viernes, 29 de julio de 2022

Pasar, cueste lo que cueste

Georges Didi-Huberman y Niki Giannari
Pasar, cueste lo que cueste
Traducción de Mariel Manrique
Shangrila, 2018


"Tenías razón.
Los hombres olvidarán estos trenes
como olvidaron aquellos otros.
Pero la ceniza
recuerda".
 
 
Así comienza el poema de Niki Giannari "Unos espectros recorren Europa", con el que se abre este libro. Un texto poderosísimo, un salmo laico, un retumbar de pasos sobre la tierra embarrada, un sacudir de alambres, un repicar de voces reclamando pasar, solo pasar. "Aquí, en el parque cerrado de Occidente, / las naciones sombrías amurallan sus campos / de tanto confundir al perseguidor y al perseguido", denuncia Giannari. "Pasan y nos piensan. / Los muertos que hemos olvidado, / los compromisos que asumimos / y las promesas, / las ideas que amamos, / las revoluciones que hicimos, / los sacramentos que negamos, / todo volvió con ellos".
 
Este poema es el eje vertebral del documental del mismo título realizado en 2016 por la poetisa, junto con su amiga María Kourkouta, en el que se testimonia la realidad de la vida de las miles de personas procedentes de Oriente Medio, sobre todo de Siria, refugiadas en el campo de Idomeni, en la frontera entre Grecia y Macedonia. Allí, junto a una estación de ferrocarriles por la que circulaban sin obstáculos los trenes cargados de mercancías, miles de personas refugiadas se apiñaban retenidas en condiciones inhumanas.
 
Con la lucidez y sensibilidad que le caracterizan, Didi-Huberman analiza el documental y, a partir de él, disecciona y denuncia la gravísima "crisis política de las instituciones jurídicas de hospitalidad occidental", componiendo un texto que debería formar parte del botiquín de emergencia de toda aquella persona o entidad que quiera combatir la creciente insensibilización de nuestras sociedades ante el dolor de las demás.

miércoles, 27 de julio de 2022

Soledades / Escuchar el silencio, evitar el estruendo



Melania Moscoso y Txetxu Ausín (eds.)
Soledades. Una cartografía para nuestro tiempo
Plaza y Valdés, 2021

Francisco Gómez Nadal (coord. y ed.)
Escuchar el silencio, evitar el estruendo. La soledad y las mujeres mayores en Cantabria
Editorial UNATE, 2021



Ya antes de la pandemia los efectos de la soledad y el aislamiento social se estaban abordando como un nuevo y preocupante problema social y de salud pública. En enero de 2018 Gran Bretaña impulsó un denominado “Ministerio de la Soledad”, problemática que afectaba a 9 millones de personas en ese país (el 14% de la población total), y a más de la mitad de las personas mayores de 75 años. A partir de ese año han proliferado, también en España y en Euskadi, observatorios y planes para diagnosticar y afrontar la soledad no deseada.

Si bien es cierto que la vejez es la etapa del ciclo vital en la que más inciden la soledad y el aislamiento, es importante subrayar que ambos fenómenos también están presentes en edades intermedias del ciclo vital. Según un estudio de 2019, en torno a un 30% de las personas de 40 a 65 años experimentaba aislamiento social y más del 35% sufría soledad emocional. Teniendo en cuenta que ese es el momento del ciclo vital en el que estamos más ocupadas y desempeñamos roles sociales que nos vinculan a otras personas (maternidad-paternidad, empleo, activismo social…), se abre un panorama pesimista sobre la evolución de los niveles de soledad de esas personas cuando se hagan mayores.

¿Qué nos está pasando? ¿Cómo es posible que en la época en la que más claramente experimentamos la interconexión entre generaciones, entre territorios, entre naciones, la época en la que más facilidades tenemos para conectarnos física y tecnológicamente, sea también la época en la que (no sé si más que en otras) nos sentimos tan solas y solos, y sufrimos tanto por ello? Estos dos libros nos dan una buena cantidad de pistas para pensarlo y algunas buenas recomendaciones para actuar al respecto.

El libro editado por Melania Moscoso y Txetxu Ausín tiene un carácter más analítico, más académico, pero sin perder en ningún momento voluntad de encarnadura, de aterrizar análisis y diagnósticos en el terreno de las vidas y las experiencias reales, identificables con nombre y rostro. Como se indica en el capítulo introductorio, 

"Lejos de considerar la soledad no deseada como una pandemia -comparable a la de la COVID-19, una de cuyas consecuencias precisamente ha sido poner de manifiesto lo extendido del desarraigo y del aislamiento social-, tratamos de caracterizarla como una manifestación de las transformaciones del mundo contemporáneo en el ámbito de la convivencia, para lo cual nos servimos de la antropología, la bioética, la literatura, los urban studies y la filosofía, centrando su impacto en colectivos concretos, como la infancia y la adolescencia psiquiatrizada o las personas con discapacidad, pero que en cualquier caso se pregunta por su sentido y la envergadura de sus ramificaciones en la salud pública, en el diseño del entorno urbano, en el desarrollo de políticas públicas sobre los cuidados y en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación".

