Y cabras montesas, en el Callejo Grande de Curavacas. El verano pasado había tres; esta vez eran una veintena. Entre ellas, unos cuantos corderos.
Uno se apoya en la mochila. Porque en el momento en que nos quitamos el peso de nuestros hombros no sabemos enderezarnos enseguida; ¡pues resulta que era el peso lo que antes nos daba seguridad y equilibrio! [George Simmel]
sábado, 26 de agosto de 2017
Naturaleza leída y caminada (II)
Y entre cumbre y cumbre, he podido observar (y ser observado por)
abundantes ciervos y rebecos. Sobre todo rebecos: este año parecen
abundar; de hecho, he podido ver nutridas manadas o animales solitarios
en prácticamente todas las salidas Aquí dejo algunas fotos escogidas.
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