sábado, 31 de diciembre de 2022

Libros recomendados en diciembre

 
 

Divina providencia

Valérie Tong Cuong
Divina providencia
Traducción de Teresa Clavel Lledó
Salamandra, 2009
 
"-Bien, haré un resumen -intervino Albert: Si Charlie no entra en escena, Marylou sale de ella. Si Marylou sale, Paulo no entra. Si Paulo no entra, Tom sale. Bonito encadenamiento. ¿Qué dices, Charlie?
[...]
-Aquel día yo también subí a un taxi que cambió el curso de mi vida -explicó Albert a Marylou-. Pero se lo contaré en otra ocasión.
-El curso de nuestras vidas -subrayé.. ¿Por qué aquel día? Siempre me lo preguntaré".
 
 
El argumento de fondo no es nuevo: un acontecimiento imprevisible, inconexo, único, desencadena una sucesión de acontecimientos improbables que no se explican sino por ese primer hecho. En este caso, el detonante es un mendigo que se tira a las vías del metro. Esta acción estrictamente individual, en sí misma azarosa ("¿Por qué aquel día? ¿Por qué aquel instante? ¿Por qué en aquel lugar? ¿Qué diferencia había? Ni más ni menos esperanza. Ni más ni menos futuro. Ni más ni menos soledad"), irrumpe en la historia colectiva generando un  movimiento telúrico que transformará la vida de otras muchas personas, vinculándolas en una red de afectos y compromisos.
 
Una preciosa historia de historias, luminosa a pesar de construirse sobre realidades trágicas, esperanzada ("Espera a que pase la deflagración. Ya verás como muy pronto dejas de temer el minuto siguiente"). A destacar el escenario que hace posible el encuentro improbable y redentor entre las y los protagonistas: un hospital que hay que suponer público, ya que en el mismo son atendidos un millonario y un mendigo. Un palacio del pueblo

He leído este libro gracias, también, a la labor de la (¿divina?) providencia: no tenía ninguna información sobre él, lo encontré curioseando en Re-Read San Mámes y se ha adelantado, no sé por qué, a otros pendientes de leer. Leerlo en este final de año, un año en el que yo también he experimentado alguna deflagración, me ha ayudado a no temer el minuto siguiente.

viernes, 30 de diciembre de 2022

Despojos

Rachel Cusk
Despojos. Sobre el matrimonio y la separación
Traducción se Catalina Martínez Muñoz
Libros del Asteroide, 2020

"Y mi marido me ayudaba. Eso decía él, y lo sigue diciendo: que me ayudaba. Yo era la mujer moderna, compartimentada, la mujer que lo tiene todo, y él me ayudaba a serlo, a tenerlo. Pero yo no quería ayuda: yo quería igualdad. De hecho, la idea de la ayuda empezó a sacarme de quicio. ¿Por qué no podemos ser iguales? ¿Por qué no podía compartimentarse él también? Y ¿por qué, exactamente, era 'ayudar' que un hombre cuidara de sus hijas o hiciera la comida que él también iba a tomar?".


En este libro, el segundo que leo de Rachel Cusk tras A contraluz, la autora aborda la historia de su ruptura matrimonial en clave de escritura autobiográfica con perspectiva feminista. Lo que nos muestra es su vida, pero podría tratarse de una ficción, es decir, de la historia de nadie y de todas. 
 
La maestría de Cusk para desvelar las dimensiones más profundas de la cotidianidad, para dotar a las experiencias aparentemente banales, por conocidas y repetidas, de una densidad insospechada, ubican este libro en el territorio ambiguo, mestizo, de la microhistoria novelada. De este modo, el drama de su divorcio y la dislocación que supone para su vida y la de sus dos hijas se entremezcla con episodios triviales de la vida diaria sin que sepamos, en ocasiones, sobre cual de estos dos planos pone el foco la autora; como, por ejemplo, cuandonos cuenta que el día que su marido se llevó sus cosas de la casa común a la autora le dolían las muelas: "Me quedé al pie de las escaleras, con las manos en la boca, como un mimo que representa consternación", escribe, sin que lleguemos a saber qué es lo que realmente la consternaba.
 
Un libro sobre el amor y la ruptura, sobre las relaciones de pareja, la maternidad, la reconstrucción de una misma. Un libro dolorido, testimonio de una pequeña catástrofe personal: "Le dije a Y: El matrimonio es un modo de manifestación. Absorbe el desorden y lo manifiesta como orden. Reúne cosas distintas y las convierte en una sola. Recibe caos, diversidad y confusión y los convierte en forma". Pero de esta confusión, de este desorden vital, puede surgir una nueva formalización, un nuevo orden: "Los rastrojos son los tallos de la mies que quedan  en la tierra después de la siega, despojos sobre los que se siembra la nueva cosecha después de la recolección".
 

martes, 27 de diciembre de 2022

Senderos

Torbjørn Ekelund
Senderos. El deseo de viajar a pie
Traducción de Bente Teigen y Mónica Sainz
Volcano, 2020

"[E]stoy seguro de una cosa: yo voy a caminar hasta que ya no sea capaz. Luego permaneceré sentado  en una silla pensando en la época en que caminaba. Cerraré los ojos y sentiré el traslado del peso de una pierna a la otra, la manera en que el pie aterriza sobre el talón y rueda hacia delante, cómo los dedos de los pies toman impulso desde el mismo instante en que el otro pie toma tierra, los brazos creando impulso, desplazándose en dirección contraria a las piernas, el brazo izquierdo hacia delante, el pie derecho hacia atrás, la musculatura de los muslos y las pantorrillas empujando el cuerpo hacia delante, la columna recta, la cabeza erguida, la mirada al frente".