Por su parte, Escuchar el silencio, evitar el estruendo aborda específicamente la problemática de la soledad no deseada entre las mujeres mayores de Cantabria. Su punto de partida es abiertamente crítico con un imaginario social dominante que puede invisibilizar la realidad de la(s) soledad(es) de estas mujeres: 

"En el imaginario de género una mujer mayor se puede valer por sí sola, puede aguantar más y mejor, se sabe cuidar porque ha pasado toda la vida cuidando -de otros-, y, en el mejor de los casos, encuentra sentido a su vida dando continuidad a esa vida de cuidados (ahora con nietos o nietas o cocinando para toda la familia). Pero los imaginarios se topan contra la realidad".

Y la realidad que nos descubre este estudio, repleto de voces y no solo de datos, coincide en lo fundamental con la que se apunta en el libro anterior: 

"La soledad no es una epidemia. Es cierto que la soledad no deseada puede provocar, acelerar o intensificar patologías físicas y psicológicas, pero antes que la patología está la realidad social de la soledad. Una comunidad rota, atrincherada en los hogares y en las pantallas, unos servicios orientados al asistencialismo y una sociedad edadista que sitúa a las mujeres mayores en la periferia de la vida social, cultural, económica y política, poco pueden ayudar a convertir a la soledad no deseada en un fenómeno marginal".

Dos lecturas muy recomendables que interesarán a cualquier persona preocupada por una problemática, la de la soledad no deseada, de la que cualquiera podemos ser víctimas en algún momento de nuestra vida y para cuyo abordaje todas tenemos mucho que hacer.

martes, 26 de julio de 2022

En lo más profundo del sur

John Connolly
En lo más profundo del sur
Traducción de Vicente Campos
Tusquets, 2022

"-Lo siento -dijo, y no se dirigía a una niña muerta, sino a cuatro. Pensó que si paraba en la cuneta y se internaba en el bosque, las descubriría esperando, como si se hubieran detenido al ir a ocultarse: tres jovencitas negras y con ellas una cuarta, una niña blanca, deambulando sin rumbo. Vio que la oscuridad se enroscaba en un túnel de humo, y una luz que resplandecía como una herida bermeja en el corazón del mundo. Sintió humedad en la mejilla. Se la enjugó con el dorso de la mano, que, al apartarla, estaba ensangrentada. Se miró en el retrovisor. Un hilo de color rojo caía desde su cuero cabelludo y goteaba sobre su cara. No recordaba haberse herido. Se echó el pelo hacia atrás para revelar el origen, pero no pudo localizarlo. Solo era sangre, pero ya no podía decir con ninguna certeza que fuera suya".


El año pasado, entrevistado a propósito de la publicación de su anterior novela, Connolly anunciaba que tenía en mente "una conclusión de la saga" protagonizada por Charlie Parker, aunque este final, afortunadamente, no estaba próximo. Y es que cada nuevo libro avanzando en la(s) historia(s) del atormentado detective es un regalo, una promesa de horas de disfrute lector. Por eso, que ahora se abra la posibilidad de retroceder en el tiempo hasta los primeros tiempos tras el brutal asesinato de la familia de Parker (hace diecinueve novelas), cuando este inicia la búsqueda de su asesino y, al hacerlo, se va convirtiendo en el personaje que tanto admiramos, es una excelente noticia.

En su búsqueda, Parker recala en la localidad de Cargill una pequeña y empobrecida localidad rural de Arkansas, que sobrevivió gracias a la explotación de la madera de sus extensos bosques hasta que en 1980 cerró su última serrería y que ahora confía desesperadamente su futuro en la llegada del arkansino William Jefferson "Bill" Clinton a la Casa Blanca (a quien Connolly lanza un par de certeros dardos que revelan su agudo sentido político) y en un proyecto para que se instale en Cargill una importante industria de armamento. Un proyecto urbanístico que promete prosperidad para todos sus habitantes a condición de que la noticia de un asesino en serie de jóvenes negras no de al traste con las inversiones previstas; es verdad que algunos de ellos, como la familia Cade, los mayores terratenientes y promotores inmobiliarios del condado, tendrían más que perder porque también tienen mucho más que ganar si nada se tuerce. 

En un escenario que recuerda el planteamiento de la excelente película En el calor de la noche, Parker pasará de ser considerado sospechoso de los crímenes a colaborar con el honesto jefe del Departamento de Policía, Evender Griffin, en la investigación de los mismos. Pese a quien pese y caiga quien caiga. Asumiendo la tarea de recordar a unas chicas negras atrozmente asesinadas convertidas en una incómoda amenaza al bienestar económico de la ciudad: "La mayoría quería que la gente se olvidará de ellas, pero los muertos, por su experiencia, preferían ser recordados. Y a veces se negaban a permitir que los vivos olvidaran".

Quien no conozca todavía las historias de Parker puede empezar por esta novela, una excelente puerta para acceder al complejo y sugerente territorio Connolly.


Nota: Por si alguien de la editorial lee este comentario, señalar una errata en la p. 186: donde dice "No, pensó Denny, no le había gusta nada de nada esa actitud", debería decir "... no le había gustado nada...". De nada.