Tarde de cine y palomitas. Mi hija y yo vamos a ver Lluvia de albóndigas. Aunque me pareció una peli simpática cuando vimos el trailer de la misma hace semanas, las críticas que hábía leído han hecho que no las tuviera todas conmigo. Sin embargo, he de reconocer que me he divertido, y además la historia tiene su cosa.
La película contiene una evidente crítica al consumismo y al cuanto más grande mejor, particularmente en lo que se refiere a la comida. También reivindica la inteligencia frente a las apariencias.
Y contiene un secundario que es una joya: Manolo, un inmigrante argentino que trabaja como cámara de televisión, circunspecto y anodino durante buena parte del tiempo, hasta que en la última parte de la película se descubre como un personaje fundamental.
Divertida y con unos cuantos mensajes de calado.