martes, 9 de junio de 2015

De nuevo, el PSOE se equivoca: el capitalismo neoliberal no quiere negociar




Cuando accedemos a la página web de la Comisión Europea con el objeto de buscar información sobre la negociación del Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (conocido por el acrónimo en inglés TTIP) nos encontramos con la siguiente advertencia: “The European Commission is negotiating TTIP as openly as posible”, es decir, la Comisión Europea está negociando el TTIP tan abiertamente como es posible. ¿Puede haber algo más desasosegante?
Juan Moscoso, diputado del PSOE, fue uno de los perpetradores de aquella reforma-exprés del artículo 135 de la Constitución, y uno de los que intervinieron para apoyarla con fervor en aquella reunión plenaria celebrada por el PSOE el 29 de agosto de 2011 en una sala del edificio del Congreso de los Diputados. También estuvo en aquel ajo Pedro Sánchez, que luego se ha desdicho de aquella decisión. Y con él todo el partido. También Moscoso. En ambos casos, tanto al reformar el artículo 135 como al renegar de aquella reforma, seguro que Moscoso tuvo excelentes razones y argumentos para hacer una cosa y su contraria. Marxismo tendencia Groucho.
Ahora firma en El País un artículo en el que defiende paladinamente la necesidad del TTIP. En la línea de otros social-liberales insignes (la historia del PSOE está llena de héroes de la clase trabajadora, pero a este paso van a ser muy pronto minoría) como Boyer, Solchaga, Solbes, Barón, Sebastián, etc., sus argumentos son de este estilo:

¿Creemos que la economía de mercado, con un estado social que corrija sus fallos y redistribuya adecuada y justamente, es la mejor forma de garantizar el progreso económico de las naciones?
¿Creemos que el comercio internacional estimula el crecimiento y el empleo, que la competencia permite a los productores especializarse en lo que mejor saben hacer y a los consumidores disfrutar de mejores productos y servicios a mejor precio?
¿Creemos que Estados Unidos es un país con unos estándares socio económicos elevados en comparación con otras áreas del mundo con las que la UE tiene Acuerdos de Comercio e Inversiones?
La respuesta a estas tres preguntas, desde una perspectiva socialdemócrata, es, sin lugar a dudas, afirmativa.
Respetamos a quienes no creen en la economía de mercado, a quienes no creen en el comercio como un instrumento a favor del crecimiento o a quienes creen que Estados Unidos está al otro lado del telón de acero, pero debemos resaltar que tales planteamientos no responden a los principios de la socialdemocracia europea.

Yo he firmado en contra del TTIP. Creo que no hay posibilidad ninguna de contemporizar con este capitalismo desatado. Ninguna. Creo que el PSOE se equivoca, una vez más, al desconocer la verdadera naturaleza de lo que está en juego: no estamos en el viejo escenario socialdemócrata del pacto capital-trabajo tutelado por el Estado sino en otro muy distinto, en un escenario de juego de suma cero donde el capital busca la derrota total de cualquier adversario.
El PSOE parece creer que es posible abrazarse a la cintura del turbocapitalismo y obligarle a bailar otra danza que no sea la suya. Se equivoca totalmente. La única posibilidad es negarse a bailar.

Me temo que, dentro de no mucho, alguien con mando en plaza dentro del PSOE (si es que dura tanto) volverá sobre esta penosa decisión y nos dirá, como ya ocurrió con la reforma del 135, que fue un error. Y a otra cosa, mariposa.

domingo, 7 de junio de 2015

Desmontando a Maroto: ni xenofobia ni "xenobobia"

El viernes pasado fui entrevistado por Naiara López de Muniain, del programa Hoy por hoy Vitoria de la SER, en el transcurso de un programa en el que analizaban los éxitos en las pasadas elecciones locales de Xavier García Albiol (Badalona) y de Javier Maroto (Vitoria-Gasteiz). Puede escucharse AQUÍ.

A partir de lo hablado, ayer me puse a escribir unas líneas sobre el tema, dando lugar a un artículo que hoy publica EL DIARIO.

