miércoles, 21 de enero de 2015

Dos sueños de libertad




Malabar



Evasión en el Monte Kenia, editado por XPLORA, es la narración autobiográfica de la fuga "temporal" de un campo de prisioneros durante la II Guerra Mundial con el único objetivo de escalar el Monte Kenia.la segunda cima de África, tyras el Kilimanjaro.
El narrador, Felice Benuzzi, prisionero de guerra italiano en el campamento británico de Nanyuki, preparó junto con otros dos compañeros durante meses un elaborado plan -que incluía la adquisición disimulada de prendas y alimentos o la construcción en secretop de crampones, piolets, clavijas y cuerdas- destinado a coronar la cima del Monte Kenia, plantar en lo alto una bandera italiana y regresar después al campo de prisioneros.
¿Huir de una prisión tan sólo para escalar una montaña? ¿No hubiera sido más razonable intentar llegar a Somalia y, desde allí, volver a territorio italiano? Para Benuzzi y sus compañeros la libertad, seguro, estaba en la montaña.

Yo soy Espartaco


Otro sueño de libertad es que nos presentan en Yo soy Espartaco, de la editorial Capitán Swing.Bueno, en realidad son dos sueños. El primero y más obvio, el que tan bellamente se narra en la película Espartaco, dirigida por Stanley Kubrick y estrenada en 1960. Porque el libro nos introduce en el complicadísimo rodaje de esa película, de la mano de su protagonista y a la vez productor, Kirk Douglas.
Y este es el segundo sueño de libertad: el empeño de Douglas por sacar adelante la película que él quería rodar en un contexto tan tóxico para la libertad de expresión como fue la época del post-macarthismo.
En esta lucha Kirk Douglasse muestra como un auténtico Espartaco de carne y hueso: luchando contra el anti-comunismo rampante para que se aceptara como guionista al represaliado Dalton Trumbo o aguantando las presiones de la ultraderechista Legión Americana.
Reproduzco aquí dos hermosas reflexiones del propio Douglas, una de la introducción y otra del epílogo del libro:

"Cuando hablo con mis nietos sobre la producción de Espartaco, a ellos les parece que les relato un cuento fantástico procedente de una época muy lejana: la década de 1950. Tienen razón. Sucedió hace mucho tiempo. Pero en un mundo en el que un hombre en Túnez es capaz de hacer estallar acontecimientos que derroquen al gobierno de Egipto, la historia de Espartaco adquiere hoy tanta relevancia como la que tenía hace cincuenta años... o hace mil años".

"La lucha por la libertad humana más elemental representada por Espartaco persiste en todo el planeta, desde Siria hasta Irán.
Creo que gran parte de las divisiones que hay en el mundo han sido ocasionadas por la religión, incluso en una época como la de Espartaco, en que se rendía culto a muchos dioses. ¿Cuál es la finalidad de la religión? Después de haber pasado noventa y cinco años en este planeta, he llagado a la conclusión de que la religión debería basarse en una única cosa: ayudar a tus congéneres. Si todo el mundo practicara esa religión, la de ayudar a sus congéneres, los ejércitos desaparecerían de la noche a la mañana. Desaparecerían la injusticia, la intolerancia y la inhumanidad. Y jamás se confeccionarían listas negras. Cuán maravilloso sería ese mundo".