Últimos coletazos invernales en la Montaña Palentina. Resiste el invierno. Resisten los ciervos al invierno.
Uno se apoya en la mochila. Porque en el momento en que nos quitamos el peso de nuestros hombros no sabemos enderezarnos enseguida; ¡pues resulta que era el peso lo que antes nos daba seguridad y equilibrio! [George Simmel]
lunes, 1 de abril de 2013
domingo, 31 de marzo de 2013
Mientras tanto
Es dramática la situación a la que se
enfrenta el Movimiento 5 Estrellas. Su negativa a apoyar a Bersani aboca a
Italia a unas nuevas elecciones, de las que puede salir un Berlusconi
reforzado.
Comprendo la aversión de los grillistas
a apoyar a Bersani. Nacidos de la antipolítica, elevados a golpe de crítica
(fundada) a la partitocracia, verse obligados a jugar el papel de bisagra del
mismo sistema bipartidista que rechazan es tremendo. Una parte importante de
sus votantes no comprenderían que Pepito Grillo deje de ser mosca cojonera y se
convierta en bastón de la izquierda
cojitranca de Bersani.Pero, ¿y si estuvieran obligados a elegir entre GuateBersani y GuateBerlusconi? Los sicilianos del M5E ya se han visto confrontados con esa situación.
Repaso las páginas de la novela Italia Cosa Nostra, del juez y novelista Giancarlo De Cataldo, buscando este párrafo:
Carú se inclinó hacia él, que empezó a
contarle.
Berlusconi entraba en política.Había fundado un partido prácticamente de la nada.
Un milagro de fantasía, ciencia, inventiva y… política.
Se llamaría Forza Italia-Asociación por el Buen Gobierno.
Berlusconi estaba en constante contacto con Craxi.
La noticia de momento era un secreto, aunque empezaba a circular, ya se sabía cómo iban las cosas en Italia…, muy pronto, no obstante, saldrían al descubierto.
Se perfilaba una alianza estratégica con la Liga Norte y Fini, si finalmente los viejos camaradas se decidían, como parecía, a proclamarse post-, si no ya antifascistas.
Se estaban sentando las bases para un nuevo bloque moderado que daría la vuelta a la derecha moderna.
Las cosas iban a cambiar.
Llevarían las riendas del país los próximos cincuenta años.
Scialoja había escuchado como alelado, mientras el cerebro le trabajaba a mil por hora. Nuevo partido…, escenario impensable…, el empresario que se convierte en manager de estado, es más, del Estado… Una idea fascinante, no, es más, seductora… Berlusconi…, tan simpático…, tan espabilado…, tan «italiano»…
El senador grillista Crimi advierte: “Nuestro éxito ha sido saber canalizar el disgusto social hacia la política. Nosotros somos el resultado de los últimos 20 años de política”. Bersani replica: “No somos todos iguales y si sois la consecuencia de una política equivocada, tomad ahora vuestra responsabilidad y empecemos a cambiar las cosas”. La diputada del M5E Roberta Lombardi responde: “Desde hace 20 años vengo escuchando las mismas palabras y luego no se hace nada”. Y el caimán Berlusconi sonríe al sol mostrando sus mandíbulas depredadoras.
El mientras tanto, ese es el problema
para la izquierda alternativa. ¿Qué hacer entre el ya de la política realmente
existente y el todavía no de la otra política posible? Un mientras tanto gris y
enlodado en el que esperan su oportunidad, agazapados, los berlusconis. Tan
italianos. Tan humanos…
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