DESMONTANDO A MAROTO

A pesar de haber obtenido 10 de los 27 concejales en juego en las pasadas elecciones locales Xavier García Albiol, alcalde de Badalona desde el año 2011, ha visto evaporarse toda posibilidad de repetir mandato como consecuencia del acuerdo adoptado entre Badalona en Comú (5 concejales), PSC (4 concejales), Esquerra Republicana (3 concejales) e Iniciativa per Catalunya (2 concejales). Una “alianza de perdedores” -como la ha descalificado un desnortado Albiol- que sin embargo suma bastante más que un político que ha hecho de la división su seña de identidad.

Me ha alegrado mucho el desenlace de Badalona: Garcia Albiol es el político español que ha explotado de manera más abierta y constante al discurso xenófobo para impulsar su carrera. Ya en 2003 empezó reclamando que se impidiera el empadronamiento de las personas extranjeras en situación irregular, pero fue sobre todo su bochornosa campaña a partir de 2007 contra la comunidad de gitanos rumanos residentes en el municipio (a los que calificó de “plaga” dedicada exclusivamente a delinquir) la que lo impulsó hasta la alcaldía en 2011, pasando de 7 a 11 concejales y de 16.200 a casi 27.000 votos.

Tengo claro que Javier Maroto no es como García Albiol, aunque es cierto que cuando logró la alcaldía de Vitoria-Gasteiz en 2011 entre sus mensajes ya aparecían los relacionados con las ayudas sociales y las mezquitas, con afirmaciones tan irresponsables como esta, criticando el anteproyecto de ley del Gobierno vasco para regular la presencia y apertura de centros de culto: “va a propiciar que surjan mezquitas como champiñones. Donde hoy hay una frutería mañana habrá un oratorio”. Así y todo, quiero creer que en su triunfo de 2011 -por cierto, sin mejorar apenas ni los votos ni el porcentaje de sufragios respecto de las anteriores elecciones de 2007- pesó más su experiencia de gestión como concejal de Hacienda entre 1999 y 2007 que salidas de tono como la indicada.

Y lo mismo pienso de su triunfo en estas pasadas elecciones, triunfo que habría que objetivar un poco más de lo que tantos comentarios vienen haciendo. Si partimos de constatar que el PP obtuvo en 2007 y en 2011 poco más de 32.000 votos, cabe sostener que el supuesto “rédito” electoral que le haya podido reportar su desgraciada campaña sobre la RGI y las personas inmigrantes, desarrollada fundamentalmente a partir del mes de octubre de 2014, tendrá que ver no tanto con la totalidad de votos obtenidos el pasado 24 de mayo cuanto, en su caso, con los votos “de más” conseguidos en esta ocasión. ¿Cuántos han sido estos votos nuevos potencialmente movilizados por el discurso “xenobóbico” de Maroto?

El PP ha obtenido en Gasteiz 3.182 votos más que en las elecciones de 2011. ¿Es esto un triunfo? Según con qué lo comparemos. Comparado con los resultados generales del PP en el País Vasco se trata de un resultado excepcional. También es un excelente resultado en comparación con los datos del PSE en la ciudad de Vitoria, donde ha perdido casi 6.500 votos. También es un resultado bueno, aunque no tanto, en comparación con los votos del PNV en la ciudad (1.317 menos que en 2011), y empieza a no ser un resultado tan extraordinario si tenemos en cuenta que EH Bildu ha logrado en Vitoria 1.076 votos más que en 2011 (habiendo perdido tantos en Gipuzkoa); que Ciudadanos ha tenido 3.800 votos; o que casi 14.000 vitorianas y vitorianos, el 12% de las y los votantes, han optado por otras candidaturas (en 2011 sólo lo hicieron 2.247).

Con esto no pretendo negar la evidencia: la lista liderada por Javier Maroto ha sido la más votada en Vitoria-Gasteiz. Pero si, como han venido señalando diversos analistas y el propio Maroto, este supuesto éxito se explica por su posición ante el tema de la RGI y las personas inmigrantes, hay que concluir que nos encontramos ante una de las operaciones electorales más perversamente inútiles de nuestra historia política. ¿Todo eso para movilizar, en el mejor de los casos, tres mil miserables votos? Maroto no ha hecho nada por mejorar las ayudas sociales, y sí mucho por estropear la convivencia. No es un xenófobo pero sí un “xenóbobo”, un idiota moral (en el sentido que el filósofo Norbert Bilbeny da a este término): un individuo sin duda inteligente que, sin embargo, se muestra incapaz de tomar en consideración las implicaciones éticas de sus actos.

