sábado, 26 de septiembre de 2020

El caso Santamaría

Andrea Camilleri
El caso Santamaría
Traducción de Carlos Gentile Vitale
Booket, 2017 (Destino-Planeta, 2016)


"Mauro cree que la visita ha terminado, está a punto de levantarse, pero Biraghi permanece sentado.
-Ayer me invitaron a la casa de unos amigos -dice después de una brevísima pausa-. Estaba también De Simone.
-¿El subsecretario?
-Sí. Lo acompañaba el senador Fondi, de su mismo partido.
Tras un breve suspiro, prosigue:
-No quiero pensar mal, pero tengo la desagradable impresión de haber caído en una especie de trampa.
-No entiendo.
-Tengo la sensación de que mi invitación a la velada la habían solicitado De Simone y Fondi.
-¿Con qué objetivo?
-Darme un mensaje, aunque fuera con muchos rodeos y de manera indirecta.
-Disculpe, pero...
-Los dos estaban bien compenetrados, se devolvían la pelota en un diluvio de palabras, del cual constantemente emergía un concepto básico: que todos aquellos que tienen la misión de hacer respetar las leyes también tienen el deber de no olvidar las repercusiones políticas y sociales de su actuación.
-Que traducido significa: estad atentos a cómo os movéis con la Banca Santamaría, ¿no? -preguntó Mauro, irónico.
-Creo que querían decir precisamente eso. Bueno, usted, querido Assante, prosiga con total libertad. Sólo quería informarlo de la situación"
.

Mauro Assante trabaja en una institución oficial encargada de supervisar la transparencia de las entidades bancarias italianas. Riguroso y responsable, Mauro recibe el delicado encargo de inspeccionar el funcionamiento de una de estas entidades, la Banca Santamaría, sobre la que pesan sospechas de corrupción financiera con implicaciones políticas:

"Todos sabían que el administrador delegado Foschini era una criatura del honorable De Simone, un empresario multimillonario sin escrúpulos consagrado a la política, y que todo el consejo de administración había sido elegido por el senador Fondi. Estos hombres habían transformado la Banca en una caja del partido, como denunciaban decenas de cartas denunciando los hechos y algunos artículos de periódico. Inspeccionarla significaba meterse en la boca del lobo".

A esa tarea dedica el protagonista los meses de junio y julio, encerrado en su domicilio de Roma, mientras su mujer y su hijo aguardan a que se reuna con ellos en un pueblecito de montaña donde viven sus padres. Pero la conversación mantenida con Biraghi, su superior jerárquico en la entidad supervisora (¿ella misma una advertencia velada, un viscoso tentáculo derivado de la velada en la que se encontró con De Simone y Fondi?) se va a ver confirmada en la práctica, y Mauro se verá atrapado en una desasosegante tela de araña que acabará arruinando no solo su investigación, sino su vida.

Camilleri, fustigador incansable de la corrupción institucionalizada en su país, describe en esta breve novela la derrota de un David cívico frente al Goliath de la corrupción política y económica, el descenso a los infiernos de un ciudadano honesto que se aferrará, al final, a la venganza personal. No es una historia ejemplar ni con final feliz. Pero es otro excelente relato del maestro Camilleri.




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