Unai Sordo
¿Un futuro sin sindicatos?
Introducción y epílogo de Bruno Estrada.
Los Libros de la Catarata, 2019
La reflexión de Unai Sordo empieza con una idea sugerente, que no se aborda en profundidad, pero que constituye una de las líneas de fondo del libro: la idea de que en el futuro seguirá habiendo organización colectiva de defensa de los derechos de las personas empleadas, pero lo que está en duda “es si eso se materializa a través de organizaciones que pretenden agregar intereses compartidos, o se canaliza a través de expresiones más o menos espontáneas, neocorporativas o reactivas”. La expresión más clara y actual de esta segunda materialización es la organización “asindical” del mundo del trabajo, representada por el modelo de capitalismo de plataforma.
Por tanto, más que una reflexión sobre la posibilidad de que en el futuro las preocupaciones y las demandas relacionadas con el ámbito laboral puedan plasmarse mediante estrategias y reivindicaciones "asindicales" (la eclosión y generalización de partidos de ultraderecha es una de ellas), el libro de Unai Sordo se centra en la forma en que un sindicato como CCOO debe repensar su cultura, estructura y acción para continuar siendo en el futuro un referente para las trabajadoras y los trabajadores.
Aunque los sindicatos españoles vienen sufriendo desde hace años una evidente pérdida de legitimidad social, expresada tanto en estudios de opinión (según el CIS, el porcentaje de personas que manifiestan no tener ninguna confianza en los sindicatos ha pasado del 19,4% en 1996 al 37,3% en 2017) como en la reducción en prácticamente toda la OCDE de la densidad sindical, es decir, la cantidad de trabajadoras y trabajadores afiliados a sindicatos en relación al total de la población con empleo, lo cierto es que CCOO tiene en la actualidad cerca del millón de personas afiliadas,
cotizantes y al corriente de pago, de las que alrededor de 415.000 son mujeres. Por otro lado, como resultado de las elecciones sindicales, este sindicato cuenta con más de 96.000 representantes elegidos en miles de centros de trabajo, lo que convierte a CCOO en el sindicato mayoritario en España.
No obstante, Unai Sordo dedica las primeras páginas del libro a plantear estrategias que combatan la tendencia del modelo sindical español a desincentivar la afiliación (convenios colectivos erga omnes, de aplicación general al margen de que exista o no la afiliación sindical: el problema del free rider analizado por Mancur Olson), la ausencia de representación sindical de millones de trabajadoras y trabajadores de empresas pequeñas, así como para disminuir la rotación en la afiliación, ya que “Hay una afiliación «utilitarista» que «utiliza» el sindicato a demanda cuando tiene una contingencia. El reto es que estas personas entiendan que el valor del sindicato es resolver problemas concretos, lógicamente, pero sobre todo, organizar a la gente”. También se trata de recuperar la posición de los sindicatos como agentes fundamentales para definir las políticas sociolaborales, posición que se ha visto enormemente debilitada tras sucesivas reformas laborales, particularmente la de 2012, cuya reversión considera imprescindible.
La necesidad de una financiación pública estable y suficiente, la función del sindicato como agente que "introduce la democracia en la empresa”, la autocrítica (a mi juicio insuficiente) de la posición de CCOO durante la crisis, los riesgos de la participación financiera de las y los trabajadores en las empresas, la acción sindical ante la robotización y la digitalización, la relación con los partidos políticos y los movimientos sociales (muy bien planteada en relación al feminismo, no en relación a otros movimientos), su papel en el contexto global, son cuestiones que sirven al autor para profundizar en esa reflexión sobre el futuro de los sindicatos.
Y en el transcurso de esta reflexión Unai Sordo formula una tesis que, en mi opinión, debería convertirse en el foco a partir del cual un sindicato como CCOO tiene que repensarse: "El sindicato se tiene que organizar de manera que facilite la integración de lo que la empresa ha desintegrado". La empresa posfordista (desregulada, dispersa, desconcentrada, globalizada) ha desintegrado los procesos productivos, ha precarizado el estatuto laboral, ha desbaratado las regulaciones nacionales, ha deslaborizado cada vez más puestos de trabajo y, como consecuencia, ha desintegrado la totalidad de la existencia de las personas y las familias trabajadoras: sus salarios, sus espacios locales, sus temporalidades, sus proyectos de futuro,sus solidaridades, sus identidades...
Por eso, además de "impulsar una visión periférica que vincule entre sí estas partes fuertes y debilitadas del mundo del trabajo", recuperando para ello la clase como ese vínculo colectivo que ha sido y debe volver a ser, un sindicato sociopolítico como CCOO debe trabajar para integrar también lo que el capitalismo neoliberal ha desintegrado fuera de la empresa. Al fin y al cabo, esta es una de sus señas de identidad: "CCOO es un sindicato sociopolítico que además de reivindicar la mejora de las condiciones de trabajo y de vida, asume la defensa de todo aquello que nos afecta como trabajadoras y trabajadores, dentro y fuera de la empresa".
Es un libro con más preguntas que respuestas, con más retos que soluciones: pero los retos están formulados con claridad, y las respuestas tendremos que encontrarlas entre todas y todos.
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