viernes, 19 de junio de 2020

Juntemos las tribus

Carolyn Forché
Gathering the Tribes / Juntemos las tribus
Edicion bilingue
Traducción de Claribel Alegría y Lillian Levy, Con el reconocimiento a Maya Flakoll Gross
Visor, 2017

"Anoche vino una muerta
junto a mi cama, falda negra, rebozo
negro. Palpó
mis frazadas, cantó como el viento
en una grieta, vio
que tenía los ojos abiertos.
Fue a la cocina
sin dejar huellas,
hizo sonar las ollas, cantó ma-he-yo".


No sabía nada de Carolyn Forché (Detroit, 1950) hasta que hace un par de meses leí su libro Lo que han oído es cierto. Testimonio y resistencia (Capitán Swing, 2020). Me impactó y me dejó con ganas de conocer más de su obra. He empezado por su primer libro de poemas, publicado originalmente en 1976, por el que obtuvo el Premio de la Universidad de Yale a Jóvenes Poetas.

En 1977 pasó un tiempo en España, periodo en el que tradujo al inglés la obra de la poetisa Claribel Alegría, nacida en Nicaragua aunque vivió su infancia y adolescencia en El Salvador. Fue en ese momento cuando empezó a forjarse su relación con América Central. Entre enero de 1978 y marzo de 1980 vivió en este último país, en las agitadas vísperas de la guerra civil, donde trabajó en la oficina de derechos humanos de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA). Lo cuenta así en una entrevista en Dissent:

"[Mi viaje a El Salvador] comienza [...] cuando me hice amigo de una joven que estaba casada con un colega mío en la Universidad Estatal de San Diego. Era hija de una poetisa y me decía que leyera la poesía de su madre. Finalmente lo hice, y me sorprendió saber que, aunque la poesía de su madre había sido traducida a varios otros idiomas, nunca se había traducido al inglés, aunqu ella era una formidable poetisa centroamericana.
[Su hija Patricia] y yo decidimos traducirla juntas, lo que presentaba desafíos importantes no tanto por mi español (que no era muy bueno) sino por mi desconocimiento de las condiciones de vida bajo las dictaduras en América Latina. Entonces Patricia sugirió que la acompañara a Mallorca, España, para quedarme con sus padres. Su madre podría contarnos las historias detrás de los poemas y ayudarnos a lograr una traducción al inglés que hiciera justicia a las versiones en español. Ese verano fue realmente transformador para mí. Pasaba las tardes en la terraza de Claribel, sentada justo fuera del círculo de sus diversos invitados, que se reunían todas las tardes para hablar sobre política y literatura. De ellos aprendí mucho sobre las guerras sucias en Argentina y Chile, y mucho de lo que estaba sucediendo en Paraguay y Uruguay en ese momento. Muchos de sus invitados eran exiliados de esos países, y yo estaba tratando de ponerme al día, tanto con el español como con las realidades que se me abrían. Comencé a darme cuenta de que había un denominador común en estas historias: el apoyo del gobierno de los EE. UU. a estas dictaduras militares".

El libro se compone de tres partes tituladas, respectivamente, “La quema de los gusanos del tomate”, "Canto que se avecina" y "El lugar que se teme yo lo habito". En la primera parte encontramos poemas en los que recuerda sus orígenes familiares en Europa central: "Yo te culpo por criarmen en lengua eslava / me golpeabas en el traspatio, me enseñaste a bailar"; "Nuestros iconos, nuestra cruz, las balalaikas / ardieron".

En la segunda recoge su convivencia con una familia de indios pueblo, primero, y tewas, después, en Nuevo México; lo cuenta en Lo que han oído es cierto (pp.27-30). La naturaleza y la vida en ella son las protagonistas de muchos de los poemas, junto con los sentimientos y las actividades de las mujeres indígenas:

"En un claro de los álamos humeaba un tipo.
Al ulular el búho giró la cabeza.
Con eso ganamos tiempo"

Por cierto: si se publica una segunda edición del libro, cosa que espero, conviene que la editorial revise el primer poema de esta segunda parte, "Invocación al alce", ya que se han dejado sin traducir al español los primeros tres versos:

"Near lone pine
remote men
spite out chew".

La tercera parte continua con el protagonismo de la naturaleza, pero es también explícitamente sensual, una celebración libérrima del amor bisexual:

"La sopa casi lista, mis pechos
gotean por el vapor de la olla.
Desliza por mi cuello su barba de un día.
me abro la ropa para sus manos".

Ó:

"Las moscas nos asediaban.
Jacinta se acercó a gatas.
me abrió las pantorrillas con las manos,
apartó mis talones.
Una boca de mujer
no es diferente [...]".

En este libro se nos muestra una poetisa en formación, vitalista y terrenal, poeta de recuerdos y voces, de olores y sabores. El próximo libro será El país entre nosotros, publicado originalmente en 1981, tras su experiencia salvadoreña y dedicado a la memoria del asesinado Monseñor Óscar Romero.


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