Maroto no es como García Albiol, pero su irresponsable estrategia electoral puede tener los mismos efectos sobre el tejido cívico de Vitoria. Por eso, sería bueno que su destino político fuera el mismo que el del ex alcalde de Badalona: pasar a la oposición. No es cuestión de frentes ni de “cordones sanitarios”. Se trata de construir un pacto social y político contra la extranjerización y el extrañamiento de algunas de nuestras vecinas y vecinos; se trata de lanzar un mensaje claro a quienes, como la secretaria general del PP vasco, Nerea Llanos, consideran que su partido debe aprender de su correligionario Maroto y del peneuvista Bergara, alcalde de Sestao: “La gente quiere que les cuenten las cosas tal y como son”, declaró tras conocer los resultados del 24 de mayo. ¿Y por qué no, mejor, aprender de Aburto, de Torres, o de la inmensa mayoría de alcaldesas y alcaldes vascos que han evitado la irresponsabilidad y la demagogia en sus propuestas electorales? ¿Y por qué no, mejor, aprender de esa inmensa mayoría de vitorianas y vitorianos que han votado a otros partidos, o incluso al mismo PP al que votaron en 2011 o en 2007, antes de que Javier Maroto se equivocara tanto al abordar la cuestión de las ayudas sociales?

Desgraciadamente, la lectura que el candidato del PP a alcalde de Vitoria-Gasteiz hizo a los pocos días de las elecciones no anima a la esperanza: “Si alguien quiere venir a trabajar e integrarse tiene todo mi apoyo, como lo tuvieron extremeños, andaluces y gallegos que vinieron a trabajar, ninguno se puso en la ventanilla de Lanbide para cobrar 1.200 euros sin pegar un palo al agua. Por eso me ha votado mucha gente del PNV o del PSE”, declaró en una entrevista al Correo. ¿Esta va a ser su actitud en los próximos cuatro años? Lo único que le salva es que la segunda fuerza del ayuntamiento es EH Bildu (¡maldito terrorismo, que todo lo ensució!). Pero su salvación puede ser la condena de un proyecto de País Vasco abierto, integrador, cohesionado y solidario. Aún estamos a tiempo de poner en la balanza lo que podemos ganar y lo que podemos perder. Y de actuar en consecuencia.

Blues del refugiado

Dicen que esta ciudad llegó a los diez millones,
unos en agujeros y otros en mansiones;
pero no tiene sitio, mi amor, para nosotros.

Tuvimos una patria que creíamos bella;
todavía en el atlas te encontrarás con ella,
pero ir no podemos, mi amor, ya no podemos.

Allá en el cementerio del pueblo sigue el tejo
dando flor cada año aunque sea muy viejo.
No hacen igual, mi amor, los viejos pasaportes.

El cónsul golpeó la mesa de repente:
"Sin pasaporte, están muertos oficialmente".
Pero estamos aún vivos, mi amor, estamos vivos.

Los de aquel comité me atendieron corteses
y me dijeron: vuelva dentro de doce meses.
¿Pero hoy dónde iremos, mi amor, hoy dónde iremos?

En el mitin oí al orador gritar:
"Nos quitarán el pan si consiguen entrar";
hablaba de nosotros, mi amor, sí, de nosotros.

Me pareció que el cielo retumbaba muy fuerte:
era, en Europa, Hitler pidiendo nuestra muerte;
nos tenía en la cabeza, mi amor, en la cabeza.

Vi un caniche con ropa que un broche sujetaba,
vi una puerta entreabierta por la que un gato entraba;
pero no eran, mi amor, judíos alemanes.

Bajé al puerto; en el muelle me puse a contemplar
que nadaban los peces con total libertad,
solamente a tres metros, mi amor, sólo a tres metros.

Vi, en el bosque, a los pájaros posados en las ramas;
no tenían políticos y a sus anchas cantaban:
no eran la humanidad, mi amor, la humanidad.

He soñado con casas que tenían mil pisos;
mil ventanas, mil puertas tenía un edificio,
pero ninguna nuestra, mi amor, ninguna nuestra.

Bajo la nieve estaba de pie yo en un gran llano
que miles de soldados andaban rastreando:
iban a por nosotros, mi amor, a por nosotros.


("Blues del refugiado" - W.H. Auden, Otro tiempo, Editorial Pre-Textos, 2002, pp. 194-197)

Tan sólo cambiemos "judíos alemanes" por "sirios"...