domingo, 30 de diciembre de 2018

Invierno

Invierno
Rick Bass
Traducción de Silvia Moreno Parrado
Errata Naturae, 2018

"Un escritor en un valle de trabajadores. Tal vez lo novedoso de la situación les permita tolerarme. Nadie pregunta si voy a pasar aquí el invierno; su forma de expresarlo es, más bien: 'Entonces, ¿vas a intentar invernar aquí?'. Y entonces, si aguanto toda la estación, ya seré un residente".

Aquí es el valle del Yaak, en el extremo noroeste de Montana, en la frontera misma con Canadá. El invierno al que se refieren es un superinvierno: 32 grados bajo cero, ventisca y nieve en abundancia:

"Aquí, en invierno, es otro mundo [...]. No hay reglas. Puede pasar cualquier cosa. No se puede dar nada por sentado. En casi todos los sitios sí se puede, pero [...] en Yaak nunca. Cuando está nevando de verdad, sales a la leñera con una cuerda atada a la cintura, para que, si arrecia la ventisca mientras estás de espaldas, al menos puedas encontrar el camino de regreso a la cabaña, en lugar de quedarte dando vueltas en círculos cada vez más amplios, siguiendo esa brújula desquiciada, maldita y perdida que todos llevamos dentro".

El escritor es Rick Bass, que en 1987 se instaló en el Yaak junto con su pareja, Elisabeth Hughes, cuyos evocadores dibujos acompañan el texto.

Leerlo, como he hecho yo, junto a una cálida y rumorosa chimenea, unnos días en los que la temperatura por la mañana llegaba a bajar hasta menos 5 grados, ha sido una delicia.
Aunque el simple hecho de leerlo casi llega a provocar agotamiento.

Vivir en un entorno como el Yaak exige que gran parte de la existencia cotidiana gire en torno a la madera que, en los dias más fríos,  permitirá lograr esos grados imprescindibles para sobrevivir. Madera que hay que trocear con la motosierra, cargar y transportar, desmenuzar con el hacha, almacenar, quemar... y volver a empezar.
Es verdad que también está el Dirty Shame, el único bar de la zona donde disfrutar de la cerveza y la  conversación  con la pintoresca fauna humana que habita el valle. Una cofradía consagrada a celebrar el invierno, pues de adaptarse a sus rigores depende su supervivencia:

"El peligro de abandonare a pensar en la primavera (pastos verdes, paseos, pies desnudos, lagos, pesca con mosca, ríos y sol, sol caliente) es que, una vez que esos pensamientos se te meten en la cabeza, no puedes echarlos.
ama el invierno. No lo traiciones. Sé fiel.
Cuando llegue aquí la primavera, ámala también, y después el verano.
Pero tienes que ser leal al invierno en roda su magnitud (en toda su magnitud y con sinceridad) o te verás tirado en la cuneta, ansiando una primavera a la que aún le falta mucho por llegar, y el invierno te habrá abandonado y en su lugar tendrás la fiebre de la cabaña, la peor.
Cuanto más frío hace, más tienes que amarlo".

Otro acierto de Errata Naturae.

No hay comentarios: