Un vuelo mágico
Traducción de Celia Filipetto
Periférica, 2022
"La noche que llegué a África fue para mí la más hermosa de mi vida. Era una noche verde, una de esas en que la felicidad es casi insoportable. Estaba loco de vida, loco de aire, loco de viento y de sol. El silencio pasmoso llevaba en su interior el perfume del verano.
Volaba libre en el cielo, encabritaba el avión en la corriente cálida, bajaba planeando y las brillantes estrellas africanas saltaban sobre el planeta.
Pilotaba el Vida Nueva, mi Caproni 133. Era el 24 de junio de 1935. Destino: Eritrea. Misión: secreta. De mi viaje no sabía nada más.
Tú sigue, pensaba, no te detengas. Rumbo al frente, de ahora en adelante la vida será extraordinaria, siempre al sur, siempre al sur, quién sabe lo que te espera".
Tiene aires de familia con El principito, no solo porque su protagonista sea un joven aviador, la historia se desarrolle en una África maravillosista y porque ambos relatos terminen hablando de las estrellas. Es el tono, el estilo, la resonancia que deja el relato.
En junio de 1935, cuando la Italia de Mussolini acaba de entrar en guerra, el joven Giulio Giamò, apodado Mosquito por sus habilidades como piloto, vuela sobre Abisinia para entregar mensajes exigiendo la rendición a sultanes y reyes y al propio negus, al rey de reyes, el emperador Haile Selassie. En sus viajes estará acompañado por Papamundo, un papagayo filósofo; por los esclavos libertos Amalik y Tsahai, esta última una mujer fascinante "que hace siempre lo que piensa" y en torno a la que revolotean dos brillantes libélulas azules; por el loco Meleku, bufonesco consejero del negus. Conocerá la tribu de "a quien madruga no le cunde la pesca", la de los "sin manos", la de los "cocodrilos vengados", y vivirá una apasionada historia de amor con Tigist, que vive en el lago Tana.
Con el trasfondo de la cruel guerra colonial impulsada por el fascismo, cuyos horrores no evita, Giovanna Giordano ha escrito un libro mágico, sensual, hermoso que, al finalizar, me ha dejado una placentera sensación: la de haber disfrutado de un inesperado regalo.
"La memoria funciona bien tanto en los buenos momentos como en los atroces. De la guerra recuerdo cada minuto. La memoria también borra, en gran medida, aquellos que se encuentran a medio camino y que no son ni buenos ni malos. Esferas celestes, ayudadme, en resumidas cuentas, para que al final de mi vida me quede sobre todo con los recuerdos felices".