Caminar la vida. La interminable geografía del caminante
Traducción de Hugo CastignaniSiruela, 2022
"Todo viaje participa de esta búsqueda de un espacio donde la existencia se convierte en un acto de reconocimiento inmediato y embelesado. Cada cual busca el sitio de su renacimiento en el mundo. [...] No es necesario irse muy lejos. [...] En ciertos lugares, experimentamos justamente el sentimiento de que nos estaban esperando, de que jamás habían dejado de perseguirnos. No es un descubrimiento, sino un retorno".
Le Breton, que ya se ha asomado por aquí, es una de las referencias indiscutibles en ese género que me atrevo a bautizar como walking writing. Y es que tiene algo de paradoja que justo ahora, en esta época en la que el "Homo caminans", ese ser que hace del caminar erguido su característica más definitoria, se ha transformado en "una humanidad cada vez más sentada", proliferen los libros que tratan sobre los caminos y sobre el caminar.
Como esta deliciosa obra en la que encontramos capítulos que hablan sobre la planificación, el desarrollo y las dificultades de las caminatas (con títulos como "Ponerse en marcha", "Ritmo", "Trazar su propio camino" o "Inconveniencias"), en los que Le Breton se muestra como un caminante "clásico", crítico con una determinada manera de tecnologizar la práctica del caminar, tan habitual hoy en día, crítica que comparto y sobre la que ya hemos hablado aquí:
"[E]l GPS es contrario a la filosofía del caminar porque transforma el camino en trayecto, subordinándolo al objetivo y disolviéndolo para convertirlo en puro
pasaje indiferente; eliminando la poética del mundo al reducirlo a una serie de datos numéricos; captando una mirada a la que le ha dejado de importar el paisaje o el ambiente, absorbida, de hecho, por la pantalla. La tecnología transforma los desplazamientos en algo utilitario, olvidando el camino; ya no es posible perderse y tener que preguntar por las direcciones, ni descubrir lugares inesperados, pues el trayecto se efectúa con los ojos en la pantalla, en un borrado radical de toda imaginación. La satisfacción de orientarse por uno mismo desaparece".
Pero, sobre todo, en este libro Le Breton profundiza en la espiritualidad del caminar, más que en sus dimensiones prácticas. Así, escribe: "La experiencia del caminar es una inmersión en otro mundo, en otro tiempo, en otro espacio, en otro uso de la vida". Y también: "Toda marcha solitaria, hasta la de unas pocas horas, agudiza el sentimiento de la presencia del mundo, confiere una libertad de conciencia y de
movimiento". Leyendo estas y otras reflexiones en el mismo sentido pensaba en otras "distracciones" tan contrarias, en mi opinión, a esa espiritualidad del caminar como son las carreras de montaña, en especial las concentraciones masivas, o el caminar por la naturaleza escuchando la radio o con auriculares. Pero bueno...
Y hablando de la espiritualidad del caminar, no podía faltar una referencia al Camino de Santiago que para Le Breton es ocasión para experimentar "la sensación de estar religado al mundo". Para concluir con esta reivindicación profunda del caminar, que solo puedo aplaudir y hacer mía:
"El hombre contemporáneo tiende a rechazar el sentimiento religioso, pero vive a menudo momentos de trascendencia profana, la irrupción de una íntima sacralidad. La peregrinación y el caminar, en general, favorecen emociones que proporcionan el sentimiento de estar apasionadamente vivo. En un mundo utilitarista, donde todo lo que no sirve perece, nos evoca la pasión de lo inútil. Una caminata no vale para otra cosa que para hacer maravillosas las horas".
Así pues, a caminar...
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