A contraluz
Traducción de Marta Alcaraz
Libros del Asteroide, 2016
"Le dije que yo, al contrario, había acabado cada vez más convencida de las virtudes de la pasividad, de vivir una vida en la que el yo dejara una impronta lo más pequeña posible".
Es muy poco lo que sabemos de la protagonista de esta curiosa novela: se trata de una escritora inglesa que viaja durante unos días a Atenas para impartir un curso sobre escritura en una escuela de verano. Sabemos que tiene hijos, que está separada o divorciada; también sabemos, por las conversaciones que mantiene con un banco hipotecario, que está pendiente de una solicitud de ampliación de crédito. Nada más. Ni siquiera su nombre. Y, sin embargo, en sus encuentros con distintos personajes la protagonista va a actuar como una suerte de médium o catalizador que lleva a estos a narrar minuciosamente sus propias vidas, desnudando su intimidad.
Ya desde la primera página descubrimos esta capacidad de la protagonista: un multimillonario con el que se ha citado para almorzar antes de coger el avión para hablar sobre un proyecto de publicación de una revista literaria acaba hablando de todo menos de esto. Y así continua el resto del libro. En cada uno de los 10 capítulos de la novela la protagonista se va encontrando con personajes que le cuentan aspectos relevantes de su vida: su vecino de asiento durante el vuelo, a quien simplemente denomina "mi vecino" o "mi vecino de vuelo", con quien volverá a encontrarse para salir a navegar en su barco en los capítulos 4 y 7; Ryan, otro profesor del mismo curso; un antiguo amigo, Paniotis, y una amiga de este, Angeliki, también novelista; su bella amiga Elena y la pareja de esta, Melete, "una de las más destacadas poetas lesbianas de Grecia"; las alumnas y los alumnos del curso: Christos, Clio, Georgeou, Sylvia, Aris, Penélope, Theo, Marielle; Anne, otra escritora británica que ha llegado para participar, como la protagonista, en el mismo curso de escritura; incluso Clelia, la propietaria ausente del apartamento donde se aloja, cuyo mobiliario, biblioteca, habitaciones y adornos le sirven a la protagonista para imaginar la personalidad y circunstancias vitales de su dueña.
No hay trama en cuanto tal, no hay argumento. El libro está compuesto por secuencias que podrían extenderse hasta el infinito. Cada vida narrada tiene mucho de naufragio, es como un pecio varado o flotando sin rumbo. Pero sigue siendo importante recordarla, narrarla, compartirla; tal vez sea esta la única manera de reflotarla, aunque sea de manera precaria:
"En un naufragio se pierden muchísimas cosas. Lo que queda son fragmentos, y si no te agarras bien a ellos, el mar te lleva a ti también".
Este texto es una creación de Devoradora de libros y no está permitida su copia.
Este texto es una creación de Devoradora de libros y no está permitida su copia.
Este texto es una creación de Devoradora de libros y no está permitida su copia.
Al despedirse de Paniotis, este entrega a la protagonista un sobre con una fotografía que le hizo una vez en Londres, con su familia, fotografía que esta rechaza volver a ver. "Sigue siendo tu verdad, por muchas cosas que hayan pasado. Que no te dé miedo mirarla". Aunque no nos lo ha contado, aunque se lo ha callado, parece que la protagonista también ha reflexionado sobre su propia existencia durante su estancia en Atenas: "Yo empezaba a ver mis propios miedos y mis propios deseos manifestándose fuera de mi, empezaba a ver en las vidas ajenas un comentario de la mía". Pero no hay nadie que, como hace ella, haga aflorar esa vida también naufragada.
Uno de los libros más sugerentes que he leído en los últimos tiempos.
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