En un interesante artículo publicado hoy en EL PAÍS, Antonio Estella reflexiona sobre la paradoja que supone que la derecha gane las elecciones europeas tras naufragar el neoliberalismo, y que gobierne tantos países aplicando políticas socialdemócratas.
Yo aporto aquí mi humilde contribución a esta reflexión que hoy, en esta Europa escoradísima hacia la derecha, resulta crucial.
Ya me he referido en un comentario anterior a la importancia de las narrativas en la política actual. Pues bien, esta es mi tesis: la paradoja planteada por Estella se explica al menos en parte por el hecho de que desde hace ya muchos años son las narrativas más conservadoras las que explican lo que ocurre en el mundo.
En su libro La doctrina del shock Naomi Klein escribe: "Algunas personas almacenan latas y agua en caso de desastres y terremotos, los discípulos de Friedman almacenan un montón de ideas de libre mercado". Así es.
En 1962, Milton Friedman escribía lo siguiente: “Sólo una crisis –real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que esa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelve políticamente inevitable”. Escrita momento cultural e ideológico absolutamente distinto del actual, radicalmente reactivo al programa friedmanita, esta reflexión resulta de una sorprendente lucidez.
La izquierda ha asumido en su literalidad más plana y prosaica aquello que Karl Marx expresó en su 11ª Tesis sobre Feuerbach (1845): "Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo". No han sido los filósofos los que se han dedicado a interpretar -es decir, a dar sentido a- el mundo, sino los conservadores. Sus ideas de libre mercado (desregulación, privatización, liberalización, remercantilización...), almacenadas a montones, están siempre preparadas para extenderse en las sociedades que se enfrentan a situaciones de crisis (reales o percibidas).
Por eso la derecha gana los gobiernos incluso cuando sus políticas han perdido con la crisis. Entre otras cosas.
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