miércoles, 9 de septiembre de 2009

Políticos idiotas y esclavos

"El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ha reivindicado hoy la "gran política" para evitar la "politiquería" y los políticos idiotas y esclavos, que en nombre de la experiencia intentan impedir la posibilidad de introducir el futuro en las decisiones".

Yo digo claro y alto que suscribo las palabras del ministro de Educación, Ángel Gabilondo, que las hago mías y que me comprometo con ellas. Y con sus consecuencias.
Pues de las mismas se derivan consecuencias. La primera: atreverse a errar. La segunda: dejarse advertir. La tercera: ser capaz de cambiar o de perseverar. La cuarta: asumir la sanción de quienes no acepten tu decisión. La quinta: saber que a pesar de todo el idiota puedes ser tú y que lo que has considerado esclavitud era rigor o prudencia informada. La sexta: así y todo, estar siempre dispuesto a volver a actuar queriendo introducir el futuro en las decisiones políticas.

Para no convertirnos en funcionarios del negociado de sueños dentro de un orden.


Utopía

Se echó al monte la utopía
perseguida por lebreles que se criaron en sus rodillas
y que al no poder seguir su paso, la traicionaron;
y hoy, funcionarios
del negociado de sueños dentro de un orden
son partidarios de capar al cochino para que engorde.
¡Ay! Utopía, cabalgadura que nos vuelve gigantes en miniatura.
¡Ay! ¡Ay, Utopía, dulce como el pan nuestro de cada día!
Quieren prender a la aurora porque llena la cabeza de pajaritos;
embaucadora que encandila a los ilusos y a los benditos;
por hechicera que hace que el ciego vea y el mudo hable;
por subversiva de lo que está mandado, mande quien mande.
¡Ay! Utopía, incorregible que no tiene bastante con lo posible.
¡Ay! ¡Ay, Utopía que levanta huracanes de rebeldía!
Quieren ponerle cadenas.
Pero, ¿quién es quien le pone puertas al monte?
No pases pena,
que antes que lleguen los perros, será un buen hombre
el que la encuentre y la cuide hasta que lleguen mejores días.
Sin utopía la vida sería un ensayo para la muerte.
¡Ay! Utopía, cómo te quiero porque les alborotas el gallinero.
¡Ay! ¡Ay, Utopía, que alumbras los candiles del nuevo día!

1 comentario:

Unknown dijo...

Y eso de la utopía, la que casí tocamos con las manos, lo explicará tan fácil el amigo Carlos Cano...

"Esto es la murga, los currelantes,
que al respetable buenamenta va a explicar
el mercanismo, tira p'alante
de la manera más bonita y popular.
Se acabe el paro y haya trabajo
escuela gratis, medicina y hostipal,
que haya alegria y nunca nos falte
que vuelvan pronto los emigrantes
que haya cultura y prospería".

Pues eso, viva la utopía.