En sus páginas 398-399 me he encontrado con unas líneas que, manías, me han llevado a pensar sobre la situación política en la que estamos. Son estas:
- No existe ningún lugar neutral -dijo Czernobog.
- Hay uno -dijo el señor Nancy-. El centro. Czernobog meneó enérgicamente la cabeza.
- No. No querrán reunirse allí con nosotros. Allí no pueden hacernos nada. Y a nosotros tampoco nos conviene reunirnos allí.
- Precisamente por eso han propuesto que la entrega se efectúe en el centro.
Czernobog se quedó reflexionando un momento.
- Puede ser -dijo, tras unos instantes.
- Cuando terminemos de desayunar -dijo Sombra-, conducid vosotros. Necesito dormir un poco.
Determinar cuál es el centro exacto de cualquier cosa puede resultar, en el mejor de los casos, problemático. Con los seres vivos -personas, por ejemplo, o continentes- el problema es una cuestión de intangibilidad: ¿cuál es el centro de un hombre?
¿Dónde está el centro de un sueño? Y en el caso de Estados Unidos, ¿hay que tener en cuenta Alaska a la hora de buscar el centro? ¿Y Hawai?
Cuando empezó el siglo XX se hizo una gran maqueta de cartón de Estados Unidos, de los cuarenta y ocho estados que había entonces, y para encontrar el centro la pusieron sobre un alfiler hasta que encontraron el único punto donde se mantenía en equilibrio.
Difícil de acertar: el centro exacto de Estados Unidos estaba a unos cuantos kilómetros de Líbano, en el condado de Smith, Kansas, en la granja de cerdos de Johnny Grib. En la década de 1930, los habitantes de Líbano quisieron erigir un monumento en mitad de la granja, pero Johnny Grib dijo que no quería que miles de turistas lo pisotearan todo y molestaran a sus cerdos, y sus vecinos pensaron que quizá tenía razón, así que erigieron el monumento al centro geográfico de Estados Unidos tres kilómetros al norte de la ciudad. Construyeron un parque, y un monumento en piedra para colocarlo en el parque, y grabaron una placa para ponerla en el monumento e indicar que aquel era el centro geográfico exacto de Estados Unidos de América. Asfaltaron la carretera que iba desde la ciudad hasta el parque, y, convencidos de que los turistas querrían visitar Líbano en masa, construyeron un motel al lado del monumento. Llevaron hasta allí una capilla prefabricada. Luego esperaron a que llegaran los turistas: toda esa gente que estaba deseando poder contarle a todo el mundo que habían estado en el centro de Estados Unidos, y se maravillaban, y rezaban.
Los turistas no llegaron. Nadie fue a visitarlo.
Ahora es un triste parquecito con una capilla prefabricada no mucho más grande que una cabaña para pescar en el hielo que no serviría ni para celebrar un funeral íntimo, y un motel con ventanas que parecen ojos muertos.
- Razón por la cual -concluyó el señor Nancy, según llegaban a Humansville, Missouri (1.084 habitantes)- el centro exacto de Estados Unidos es un pequeño parque en ruinas, con una iglesia vacía, una pila de piedras y un motel abandonado.
- Una granja de cerdos -dijo Czernobog-. Acabas de decir que el centro exacto de Estados Unidos era una granja de cerdos.
- Lo importante no es cuál es -dijo el señor Nancy-. Lo importante es cuál cree la gente que es. En cualquier caso, es algo imaginario. Por eso es importante. La gente solo lucha por cosas imaginarias.
- ¿ La gente como yo? -dijo Sombra-. ¿O la gente como tú?
Nancy no dijo nada. Czernobog emitió un sonido que lo mismo podía ser una risa que un ronquido.
Pues eso. Que lo del centro en política es, cada vez más, ese triste parquecito abandonado que nadie visita en serio.
Lo digo por si alguien en la ejecutiva del PSOE está pensando en construir allí un motel, una capilla y un monumento.