En este blog el caminar y los senderos son algo muy muy serio. Este es un blog mochilero. Me encanta caminar y me encanta leer sobre la actividad de caminar y sobre los caminos. 
 
Este libro se suma a otros muchos que ya han aparecido por aquí, como Elogio del caminar (David Le Breton, Siruela 2011), El arte de pasear (Karl Gottlob Schelle, Díaz y Pons Editores 2013), Wanderlust. Una historia del caminar (Rebecca Solnit, Capitán Swing 2015), Cansasuelos (Ander Izagirre, Libros del K.O. 2015), Las viejas sendas (Robert Macfarlane, Pre-Textos 2017), En los senderos (Robert Moor, Capitán Swing 2018), La montaña viva (Nan Shepherd, Errata Naturae 2019) o La vocación de perderse (Franco Michieli, Siruela 2021). 
 
Ekelund se convirtió en caminante tras ser diagnosticado de epilepsia y, como consecuencia, verse obligado a renunciar a conducir. A partir de entonces recorrerá viejos senderos olvidados, recuperará senderos de su infancia, emprenderá travesías por zonas despobladas pero también deambulará por las calles de su ciudad como un flâneur. Convertirse en "una persona que iba a pie" transformó no solo su manera de desplazarse sino su vida entera: su conciencia corporal, su relación con el entorno, su percepción del paisaje. Sobre todo esto reflexiona en este libro-sendero, hermoso e invitador.

"El sendero es la metáfora perfecta. Alberga todos los sentimientos y añoranzas del mundo. Duda y fe, nacimiento y muerte, reflexiones, esperanza, el camino a la salvación, el camino a la perdición, el camino hacia lo desconocido, el viaje de principio a fin. El sendero configura la vida misma, al menos la vida tal y como se desarrolla en el contexto de nuestra herencia cristiana, en la que la vida es un viaje desde el nacimiento hasta la muerte, del mismo modo que la historia de la humanidad es un viaje desde el génesis hasta el apocalipsis".





lunes, 26 de diciembre de 2022

Las dos ancianas / Soledad salvaje: dos historias de supervivencia protagonizadas por mujeres

Velma Wallis
Las dos ancianas
Traducción de Javier Alfaya
Ediciones B, 1997

"Su corazón se llenó de ira. ¿Cómo se habían atrevido? Las mejillas le ardían por la humillación. ¡Ninguna de las dos estaba cerca de la muerte! ¿No habían cosido y curtido a cambio de lo que recibían? No tenían que cargarlas de un campamento a otro. No estaban desamparadas ni indefensas; sin embargo, las habían condenado a muerte".

Alice Henderson
Soledad salvaje
Traducción de Celia Montolio Nicholson
Harper-Collins, 2022
 
"Cuando tenía siete años, sus padres la llevaron de acampada a las Montañas Rocosas. Alex se sentó en un peñasco cubierto de líquenes en lo alto de un collado a contemplar las espléndidas cumbres y las nubes que la envolvían formando volutas. Vio marmotas, ochotonas, también un oso pardo, y se rió y se sintió más viva que nunca. El dolor misterioso que llevaba sintiendo toda su infancia desapareció como por arte de magia. Sentía el corazón henchido"



Dos historias de supervivencia en la naturaleza protagonizadas por mujeres. Dos relatos muy diferentes pero que comparten escenario (los territorios salvajes del norte de Estados Unidos, Alaska y Montana, respectivamente) y protagonistas: mujeres enfrentadas a situaciones límite que son capaces de salir airosas gracias a su inteligencia y a su fortaleza física y mental.
 
En la primera historia dos ancianas, Ch'idzigyaak y Sa', son abandonadas por su pueblo en pleno invierno. Sufriendo una prolongada hambruna, necesitando desplazarse lo más rápido posible para encontrar alimento, su gente decide dejar atrás a las dos mujeres, pensando que su sacrificio aumentará las posibilidades de sobrevivir del resto de la tribu.
 
Escrita a la manera de un cuento tradicional para ser compartido alrededor del fuego (tanto la historia sobre la que se basa el libro como su autora, Velma Wallis, pertenecen a la cultura Athabaska), se trata de una fábula moral en la que las dos ancianas, gracias al conocimiento atesorado a lo largo de su existencia y a su firme pacto de sororidad, superaran todas las dificultades y darán a su gente una lección de vida que no olvidarán.
 

Soledad salvaje es otra cosa, un trepidante thriller protagonizado por una joven bióloga que, mientras investiga la presencia y posibilidades de recuperación del glotón o carcayú en una remota reserva natural de Montana, se verá implicada en una oscura trama que pondrá en riesgo su vida. Lectura sin complicaciones pero muy entretenida, para leer de un tirón, con un trasfondo de reivindicación ecologista y una protagonista fuerte y capaz enfrentada a una organización criminal al servicio de odiosos ricachones.


domingo, 25 de diciembre de 2022

Mañana de Navidad

Mañana esplendorosa, de las que hacen plausible revivir aquel improbable anuncio que recoge el evangelio de Lucas: "No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor".
 


 
 

Al salir a un claro he asustado a dos corzos (esquivos espíritus del bosque), que han huído veloces permitiéndome solo el vistazo fugaz de sus blancos traseros.
 


El que no falla al encuentro es el petirrojo. Sí, ya sé que debería decir "los petirrojos" pero me gusta pensar (yo me acuso del pecado de antropomorfismo) que ya existe una especie de camaradería entre este (estos) pajarillo(s) y yo, por coincidir tantas veces en el mismo lugar. Hasta le he puesto nombre: Txantxo.
 





 
Y eso, que feliz Navidad.