La particularísima relación que la política profesional mantiene con la verdad y la transparencia hacia los gobernados no es cosa que desconociéramos antes de que WikiLeaks reventara la valija diplomática norteamericana. La realpolitik, ya sea exterior o interior, ha devenido en demasiadas ocasiones en el más sucio de los realismos, legitimador de la práctica de la ocultación disfrazada de responsabilidad y prudencia.
Pero es cierto, como señala el director de El País, Javier Moreno, en su análisis de hoy, que los documentos publicados muestran unos gobiernos cuya "triste desnudez moral [...] resulta patética a ojos de los ciudadanos".
En el caso de nuestro gobierno, las maniobras para frenar el caso del asesinato de José Couso resultan especialmente graves.
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A estas alturas de la vida uno ha dejado la ingenuidad política muy pero que muy atrás. Pero una política tan cutre desarrollada por individuos tan banales resulta profundamnte estomagante.
- "En defensa de Wikileaks" (Ernesto Hernández Busto)
- "El reto de Wikeleaks" (Juan Carlos Monedero)