la culpa en exclusiva a los que están en la cárcel. Hay mucha gente, y entre ellos a lo mejor yo, que en un momento no nos parecieron del todo mal las acciones de ETA. Hay que tener en cuenta que esos que están en la cárcel lo pudieron hacer porque encontraron una cierta complicidad fuera. Luego, los demás fuimos despertando, siempre mal y tarde".

Con Nicaragua, Nicaragüita siempre en su corazón, el "vasco-español" Juan Zubillaga dirigió el corto "La chigüina que quería aprender" y produjo el documental “Sergio Ramírez, la herencia de Cervantes en Centroamérica”. Y hace unos meses volvió a ponerse detrás de una cámara para grabar el documental "Mujeres de barrio", que la semana que viene se estrenará en Bilbao. Entre las mujeres entrevistadas para el documental está mi ama, que inmediatamente conectó con Juan; en las dos o tres ocasiones en las que posteriormente nos hemos juntado para comer no han faltado unas tostadas de crema "para tu amigo Zubi", que tanto aprecio hizo de las habilidades reposteras de mi madre.

Conocí a Juan demasiado tarde, aunque me precio de haber compartido con él una profunda amistad. Solo ahora he sabido de que su segundo apellido era Esperanza. Recuerdo el paseo que dimos por las marismas de Santoña, los últimos libros compartidos. Cuando ayer supe de su fallecimiento, repase los poemas de Ernesto Cardenal y me quedé con este:

Salmo 1 

Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido
ni asiste a sus mítines
ni se sienta en la mesa con los gangsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans.

Será como un árbol plantado junto a una fuente.

Zubi maitea, beti arte. Zure bizitza emankorra izan da eta zure lagunek zure galera negar egiten dugu, baina zu ezagutu izana ospatzen dugu.

lunes, 12 de octubre de 2020

Montaña Palentina

Mañana de turismo por la Montaña Palentina: enseñando Camporredondo de Alba, Santuario de Nuestra Señora Virgen del Brezo, Valcobero...

También de recolecta de lengua de vaca, lengua de gato, gamuza o negu ziza (Hydnum repandum).

Y deliciosa comida en Tía Goya.
























domingo, 11 de octubre de 2020

Alto del Tío Celestino, Alto del Calderón y Alto del Vés

Cuando he aparcado en Cardaño de Arriba, a las 8:20 h., el termómetro del coche marcaba un grado bajo cero. Un anticipo de lo que me iba a encontrar en las cumbres, Hasta el collado entre el Alto del Concejo y el Alto del Tío Celestino, a donde he llegado a las 10:45 h., he seguido el camino que lleva a Peña Prieta. 

Desde el collado he recorrido el cordal que, pasando por las cimas de Alto del Tío Celestino (2.396 m.), Alto del Calderón (2.274 m.) y Alto del Vés (2.192 m.) lleva hasta el collado del Vés, por donde este agosto subí al Pico de Hoya Contina. Desde el collado del Vés he descendido por el puerto de Holmas (u Hormax) hasta la cascada del Vés, y he llegado a Cardaño de Arriba a las 13:30 h..




Sigo por la izquierda, hacia Las Lomas. El descenso lo haré por la pista de la derecha.




Cascada del Vés.

Manchas de nieve en las crestas de los picos Guadañas y Cuartas.
Subiendo hacia el Pozo Las Lomas. De izquierda a derecha: Pico Lomas, Agujas de Cardaño, Alto del Concejo y Alto del Tío Celestino.
Panorámica de la travesía de hoy: desde el Alto del Tío Celestino hasta el collado del Vés, por donde asoma el sol.


Collado de Las Lomas. De frente, la panza del Alto del Tío Celestino.

   
                                    

Pozo de Las Lomas.
Subiendo hacia el Tío Celestino, una mana de rebecos esperaba a que el sol empezará a calentar la fría mañana.







Zoom al Pozo Las Lomas.
Llegando al collado entre el Alto del Concejo y el Alto del Tío Celestino. En algún mapa creo haber visto que lo llaman Alto de la Panda.
Al otro lado, la laguna de Fuentes Carrionas.
Mirada hacia el el valle por el que he subido desde Cardaño.
A la derecha del collado, una senda marca el camino hacia el Alto del Tío Celestino, que asoma entre la niebla. Hace frío y todo el cordal estaba cubierto de una pátina de hielo, lo que obligaba a pisar con mucho cuidado.



Alto del Tío Celestino.
Pico Lomas y Tres Provincias y Peña Prieta, cubiertos por la niebla.
Alto del Calderón desde el Tío Celestino, la segunda cumbre de la mañana.
Valle de Fuentes Carrionas.










Alto del Calderón.
La tercera cumbre, Alto del Vés, desde el Alto del Calderón.
Vistazo hacia atrás: el Alto del Tío Celestino desde el alto del Calderón.




Alto del Vés. Al fondo Hoya Contina, espolvoreada de hielo.



Desde la cumbre del Alto del Vés, Alto del Calderón y, asomándose timidamente, Alto del Tío Celestino.
Descenso al collado del Vés.

El alto del Vés, Alto del Calderón y Alto del Tío Celestino, desde el collado.
Ahora toca bajar, mucho, por el Puerto del Holmas.



Ahí arriba quedan el collado y el Alto del Vés.
Y todo el recorrido cimero de esta mañana.
En la base de la Cascada del Vés.